Descubren amianto bajo el suelo del Monasterio de San Juan de Burgos
El hallazgo (por ahora) de dos placas de uralita conlleva la «paralización absoluta» de la obra hasta que se concreten los niveles de toxicidad
Un inesperado descubrimiento bajo el suelo retrasará aún más las obras de reforma y ampliación en el Monasterio de San Juan. Nada que ver con restos medievales durante las preceptivas catas arqueológicas de cara al cambio de pavimento. Lo que se ha encontrado es nada más y nada menos que amianto. Por ahora, dos placas de uralita que han hecho saltar las alarmas al tratarse de material altamente peligroso para la salud.
En estos momentos, el patio permanece cerrado y se ha prohibido el acceso por motivos de «seguridad y salud». Según detalla a este periódico el concejal de Infraestructuras, Juan Manuel Manso, todo apunta a que los restos de fibrocemento localizados bajo el enlosado del patio del Monasterio proceden de tejados de antiguas viviendas, demolidas hace décadas, próximas a la zona. En cualquier caso, confía en que las prospecciones que se están llevando a cabo descartan la presencia de este material «de forma generalizada».
A expensas de concretar la cantidad de amianto bajo el pavimento de la antigua iglesia de San Juan, no ha quedado más remedio que ordenar la «paralización absoluta» de la obra hasta que se determinen de forma fehaciente los niveles de toxicidad y se eliminen todos los restos. A día de hoy, Manso asegura que se desconoce el «alcance de la contaminación». No en vano, es probable que dentro de un mes se tenga plena constancia del volumen de escombros con uralita para realizar una primera estimación económica de lo que conllevará su retirada. Hasta entonces, resulta imprescindible adoptar «medidas de protección individual» para garantizar la seguridad de los trabajadores.
Manso insiste en que ahora mismo resulta «imposible» saber a ciencia cierta cuánto tiempo durará la intervención. Tampoco el coste. En el mejor de los casos, bastaría con un modificado para continuar con la primera fase del proyecto, licitado el pasado mes de julio por un importe de 360.000 euros. En el peor, no quedaría más remedio que rescindir el contrato y poner en marcha un nuevo procedimiento de adjudicación.
A pesar de que la obra se prolongará más allá de lo previsto, el edil responsable de Infraestructuras da por sentado que se llegará a tiempo de cumplir el plazo límite (31 de diciembre de 2025) para disponer de unos 300.000 euros procedentes de fondos europeos. Sea como fuere, el cambio del enlosado no estará listo en primavera, tal y como se contemplaba a finales de septiembre teniendo en cuenta la celebración de eventos navideños en el Monasterio -entre ellos, el Belén monumental del Ejército- que, por razones sobrevenidas, no podrán llevarse a cabo.