Los fondos del Archivo Municipal muestran las mil y una caras de la ciudad desde el medievo
La memoria de la ciudad desde 1097 hasta hoy se conserva en el Palacio de Casltilfalé. Documentos, imágenes, grabados y mapas que dibujan los Burgos del medievo, del siglo XIX, la versión nazi, la industrial, la religiosa...
Los territorios son fiel reflejo de la vida de sus habitantes en cada momento y circunstancia. Una ciudad milenaria como Burgos no es ajena a eso. Ha tenido mil y una caras y todas se conservan en el Archivo Municipal de Burgos en forma de legajos y documentos pero también en imágenes. El Burgos medieval en documentos, cómo se han ido conformando los barrios de la ciudad, el Burgos de los alegres años 20 o la ciudad nazi capital del franquismo o su desarrollo industrial. Todo se puede consultar en las instalaciones del Palacio de Castilfalé donde conservan 317.000 documentos. O en su catálogo on line donde están disponibles uno de cada dos documentos.
Entre los más curiosos el más antiguo. Destinado al patrón de la ciudad. San Lesmes. Se trata del documento en el que Alfonso VI concede al Monasterio de San Roberto de Casa Dei, en la persona de Adelelmo. Ubicado en las proximidades de la ciudad de Burgos está dotado con un coto, un horno, un molino y derechos reales en la villa de Cótar. Son los inicios del Monasterio de San Juan. Los hay entrañables. Como la copia del Himno a Burgos conservada en una cuidadosa caja tapizada. Otros son objetos, como la cruz gamada de Hitler entregada a un insigne burgalés de la época o una enciclopedia de la Alemania nazi recuperada por un burgalés en un contenedor de basura de Edimburgo.
«Hay documentos muy valiosos que por vergüenza incluso se esconde o se pueden destruir, creo que es un error, recuperar documentos del pasado nazi por ejemplo, me parece fundamental, si no se recuperan, se pierde la historia, y lo que no se conoce ..», explica la directora del Archivo Municipal de Burgos, Yolanda Rodríguez.
Toda esta memoria, más allá del funcionamiento ordinario del Ayuntamiento de Burgos que desde marzo del año pasado ya es solo digital, están los Fondos Documentales. Hay tres tipos: el municipal, el gráfico y otros fondos.
El primero se divide entre los documentos históricos, del Burgos medieval. La ciudad que fue del siglo X al XIX. La nota histórica mas antigua data de 931, cuando Muniadona, señora de Lara y condesa consorte de Castilla, otorga el fuero de Lara a 66 lugares de su jurisdicción. Después privilegios rodados, cartas plomadas o privilegios rodados, «documentos históricos que han sido restaurados». La sección de libros corresponde a la documentación municipal del siglo XII al siglo XXI y está formado por 6.000 libros de contabilidad, padrones de habitantes, registros, presupuestos... Aunque son singulares los Libros de Actas «una de las colecciones más completas de España» donde el más antiguo data de 1379. Todos estos documentos están digitalizados y disponibles al público. La sección administrativa se refiere a la actividad jurídica, política y administrativa del Consistorio burgalés repartida entre los siglos XIX y XX. En total 12.500 legajos. Es la única sección del fondo monumental que sigue abierta mediante la transferencia de documentos municipales una vez pasados más de cinco años desde su emisión.
Nada hay más poderoso que una imagen. Y las colecciones del fondo gráfico del Archivo Municipal de Burgos son un paseo por el Burgos de ayer. La nostalgia de observar zonas cotidianas que apenas se reconocen. La curiosidad de la vestimenta y costumbres de otra época. Y es una de las consultas más interesantes. «De los fondos gráficos conservamos todo, todo sirve, desde una habitación vacía de los años 60 a las imágenes de retratos que nos hablan de la vestimenta o las joyas de la época y que es algo muy útil, por ejemplo, para las productoras que realizan series de televisión», explica la directora del Archivo Municipal.
Aunque los desvelos del equipo del archivo (son nueve aunque tienen asignados 12 trabajadores) es la organización, clasificación y digitalización de un archivo gráfico que no ha hecho más que crecer en los últimos años. A las 2.000 instantáneas de la Memoria Gráfica de Burgos que se realiza en colaboración con los ciudadanos y está abierta, se unen siete fondos gráficos que reúnen más de 90.000 instantáneas.
La colección de José Antonio Cortés es de las más antiguas y abarca desde 1850 a 1944. En total 4.400 instantáneas de un Burgos diferente compuesto por 1.643 negativos y 1.660 copias en papel disponibles en el catálogo digital. También están disponibles algunas de la 2.500 placas de cristal de Alfonso Vadillo que recrean la ciudad de 1878 a 1945. La colección más grande es la municipal compuesta por 18.897 instantáneas que la institución municipal ha ido adquiriendo desde los años 50 cuando se vio el importante papel de la fotografía como documento histórico. Hay curiosidades como las instantáneas de los fotógrafos itinerantes del siglo XIX.
A todos estos fondos hay que unir la colección de foto Villafranca de 1.000 imágenes digitales adquiridas a Eliseo Villafranca.
En fase de incorporación está el Fondo Fede, un a ingente colección del pasado reciente de la ciudad visto a los ojos de Fede padre e hijo de 50.000 instantáneas. Se ha externalizado la clasificación y digitalización de las últimas 14.000. Esta colección arranca en el Burgos de 1934. También está en fase de incorporación al catálogo digital la colección de González Manero. Un total de 5.300 negativos y 6.700 fotos de 1896 a 1959 que están desmenuzando tres personas del equipo. «Vamos catalogando día a día porque es una colección muy amplia pero que estaba muy desorganizada y es que el trabajo no es guardar la imagen en el sistema informático, es una labor compleja de organizar la información», explica la responsable del Archivo.
Otros grandes nombres de la cultura burgalesa alimentan esa historia común que se guarda en el Palacio de Castilfalé. Hay documentos como los documentos de los Hospitales históricos y los municipios anexionados pero también el fondo de Antonio José con partituras únicas que, gracias a la labor de conservación del equipo de archiveros municipales han podido recuperarse e interpretarse. Los documentos del Doctor Rafael Vara, de los arquitectos Álvaro Díaz Moreno y Valentín Junco que configuraron edificios hoy emblemáticos, o los archivos y manuscritos de Cantón Salazar, ya mas modernos de Gervasio Fournier o el pasado industrial de Miguel Pérez Pascual. Por conservar el Archivo atesora imágenes de cuando su sede fue la casa de los Condes de Castilfalé. Sus salones convertidos en espacios de la vida de una familia y que hoy conserva los recuerdos de una ciudad.