TROTABURGOS
Pampliega. El descanso del rey
El monarca visigodo Wamba eligió la localidad para retirarse, pero lleva 750 años alejado de la villa medieval que exige su regreso
Vista general de Pampliega.
La localidad de Pampliega, a 30 kilómetros de la capital, atesora un pasado medieval en el que fue una ciudad comercial de esplendor en la época visigoda. En la hoy tranquila localidad en la ribera del Arlanzón quiso descansar para siempre el rey Wamba. En la ribera del Arlanzón encontró reposo el sucesor de Recesvinto, cansado de las intrigas entre cristianos, arrianos, hispanorromanos y nobles visigodos.
Ya retirado como rey eligió vivir sus últimos días en el monasterio de los monjes negros de San Vicente en la localidad de Pampliega. Aquí decidió recibir sepultura. Murió en el año 688 y fue enterrado en la puerta de la iglesia del monasterio de San Vicente. El 13 de abril de 1274 el rey Alfonso X el Sabio ordenó su traslado a la iglesia del Alcázar de Toledo aunque hoy está en su catedral. Wamba fue el primer rey de la península coronado. Y esa gesta se vivió en la Catedral de Toledo donde hoy descansa. Pero Pampliega sigue reivindicando la última voluntad del rey 750 años después: que los restos regresen de su exilio de siete siglos en Toledo.
El monarca está muy presente en la localidad con un monolito con un bajorelieve de su figura. Han dedicado una calle y una plaza en su honor y un sello con su anagrama. También han dedicado unas jornadas a recuperar ese pasado visigodo y hasta un funeral este mes de abril en su honor.
Pero Pampliega es mucho más que el rey Wamba. Una impresionante iglesia de San Pedro Cátedra se alza grandiosa dominando el punto más alto de la localidad. El edificio se construyó en tres periodos: del siglo XIII se conservan dos capillas laterales; del XVI la ampliación de la primitiva iglesia en forma de cruz latina; y del siglo XVI un retablo de Domingo de Amberes que es el más bello de la zona.
De su riqueza medieval habla el rastro de su recinto amurallado. Se sabe que Pampliega tenía tres puertas: la de Burgos al norte, la del Puente al oeste y la de Presencio al Sur. Se conserva esta última con un arco rebajado al exterior y plano en el interior. También destaca el puente medieval que cruza el Arlanzón y permite acceder a una localidad que hoy cuenta con unos 500 habitantes aunque presume de un pasado señorial en cada rincón de sus calles.
En la zona también hay espacios verdes para descansar, como seguramente pensó el buen rey. Entre los itinerarios destaca el Encinar de Torrepadierne un bosque de encinas con más de 500 años de antigüedad. Un espacio natural único donde pueden pastar corzos, jabalíes, tejones, gavilanes, águilas culebreras y algún ejemplar de águila real. Es el único encinar de este tipo que se conserva en la zona.