«El primer vino que se bebió en Burgos fue del Arlanza porque era el más cercano»
La Fiesta de la Vendimia, por primera vez en la capital, ensalza la «gran proyección» de una Denominación de Origen que sigue apostando por la «viticultura tradicional y de familia»
Ya iba siendo hora de que la Fiesta de la Vendimia de la Denominación de Origen (DO) Arlanza se celebrase en Burgos capital. Era de justicia porque, al fin y al cabo, los vinos de esta tierra son patrimonio de toda la provincia. Así ha quedado de manifiesto este sábado, durante la primera jornada del evento, antes incluso de que las reinas de las fiestas de San Pedro 2024 empezasen a pisar uvas en el escenario de los Cuatro Reyes situado en el paseo de Marceliano Santamaría.
«Burgos se merecía tener esta fiesta», proclamaba el presidente de la DO, Ramiro García, antes de trazar un viaje al pasado con el objetivo de poner en valor la aportación de la comarca a la capital desde principios del siglo XX. Por aquel entonces, los productos de «kilómetro cero» eran la norma salvo contadísimas excepciones. Por lo tanto, «el primer vino que se bebió en Burgos fue del Arlanza porque era el más cercano». Los caldos, por cierto, llegaban en carruajes a la plaza Vega y de ahí se repartían en tascas y comercios.
De vuelta al presente, García ha defendido las características que hacen única a una DO joven, «eclipsada durante muchos años» por el poderío de sus vecinos de Ribera del Duero y Rioja, que continúa apostando por la «viticultura tradicional y de familia». También ha destacado la exclusividad de los vinos de Arlanza por la altitud de sus viñedos. De hecho, ha asegurado que «el frío es nuestro gran aliado», ya que los elevados contrastes de temperatura entre el día y la noche permiten que las uvas tengan una «pulpa más gruesa».
Otro elemento diferencial de Arlanza es la posibilidad de alcanzar, como está ocurriendo ahora mismo, unas «condiciones de maduración excelentes sin necesidad de tratamientos». Así pues, García ha reseñado que los caldos de la zona son «ecológicos» o, cuanto menos, «muy respetuosos con el medio ambiente».
«Burgos necesita mirar a Arlanza y Arlanza necesita mirar a Burgos», reflexionaba el presidente de la Denominación de Origen mientras insistía en la necesidad de seguir promocionando una «zona desconocida» pero con «gran proyección» en materia de enoturismo. Al mismo tiempo, ha lanzado un guiño a su homólogo en el Consejo Regulador de la Ribera del Duero, Enrique Pascual, también presente en la inauguración de la fiesta, dejando claro que el patrimonio vinícola de la provincia debe potenciarse en equipo y no desde el plano competitivo.
Antes de concluir su intervención, García ha querido rendir homenaje a varias personas que contribuyen a que Arlanza no deje de crecer. En primer lugar, a un «valiente» que emigró a Bilbao y que, décadas después, regresó a su tierra para dedicarse en cuerpo y alma a las viñas. Emocionado, Ricardo Arlese ha recogido el obsequio de la DO no sin antes reconocer que «hay que luchar mucho» para mantener las bodegas a flote.
Tampoco se ha olvidado García de reconocer la confianza depositada, desde los primeros compases de la Denominación, por parte de los hermanos Terradillos, de Casa Pancho. Ni de la Federación de Hostelería de Burgos, organizadora de la fiesta y con la que ha surgido una «bonita amistad de colaboración». Tanto es así que el presidente de la entidad, Enrique Seco, ha confesado que después de cada reunión con la DO «siempre hemos acabado tomando vinos».
Mientras las reinas se afanaban en pisar uvas, la diputada provincial Inmaculada Sierra ha definido esta fiesta como el «maridaje perfecto» entre la comarca y la capital. Asimismo, ha animado a la suma de esfuerzos para conseguir que Burgos se convierta, más pronto que tarde, en «capital del vino».