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El retraso en el inicio de las obras obliga a posponer la mejora del pavimento de San Juan

El Ayuntamiento adjudicó los trabajos en julio a Construcciones Ortega. Con un plazo de tres meses, debían comenzar en verano para esquivar los actos navideños. No ha sido así y ahora habrá que esperar a febrero 2025, aunque durante estos días realizarán las catas previas 

Ayer comenzaron las catas arqueológicas en la zona. Una vez acaben, las máquinas no regresarán a la iglesia de San Juan hasta febrero de 2025.ÓSCAR CORCUERA

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Burgos

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Esta vez los procedimientos administrativos no han tenido la culpa. Las obras de renovación del suelo de la iglesia del monasterio de San Juan se adjudicaron en tiempo y forma. La licitación se resolvía en julio, con la oferta de Construcciones Ortega como beneficiaria. Si bien es cierto que fue la única empresa que optó al contrato, la rebaja planteada del 13% sobre el precio a concurso daba pista del interés en hacerse con el proyecto. El importe definitivo ronda los 360.000 euros.

Con tres meses de plazo de ejecución, los trabajos debían iniciarse con premura, pues el espacio y su entorno ya estaba reservado para albergar eventos navideños, entre los que destaca, por su envergadura, el tradicional belén monumental del Ejército, que requiere varias semanas de montaje. 

La actividad estival demoraba en un inicio una obra que, sin embargo, tampoco comenzaba en septiembre, o sí, pero poco. Y es que ayer mismo se firmaba el acta de replanteo -documento obligatorio que marca el arranque de las intervenciones- con el propósito de realizar las catas previas que buscan recabar información arqueológica del enclave. A ello se dedican ya los operarios desplazados a la zona, que desarrollarán estas labores a lo largo de la semana para conocer la relevancia de los restos de la antigua iglesia. Se centrarán alrededor de las basas de los pilares y en la capilla de los pies de la nave

Y ya. Porque a estas alturas resulta imposible acometer el resto del trabajo previsto sin interferir en las actividades planificadas, por lo que el Ayuntamiento se ha visto obligado a aplazar la mejora completa del pavimento de este emblemático espacio. 

Tras las mencionadas catas, las máquinas abandonarán el lugar para regresar los primeros días de febrero de 2025, una vez culmine la programación de Navidad y quede libre la zona. Parece al menos despejada la duda que sobrevolaba tan inusual demora sobre si la empresa adjudicataria estudiaba renunciar al proyecto. 

En todo caso, la intervención no culminará hasta la primavera del año que viene, lo que, de paso, podría desplazar en el calendario el resto de la tercera y última fase de renovación del monasterio de San Juan, de la que el cambio de suelo del patio solo es el inicio. No peligran, eso sí, los fondos europeos -hasta 300.000 euros- que sufragarán esta obra, pues el plazo para ejecutarla finaliza el 31 de diciembre del año que viene, según indican desde el Ayuntamiento.

Cabe recordar que el pliego de prescripciones técnicas de este proyecto contempla el desmontaje de un paquete total de 20 centímetros del pavimento de piedra y canto actual, para su posterior sustitución por uno nuevo de losas de granito en color «a elegir» con un espesor de ocho centímetros. También se colocará una rampa para solventar la accesibilidad a la zona del presbiterio.

A priori, los planes del equipo de Gobierno pasan por avanzar en paralelo, y esta vez con aportación económica exclusivamente municipal, hacia la segunda parte de las dos que contempla esta fase final de intervención en San Juan, que busca una mejora sustancial en la distribución de los espacios, así como en la relación del histórico edificio con la plaza.

Al concurso de ideas para materializar esta intención se presentaron 19 proyectos de los que se seleccionó un ganador entre 9 finalistas. El elegido fue el presentado por el estudio MADE.V, con sede en Valladolid, pues según el jurado se ceñía mejor a las tres exigencias principales, según explicó en su momento el arquitecto municipal Antonio Cámara: respeto por la «memoria histórica» del edificio, que es un Bien de Interés Cultural (BIC), establecer una relación entre el edificio y la plaza y resolver con eficacia las funcionalidades y usos del inmueble, es decir, entre los trabajos de ampliación y la rehabilitación.