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Ayala atribuye a los comerciantes el retraso del cierre del Mercado Norte

Reitera que el deseo municipal era completar el paso a las dependencias provisionales el 15 de julio, «pero los concesionarios no han acabado las obras que tienen que hacer»

Operarios revisan la cubierta del Mercado Norte provisional, que lleva meses a la espera de funcionar.TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Lejos de reconocer un error de cálculo, la alcaldesa, Cristina Ayala, optaba por huir hacia delante y defender la fecha del 15 de julio fijada -y anunciada a bombo y platillo en rueda de prensa por los concejales de Comercio y Urbanismo- para el cierre del Mercado Norte. Preguntada por el más que probable -y poco sorprendente- retraso, la regidora aseguró que aquel plazo se marcaba «porque nosotros deseábamos que ese día se trasladasen los comerciantes, pero lo cierto es que no han terminado las obras que tienen que hacer» para ocupar sus nuevos puestos en las instalaciones provisionales que aguardan su turno en la plaza de España.

Podría deducirse de su explicación que los concesionarios tienen en su mano la llave de la mudanza, cuando en realidad han de ajustarse al procedimiento marcado por el Ayuntamiento, que hace apenas un mes comenzaba a dar luz verde a las actuaciones propuestas para adaptar cada puesto a la actividad comercial particular. Algunas incluso se encuentran todavía pendientes de los informes favorables oportunos, lo que hace impensable cumplir con el calendario ‘oficial’ que el pasado lunes todavía se empeñaba en defender, aunque con menor contundencia que en ocasiones anteriores, el concejal de Comercio.

Por su parte, Ayala parecía responsabilizar a los comerciantes y tras achacar a las obras en cuestión la demora y les pedía -casi exigía, pero descartó el verbo con rapidez, aunque en voz alta- «su colaboración para que estén terminadas cuanto antes». Descartaba, pues, el 15 de julio como día de cierre y reconocía que no habrá nueva fecha, pues el traslado será cuando los trabajos previos hayan culminado.

Los concesionarios llevan meses advirtiendo sobre la inviabilidad de cumplir el plazo fijado y ahora mismo tienen más claro que nunca que es «imposible del todo».