El plan de seguridad de la Catedral se extenderá a Las Huelgas y la Cartuja

El 15 de abril de 2019 las televisiones de todo el mundo retransmitieron el incendio que asoló la catedral de Notre-Dame de París. Ese día también se vio ese incendio desde el parque de Bomberos de Burgos. Y uno de los primeros pensamientos que circularon entre los responsables del parque fueron hacia la Catedral de Burgos, recuerda el subjefe de Bomberos, Javier Llorente. Sobre la necesidad de contar con fichas de intervención y planos de situación para actuar con la mayor rapidez y eficacia.

Cinco años después, la pandemia retrasó los trabajos, este plan de seguridad de la Catedral está terminado y se quiere extender este modelo de fichas de intervención a otros dos edificios singulares de la ciudad, Las Huelgas y la Cartuja. Dos edificios que, apunta Llorente, no ofrecen las dificultades, en caso de intervención, que sí tiene la seo burgalesa. La Catedral fue el primer lugar en el que se inició este protocolo de actuación.

Las fichas que elaboran los Bomberos se dividen en tres ramas, los llamados edificios singulares, la industria, y los garajes, que representan una de las intervenciones más complejas a las que se enfrentan los efectivos del parque de Burgos.

La casualidad quiso que en en esas fechas entrara en la sala de comunicaciones del 1-1-2 un aviso sobre un posible incendio en la Catedral. Llorente recuerda que era el aviso de «una persona veía un resplandor dentro de la Catedral». Los Bomberos enviaron una dotación y cuando legaron al lugar comprobaron que se trataba de un ahuyentador de palomas que había hecho contacto y salían unas chispas, unos destellos. Se avisó al responsable y se desconectó, y se pensó que se podía hacer una visita para ver cómo estaban las cubiertas.

En esa visita se comprobó que las cubiertas «son de metal», un cambió que se hizo en años 60 del pasado siglo. A partir comenzaron las visitas, empezando por el exterior del templo, con el objetivo de hacer un recorrido perimetral para conocer al detalle los acceso, así como la colocación de los hidrantes. Las fichas de actuación recogen esa información, clave para que los efectivos desplazados para realizar una intervención sepan cuál es el acceso más directo y cercano al lugar de la emergencia.

Tras esa visita al exterior, el trabajo de los profesionales del parque de Burgos se centró en el interior del edificio, donde, por las características del templo, para recorrer «las partes más interesantes, el coro, el retablo mayor, las entrecubiertas». El recorrido de la Catedral lo ha realizado toda la plantilla del parque de Burgos.

No obstante, la complejidad de la Catedral como edificio en el que actuar en el caso de un incendio no solo se centra en las singulares características del inmueble, también en el contenido que atesora, lo que obligaría a realizar un plan de contingencia para el tratamiento de las obras de arte. La pregunta que surge en este caso es cómo se actúa en un incendio en el que peligran obras de gran valor. Porque, apunta el subjefe de Bomberos, «un sepulcro habrá que taparlo, un cuadro se podrá recoger y transportarlo a otro sitio». Eso implica además a otros estamentos, como Patrimonio, los propios responsables de la Catedral, lo que hace que sea «complejo» intervenir «sobre todo en un templo que tiene tantísimas obras de arte». El plan de contingencia podría contemplar la manera de evacuar las obras de arte a «una zona limpia» que «podría ser el claustro, y una zona además que, claro, que estuviera custodiada por la policía».

Si tuvieran que intervenir, todo sería complejo. Porque, cómo se actúa ante un hipotético incendio en el altar mayor, «con las toneladas de madera que hay». A lo que se añade que es un edificio que no está compartimentado y que tiene, además, una gran altura. Ya solo el acceso «es complicado», desde la colocación de los camiones hasta qué potencia de chorro se puede aplicar. Pese a esa complejidad, el plan de seguridad ayuda a que se puede hacer de la manera más eficaz posible.