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La ‘Cueva Negra’ regada por el río Rudrón

Esta pequeña localidad es conocida por el famoso Pozo Azul

Burgos

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Covanera es una pequeña localidad de la provincia de Burgos que está a la orilla del río Rudrón, cuyo nombre significa ‘Cueva Negra’. Está situada a 52 kilómetros de la capital y que pertenece al ayuntamiento de Tubilla del Agua. Se llega a través de la carretera N-623, la que une Burgos con Santander. Es el paso de las aguas el río Rudrón el que ha conformado la roca, lo que ha dejado un paisaje peculiar y espectacular en el que se puede apreciar el paso de los años y el efecto de la erosión del agua. 

Aunque el Rudrón es el río más conocido, Covanera también está regada por el río Moradillo o Sedanillo, donde une su caudal con el Rudrón. En la zona baja de la localidad, en el barrio de Santa María, se puede disfrutar de una acogedora zona de baño que, sumada a los columpios cercanos y algunos establecimientos de hostelería, conforman un lugar ideal para pasar un día en familia junto a la naturaleza. Covanera está estrechamente al Pozo Azul, un precioso manantial que lleva este nombre por el color de sus aguas, azul turquesa. El agua que emerge fría y cristalina del Pozo Azul procede del anticlinal de Huidobro y desemboca en el Rudrón a través del arroyo de Las Pisas, de unos 300 metros. Bajo sus aguas se esconde la galería subacuática más larga de España, de la que solo se conocen 14 kilómetros y que todavía tiene muchos tesoros por descubrir. Así, hace un año se conocieron nuevos hallazgos en esta cueva submarina por parte del espeleólogo británico Jason Mallinson y su equipo. Está última exploración en el Pozo Azul ha permitido vislumbrar 660 nuevos metros.

Solo profesionales acreditados pueden acceder a bucear por sus aguas subterráneas. No obstante, el baño está permitido, pero solo para aquellos que sean capaces de soportar temperaturas del agua que no sobrepasan los 11 grados.

Cuando se recorre la localidad, se pueden apreciar una notable arquitectura popular, con especial referencia a las casas blasonadas. Destaca una gran casa, el palacio de los Fernández-Huidobro. Construido en el siglo XVII, su estado es de semirruina, con el interior abandonado y el tejado en peligro de derrumbe. Esta residencia, como el resto de casas del barrio de Santa María, está construida adecuándose al desnivel de la ladera en que se levantó esta parte del pueblo.

La visita por la localidad merece una parada junto a la iglesia de Santa María. Aún conserva elementos originales de su estilo románico, tanto en el interior, con capiteles con sencilla decoración floral, como en el exterior, como una venta con arco de medio punto. Reformas posteriores han dejado elementos góticos y barrocos.