La cara B del «auge» de las orquestas: poca mano de obra y la inflación en torno al 60%

No fiesta de pueblo que se precie sin verbena. Y ahí están las orquestas, el plato fuerte, con sus espectáculos de larga duración a base de canciones de distintas épocas y para todos los públicos. La pandemia puso en jaque a multitud de conjuntos que llegaron a temer por su supervivencia. Sin embargo, la vuelta a la normalidad propició un fervor por la música en directo nunca antes visto en España.

El sector está en «auge», asegura Gustavo Calvo, gerente de Artistas & Orquestas. Trabajo no ha faltado este verano, desde luego. Es más, el número de empresas dedicadas a esta actividad ha aumentado exponencialmente en Burgos durante los últimos años. En la capital, sin ir más lejos, de dos se ha pasado a una decena. 

Pero no es oro todo lo que reluce. El principal escollo a día de hoy, según Calvo, es la «falta de personal, sobre todo a nivel técnico». No ocurre lo mismo en el caso de cantantes y músicos, donde resulta más sencillo cubrir plazas. Pese a todo, el nivel de exigencia es cada vez mayor porque el público demanda, aparte de calidad, «diferentes registros» sobre el escenario. 

«Son trabajos muy duros» , reconoce el gerente de esta compañía burgalesa especializada en representación de artistas y producción de eventos musicales desde 1982. Demasiados kilómetros, una lista infinita de localidades a lo largo en un período muy corto de tiempo, montaje, concierto, desmontaje... Por no hablar del siempre latente «riesgo en carretera» . 

La cara B de las orquestas también viene marcada por la inflación. La vida se ha encarecido, eso está claro, y los gastos que soportan las empresas, según Calvo, se han disparado alrededor de un 60% en comparación con la época prepandemia. «El material ha subido por las nubes», señala con intención de remarcar que, desde siempre, las orquestas se ven obligadas a realizar «inversiones muy grandes». 

«Trabajamos seis meses, pero la gente come todo el año»Gustavo Calvo, gerente de Artistas & Orquestas

Puede que los dos últimos años fuesen «muy bien» en términos económicos. La balanza se podía equilibrar, pero 2024 ha traído consigo cierta «incertidumbre» debido a la regla de gasto de las corporaciones locales, cuyo límite se sitúa en el 2,6%. Dadas las circunstancias, los presupuestos para contratar espectáculos musicales se ajustan al máximo con el fin de dar cabida a otras propuestas culturales o fuegos artificiales. De media, los ayuntamientos de la provincia destinan actualmente «entre 10.000 y 15.000 euros». 

«Trabajamos seis meses, pero la gente come todo el año», sentencia Calvo, quien no descarta una «recesión» en ciernes si la situación no mejora. Para ello, considera imprescindible que «se nos escuche». Es decir, que los convenios colectivos que atañen al ámbito artístico tengan en cuenta las reivindicaciones de las orquestas. El primer paso, por lo tanto, sería que «nos lleven a las mesas de negociación». 

Con el verano ya rematado y la recta final de la temporada con un buen puñado de fiestas patronales pendientes tanto en los pueblos de Burgos como del resto del país, el gerente de Artistas & Orquestas pone de relieve el «impacto» social de un sector que ofrece «los espectáculos más concurridos que puede haber en toda España». 

Aparte de aseverar que una orquesta es «un 15% más barata que un concierto» -se da por hecho que de una banda o cantante de cierto renombre-, defiende la profesionalidad de las agrupaciones capaces de ofrecer «cuatro horas de música con diferentes artistas». 

Los tiempos cambian al calor de las modas y las orquestas se adaptan. «Cada una lleva su estilo», aunque convergen ciertos elementos comunes dentro de los repertorios. Con tanta canción del verano desde hace décadas, no queda más remedio que ajustar el cronograma. Por eso, precisamente, ahora se realizan «muchos mixes acaparando varios éxitos». 

De los pasodobles al rock hasta las últimas tendencias que tanto gustan a la chavalería, las orquestas siguen atrayendo a públicos de cualquier edad y condición. Por todo ello, y tras exponer lo que se cuece en la trastienda, Calvo no duda en subrayar que este tipo de conjuntos ofrecen un «producto único» que merece mejores condiciones.