La Facultad de Medicina de Burgos, más cerca que nunca, pero ¿por qué se oponen los otros decanos de España?
Los decanos de las facultades de Medicina y los estudiantes se oponen a la apertura de nuevas facultades en España, alegando que agrava problemas educativos, sanitarios y laborales. Defienden mejorar los recursos de las facultades existentes en lugar de crear nuevas
La creación de una Facultad de Medicina en la Universidad de Burgos está más cerca que nunca de ser una realidad, de convertirse en la mejor noticia de los últimos quince años, en palabras de la alcadesa de la capital burgalesa, Cristina Ayala, tras el giro de la política de la Junta en favor de implantar el grado de Medicina en León y Burgos anunciado por su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, precisamente en la capital burgalesa en la apertura del curso académico de Castilla y León y en presencia de los rectores de todas las universidades de la Comunidad.
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Las palabras de Mañueco abren una puerta que se encontraba cerrada hasta hace bien poco. Este mismo mes de junio la consejera de Educación, Rocío Lucas, en la propia UBU se escudaba en la Comisión Académica del Consejo de Universidades para reiterar que la cuestión del grado de Medicina «ya se abordará». ¿Cuándo? A saber porque «no es un tema de la Junta», argumentaba.
La puerta ahora está entreabierta y parece que podría abrirse de par en par de forma que las universidades de León y Burgos avancen en la implantación de esos grados. Pero han de tener claro que no han dejado atrás las hostilidades. En el mundo universitario las relaciones políticas nunca son fáciles, pero en el caso de la Medicina no les gustan los recién llegados. Y lo han dejado claro por escrito.
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Los decanos de las facultades de Medicina existentes en España rechazan de plano que se abran más facultades que impartan este grado y, para más inri, los alumnos, tampoco las quieren. Están radicalmente en contra y manejan desde hace años un argumentario para oponerse, que deja muy a las claras que la futura facultad de Medicina de la Universidad de Burgos no será bienvenida. Tampoco la de León, claro está.
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Radican su frontal oposición a compartir el espacio docente en estudios de medicina en que incorporar más facultades supone “un problema educativo, asistencial, económico, social y laboral”. Una hecatombe, prácticamente.
En su documento de declaración pública titulado gráficamente ‘Razones contrarias a la apertura de nuevas facultades de Medicina en España’, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas, con el apoyo del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, argumenta de manera detallada por qué la apertura de nuevas facultades de medicina en España es innecesaria y contraproducente.
Puedes consultar sus razones aquí: ⬇
Los decanos y los alumnos que apoyan su postura concluyen que la apertura de nuevas facultades de medicina no es una prioridad educativa ni sanitaria e insisten en que los esfuerzos deben dirigirse hacia la mejora de la calidad educativa en las facultades existentes y en la optimización de los recursos del sistema sanitario, en lugar de aumentar el número de médicos que no podrán completar su formación o encontrar trabajo en España.
Por tanto, en lugar de invertir en nuevas facultades, el CEEM y la CNDFME proponen que se refuercen las facultades existentes, mejorando los recursos humanos y materiales, y ajustando el número de egresados a la oferta de plazas MIR.
Más facultades de las necesarias
Comienza destacando que España ya tiene una de las tasas más altas de facultades de medicina por habitante en el mundo, duplicando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. El documento es del año 2019, con lo que este argumento se ha ido agravando.
A mayores, uno de los principales problemas de la proliferación de facultades que se señalar el documento es la sobreproducción de graduados en medicina sin posibilidad de acceder a la formación especializada necesaria para ejercer plenamente. El número de plazas MIR (Formación Sanitaria Especializada) es insuficiente para el creciente número de graduados, lo que deja a miles de médicos sin la oportunidad de completar su formación y, por tanto, sin poder ejercer de manera efectiva en el sistema sanitario.
Además, el texto alerta sobre las consecuencias negativas de saturar los recursos sanitarios destinados a la formación clínica.
Otro de los puntos críticos que cuestionan los decanos para posicionarse contra la proliferación de facultades que imparten Medicina es la falta de profesorado. A pesar del aumento en el número de facultades, el personal docente permanente ha disminuido considerablemente en los últimos años, y se prevé que la situación empeore debido a jubilaciones masivas en el profesorado clínico, advertían ya en 2019. La falta de incentivos y el estricto proceso de acreditación para nuevos docentes han desmotivado, en su opinión, a los profesionales a dedicarse a la enseñanza.
El documento también argumenta que la creación de nuevas facultades supone un gasto económico elevado e innecesario, ya que mantener una facultad de medicina requiere de recursos significativos tanto en infraestructura como en personal especializado.
No es el caso de Burgos y León, pero la conferencia de decanos, apuntando a las universidades privadas que se concentran en Madrid y Barcelona, también considera que la apertura de nuevas facultades en provincias donde ya existen otras implica compartir infraestructuras hospitalarias y de atención primaria, lo que aumenta la carga de trabajo de los médicos tutores y deteriora tanto la calidad de la enseñanza como la atención al paciente.