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Sin noticias de las exmonjas fugadas del convento okupado de Belorado

La Diócesis de Burgos niega cualquier novedad y se remite a su último comunicado mientras el proceso judicial para desahuciar a las religiosas cismáticas sigue su curso

Carlos Izquierdo Yusta, vicario general de la Diócesis de Burgos.ÓSCAR CORCUERA

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Burgos

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Nada se sabe en la Diócesis de Burgos sobre el paradero y estado actual de las dos monjas excomulgadas que abandonaron recientemente el monasterio de Santa Clara, en Belorado. Menos aún, de acuerdo a la versión oficial, sobre las razones que han propiciado su abrupta ruptura con la 'abadesa', Laura García de Viedma

Cualquier información sobre posibles novedades «corresponde a la Comisión Pontifica», replicaba este jueves, a preguntas de este periódico, el vicario general de la Diócesis burgalesa, Carlos Izquierdo Yusta. No obstante, ha dejado entrever que las dos últimas desertoras del convento okupado de Belorado no han vuelto, por lo menos de momento, al seno de la Iglesia católica

Para zanjar el asunto, el vicario se remitía al comunicado, difundido el martes por la propia Archidiócesis, en el que se confirmaban la dos últimas fugas y el veto, por parte de las exmonjas atrincheradas, a la mujer contratada por la Comisión gestora para cuidar a las religiosas de mayor edad debido a la baja laboral de la persona que hasta entonces realizaba dicha función. 

Si algo salta a la vista es que la Comisión Pontificia, presidida por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, prefiere no tensar demasiado la cuerda. Con el foco mediático cada vez más lejos, tan solo se difunden comunicados cuando se detectan situaciones tremendamente anómalas. Por ejemplo, la presencia en el convento del falso obispo Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva con un séquito de personas, «algunas ataviadas con trajes eclesiásticos, que carecen de título legal y autorización para permanecer en sus dependencias». O la venta de ornamentos litúrgicos por internet cuyos ingresos van a parar a la cuenta bancaria de un familiar de una de las okupas.

Tan solo queda esperar a que los tribunales se pronuncien. Hasta entonces, la Iglesia prefiere no agitar demasiado el avispero. No en vano, es probable que el proceso se dilate más de lo esperado debido al colapso en los juzgados, que también afecta al de Briviesca