Diez años de Magea, referente educativo de las pedagogías activas en Castilla y León
La escuela de Castrillo del Val abre sus puertas el sábado 21 de septiembre para celebrar una fiesta «muy especial» con talleres y actividades para toda la familia
El primer curso arrancó con una docena de chavales. Una suerte de experimento impulsado por un grupo de familias dispuestas a crear un modelo educativo propio basado en la disciplina positiva. Más que un experimento, podría decirse que Magea nació con vocación de «laboratorio». Desde Castrillo del Val, a 10 kilómetros de Burgos capital, la escuela daba sus primeros pasos con el firme convencimiento de que su método, siempre abierto al ensayo y error, acabaría consolidándose. Una década después, sus actuales gestoras (Ibone Valerdi, Henar Calvo, Lorena Valerdi, Sofía Esteban y Arantxa Arroyo) se enorgullecen de capitanear un «proyecto referente en Castilla y León, e incluso a nivel nacional, en pedagogías activas y neuroeducación».
El actual equipo docente tomó las riendas en 2018. A propuesta de las propias familias, quienes pasaron a ser usuarias. En cualquier caso, «sin ellas Magea no existiría», reconoce Arroyo, porque su implicación es fundamental para que su iniciativa haya logrado asentarse. La clave del éxito, más allá del método en sí mismo, reside en que «vamos viendo qué es lo mejor para el alumnado» en función de sus inquietudes y necesidades, tanto educativas como emocionales. A lo largo de esta década, sus buenas prácticas han sido reconocidas por organismos como la Red Rural Nacional, la Sociedad para el Desarrollo de la Provincia de Burgos (Sodebur), el Cuerpo Europeo de Solidaridad o la Asociación de Empresarias de Castilla y León (Ademe).
Diez años -que han pasado volando- después, Magea acaba de iniciar el curso 2024-2025 con veinticinco familias y treintaicinco peques. Tan solo queda una plaza libre en Infantil porque la ratio se sitúa en doce alumnos como máximo por profesora. Este es, precisamente, uno de los pilares que sustentan el proyecto: huir de la masificación en las aulas para fomentar espacios de escucha activa y desarrollo personal. Dicho de otra forma, «no queremos ser una escuela gigantesca».
A pesar de los hitos obtenidos, no todo ha sido un camino de rosas. Entre trámites burocráticos para impartir Primaria y algún que otro cambio normativo, unos cuantos pasos en firme se retrasaron más de lo deseado. Aun con todo, Arroyo considera que el tiempo les ha dado la razón. Sobre todo porque a base de reconocimientos se ha demostrado que «tenemos un proyecto con unos cimientos muy sólidos». De ello dan fe, asegura, multitud de profesores, tanto de centros públicos como concertados, interesados en conocer su metodología.
«Nos ha costado quitar estereotipos y prejuicios hacia este tipo de educación»
Esa generación de sinergias con maestros de otros colegios se sustenta a través del Centro de Formación en Acompañamiento a la Infancia, también disponible para familias, que cuenta con el respaldo de la Universidad de Burgos (UBU). Los cursos, que suelen acabar con una visita a la escuela para conocer su modus operandi, sirve en muchas ocasiones para «romper prejuicios».
Existe una segunda línea de actuación al margen del colegio: el Centro de Ocio Educativo. Además de organizar campamentos, donde «muchas familias vienen y repiten», también se desarrollan actividades itinerantes en distintos pueblos de la provincia. Según destaca Arroyo, esta clase de iniciativas registran «cada vez más usuarios» gracias al boca a boca y al hecho, en su opinión, de que «mantenemos nuestra esencia».
Aun con todo, el equipo de Magea es consciente de que su modelo puede levantar suspicacias. «Nos ha costado quitar estereotipos y prejuicios hacia este tipo de educación», confiesa Arroyo. Lo que está claro, y así lo ha comprobado con el paso de los años, es que el perfil de las familias que forman parte de la comunidad ha ido cambiando. Al principio, quizá el perfil era más homogéneo. A día de hoy, prima la «diversidad».
Puertas abiertas para celebrar el aniversario
Los cumpleaños redondos han de celebrarse como es debido y Magea ha preparado una fiesta «muy especial», el sábado 21 de septiembre, en sus instalaciones. El evento, cuya organización corre a cargo del equipo y de las familias con el apoyo de proyectos afines, está centrado en la infancia abarcando «todo rango de edades». Los más pequeños, de entre 0 y 3 años, tendrán una ludoteca a su disposición y sus progenitores se pueden apuntar con ellos al taller de porteo. También habrá distintos talleres previa inscripción in situ. Por ejemplo, de construcción con herramientas o de bailes latinos.
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En esta jornada de puertas abiertas, también se realizarán varios sorteos de productos y servicios de distintos establecimientos burgaleses. Además, se pondrán a la venta raciones de paella y se habilitará una barra con refrescos saludables.
A mayores, Magea contempla otra serie de propuestas para celebrar su primera década de existencia. Entre ellas, su participación el mes que viene en el Teaming Day! de la Fundación Círculo Burgos y la asociación Asire, entidad especializada en innovación educativa. Entretanto, el principal objetivo del equipo docente de esta escuela rural y de las familias que la integran es afianzar sus líneas de actuación paralela, la formativa y la de ocio, para que el proyecto continúe «creciendo» .