«El Camino de Santiago sigue sin ser accesible»
Los burgaleses Dabiz Riaño y Leticia Río se suman de nuevo al viaje de la Asociación CompostELA, que demanda una Ruta Jacobea inclusiva para las personas con discapacidad
El Camino de Santiago tiene dos caras. La amable, de la que más se habla, refleja las emociones a flor de piel del peregrino durante el trayecto y culmina con su entrada triunfal en la plaza del Obradoiro. La otra, habitualmente revestida de cierta épica -no es para menos-, alude a la dureza del itinerario, tan largo y a veces tortuoso que, inevitablemente, deja como recuerdo una buena colección de ampollas en los pies. Sin embargo, apenas se suele abordar una realidad que afecta a las personas con algún tipo de discapacidad física. En su caso, el más mínimo obstáculo es lo más parecido a un abismo. Por ello, la Asociación CompostELA lleva varios años recorriendo parte de la Ruta Jacobea, y tomando buena nota de lo que a su paso se encuentra, con el objetivo de denunciar la falta de accesibilidad para cualquier viajero con movilidad reducida.
Dabiz Riaño, al pie del cañón pese a ser diagnosticado de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) hace más de una década, se sumó a la expedición por tercer año consecutivo. También Leticia Río, técnica en cuidados auxiliares de Enfermería (TCAE) y cofundadora de Apapacha Ocio Inclusivo. Se conocieron en Burgos y forjaron amistad, hasta el punto de compartir aventuras únicas como el viaje de Dabiz por Europa del Este, plasmado en el documental 7 lagos 7 vidas, o esta Ruta Jacobea que tanto les llena y que derivó, en 2022, en un cortometraje titulado Damjan y el Camino.
La expedición de CompostELA 2024, formada por una docena de enfermos de ELA, personas con diversidad funcional y voluntarios (73 peregrinos en total), llegó el pasado 10 de septiembre a la capital gallega tras varios días de caminata desde O Cebreiro (Lugo). Antes de partir, el grupo simbolizó su razón de ser a través de un enorme círculo, cuchara en mano, para exigir el «derecho a una vida digna». Bajo la batuta de Susi Seoane, también afectada de ELA, entonaron A Santiago voy de Los Tamara. La canción, su himno de este año, volvió a resonar en la plaza del Obradoiro nada más cruzar la línea de meta.
Después, por la tarde, se trasladaron a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago para asistir a la proyección del documental Educación Inclusiva. Querer es crearla, de Cecilia Barriga, que pone de manifiesto cómo «la exclusión de la escuela ordinaria vulnera nuestro derecho a una vida digna porque al separarnos de la escuela nos separan para siempre».
Diversión y sufrimiento
«Ha sido muy emotivo», reconoce Dabiz. Agradece sobremanera las mejoras organizativas pese a que «la logística no es sencilla» y la colaboración, de nuevo, de la Guardia Civil en aquellos tramos por los que ni él ni muchos compañeros podrían pasar. Sin embargo, le apena comprobar que las demandas del colectivo siguen cayendo en saco roto. «Cero cambios», esgrime, mientras recuerda que «tenemos miles de puntos reportados en un informe» para que las administraciones competentes se pongan manos a la obra. Así las cosas, remarca que «está muy bien que nos apoyen, que nos ayuden a cruzar el río, pero lo que realmente necesitamos es que el Camino de Santiago sea accesible».
«Hacemos una entrada triunfal, pero siguen sin devolvernos ese Camino que ha sido accesible por los siglos de los siglos»
«Hacemos una entrada triunfal en la plaza del Obradoiro, pero siguen sin devolvernos ese Camino que ha sido accesible por los siglos de los siglos», denuncia el científico y activista mirandés tras observar que apenas se ha realizado una pequeña intervención en la entrada a la ciudad para facilitar el paso de aquellos peregrinos con problemas de movilidad. Por lo demás, todo igual. Ni siquiera se ha actuado para favorecer la llegada de usuarios con sillas de ruedas al corazón de Santiago.
Leticia, también consciente de que «no hay turismo accesible» porque «la gran mayoría de hoteles no están adaptados», volvió a comprobar que los grandes protagonistas de CompostELA sufren un «desgaste enorme». No en vano, admira su resiliencia: «siempre con una sonrisa, animándonos. Su afán de superación y la fuerza que transmiten es para quitarse el sombrero». No es de extrañar, visto lo visto, que lo que más le haya marcado este año es «su fortaleza física y mental».
«Todo el mundo da lo mejor de sí mismo y se genera una burbuja de inclusión y de amor que tendría que ser ejemplo para la sociedad»
«Es un grupo muy diverso. Con diferentes afectaciones, síndromes, edades, estatus social, académico... Pero se unifica el objetivo, todo el mundo da lo mejor de sí mismo y se genera una burbuja de inclusión y de amor que tendría que ser ejemplo para la sociedad». Esa sería, según Leticia, la mejor manera de resumir un Camino «de emociones y de sentimientos en el que se disfruta pero también se sufre muchísimo».
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El Camino de Santiago, con sus dos caras formando parte de la misma moneda, da para mucho. Para Leticia, uno de los momentos más significativos de este viaje fue el paso por el puente de Melide (A Coruña). «Para muchos es imposible de cruzar, pero uniendo fuerzas se puede y nadie se queda atrás». Se trata, sin duda, de «un símil de lo que hacemos». En cualquier caso, queda mucho por reivindicar y la familia CompostELA ha dejado claro que no piensa bajar la guardia bajo ningún concepto.