El Correo de Burgos

Un desprendimiento obligará a intervenir en la muralla en el paseo de los Cubos

Varias piedras caían en la parte interior del lienzo en el acceso a los números 2, 4, 6 y 8 este sábado / Los bomberos han inhabilitado el paso y la actuación dependerá del informe de Patrimonio / El plan director ya indicaba este punto concreto como área de mejora prioritaria 

El tamaño de las piedras desprendidas da muestra del peligro que entraña el deterioro de la muralla en este punto. De ahí que los bomberos optarán por cerrar el paso.

El tamaño de las piedras desprendidas da muestra del peligro que entraña el deterioro de la muralla en este punto. De ahí que los bomberos optarán por cerrar el paso.ÓSCAR CORCUERA

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Poca sorpresa suscitaba entre la comunidad de vecinos de los números 2, 4, 6 y 8 del paseo de los Cubos el susto del sábado. Con nocturnidad, afortunadamente, dos grandes piedras se desprendían del fragmento de la muralla de Burgos que cobija sus viviendas y caían sobre las escaleras que dan acceso a los bloques desde la vía citada, por la llamada puerta de la Judería. 

El más que visible deterioro del lienzo interior de este Bien de Interés de Cultural alimentaba la sospecha de que aquello iba a ocurrir el día menos pensado, y así se lo habían hecho saber al Ayuntamiento en alguna ocasión. Ese día fue el 28 de septiembre y por suerte nadie transitaba por ese punto en el momento de la caída. Dado el tamaño de los fragmentos desgajados, las consecuencias en tal caso hubieran sido fatídicas. 

Alertados por residentes, los bomberos se desplazaban al lugar de los hechos y optaban por inhabilitar el paso por el elevado riesgo de nuevos desprendimientos. El mal estado del muro, fruto de la combinación letal de una flagrante falta de mantenimiento y el crecimiento descontrolado de vegetación en la zona superior, motivaba una decisión que obliga a los vecinos a emplear la salida de vehículos y servicio ubicada en la zona opuesta, por la calle de Santa Águeda.

Una faena, reconocían los afectados, especialmente para las personas mayores o con dificultades de movilidad, pues algunos recorridos cotidianos se prolongan de manera notable. Con todo, entienden que es un mal necesario para evitar el importante peligro que entraña la situación, mientras lamentan el nulo cuidado que se procura a un elemento reconocido como BIC: "Lo raro es que siga en pie".

El Ayuntamiento, propietario del bien deteriorado, trabaja ya en encontrar una solución y tal y como exige el recién nacido plan director de la muralla -redactado en 2023- el concejal de Patrimonio, Ángel Manzanedo, ha encargado una inspección que derivará en un informe técnico que, posteriormente, se remitirá al área de Urbanismo, donde se concretará la actuación más conveniente.

Las conclusiones del citado documento podrán imponer una mera consolidación, la rehabilitación de un área concreta o una intervención integral en la zona, opciones que difieren tanto en plazo de ejecución como en partida necesaria.

Con todo, el mal estado de la muralla en este punto exacto es también de sobra conocido para los responsables municipales, o debiera al menos, pues, además de que los propios vecinos habían informado de ello, el ya mencionado plan, en su segunda fase, lo señalaba en rojo como una de las seis áreas que precisan una actuación prioritaria en un margen de tiempo no superior a cinco años. Sin proyecto al respecto, de momento, ahora la situación obliga.

De hecho, el texto rubricado por Álvarez y Mateo Arquitectos SLP señala precisamente que "el procedimiento para actuar sobre la muralla no debería estar basado en el acontecimiento de hechos que hacen peligrar su integridad, sino en una programación que valore, aparte del estado físico de los tramos y elementos, su importancia dentro del conjunto, su ubicación o la oportunidad de la intervención".

Tal premisa determinaba, en consecuencia, los objetivos del plan director, que se propone establecer un orden de actuación en la muralla "con el objeto de que las administraciones puedan programarlas con tiempo". Establece además tres categorías en función de la urgencia, "sin establecer un orden estricto dentro de cada categoría para que haya cierta flexibilidad en la toma de decisiones".

Así, el documento -que, tras una ardua búsqueda, puede consultarse en la web municipal- marca en color rojo seis tramos de muralla, uno de ellos -lienzo L4- es precisamente en el que tenía lugar el reciente desprendimiento que describe de la siguiente manera en capítulo dedicado al estudio de patologías: "En el lienzo L4 se localiza la puerta de la Judería, tapiada en 1394 y reabierta, como uso privado, en 1973. Sencilla puerta con arco semicircular con dovelas de piedra. El lienzo sirve en la actualidad como muro de contención de los jardines de bloques de viviendas privadas, lo que dificulta el acceso y su conservación". 

Detecta en este punto hasta cinco "procesos patológicos o lesiones" que motivan la llamada a intervenir de forma prioritaria, tales como degradación de la piedra, pérdida de rejuntado y mortero de cemento en juntas y reparaciones, suciedad por grafitis, filtraciones, colonización vegetal y grietas.

Concluye así que, si bien, esta parte de la muralla presenta un buen estado de conservación vista desde el paseo, "la zona interior del muro se encuentra en un estado muy deteriorado, con presencia de vegetación y desprendimientos parciales de la fábrica, debido, fundamentalmente a la acción de los agentes meteorológicos y la pérdida de la hoja interior del muro, quedando a la vista los rellenos". Aunque los autores reconocen que lo ideal es que la actuación fuera unida a las que precisan otros lugares del entorno, el estado que presenta no hace conveniente esperar. Y tenían razón.

Junto a esta zona, requieren atención urgente la puerta de San Martín y los fragmentos de muralla ubicados en la iglesia de San Gil, como parte de su fachada y detrás del ábside, en la calle Trinidad, en San Lesmes, especialmente la cara interior a la altura de la estatua de los dulzaineros, y en la calle Murallas, para recuperar el recorrido completo "e investigar sobre la antigua judería". 

El plan director establece también obras de prioridad media, señaladas en naranja y con un plazo recomendable de ocho años, y baja, en verde, a las que otorga un margen de doce años.

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