Silvia Rodríguez y Sonia Rincón (Mimathe), ganadoras del Premio Joven Empresario de Burgos 2024

Diferentes sectores y un mismo denominador común: el afán emprendedor. Los cuatro finalistas del Premio Joven Empresario de Burgos 2024 congregados este miércoles en el Cultural Cordón confiaban en sus posibilidades. Cualquiera podría haber ganado porque sus proyectos han demostrado solvencia, frescura y espíritu de superación. Finalmente, el galardón recayó sobre Silvia Rodríguez y su socia Sonia Rincón, promotoras del centro de medicina estética Mimathe La Burgati. Asimismo, Carlos Palacios y su compañero Sergio Fernández, de Riberinfo Servicios Informáticos, se llevaron el accésit del jurado por su «contribución al empleo y digitalización en la provincia». 

Con seis años de experiencia al frente de su propio negocio, Rodríguez no dudó en destacar que este premio, concedido por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Burgos (AJE), supone un «orgullo» por «todo el esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta aquí». Y aunque Mimathe ofrezca una amplia variedad de servicios estéticos, puso el foco sobre la micropigmentación oncológica para pacientes con cáncer. 

«Volver a sentirse mujer es algo muy importante, es cerrar esa fase de su vida», apostillaba Rincón después de que su compañera explicase casos como el cáncer de mama, en el que las mujeres «salen de una operación de pecho y no tienen aréola ni pezón». Además, recordó que en esta clase de servicios solo se cobra el material empleado. 

Ahora, tanto Rodríguez como Rincón pretenden expandir la marca Mimathe tras asentarse en el barrio de Gamonal. Su idea, a corto plazo, es abrir un nuevo local en el centro sin descartar «seguir creciendo por la provincia».

También aspiraban a obtener este galardón Ester Ortega, especializada en la venta de té, chocolate y café a través de Tazitas; y Rubén Ureta, que compagina su actividad como decorador en Escuadra Diseño en Hierro con la casa rural Camino Blanco en Ibeas de Juarros. Pese a competir entre ellos, y con los nervios a flor de piel, los cuatro finalistas en el fondo sabían que llegar a la hasta aquí ya es un premio en sí mismo. O, al menos, una oportunidad de oro para darse a conocer gracias a esta convocatoria de AJE. 

Si emprender ya cuesta de por sí, más aún en el medio rural. Sobre esta cuestión, Ureta aseguró que en su caso ha sido «duro» porque levantar un alojamiento turístico requiere una «inversión muy fuerte». No obstante, se enorgullece de haber cumplido «el sueño que tenía mi padre antes de fallecer». Y por eso, precisamente, lo hizo: «en homenaje a él». 

Sobre la opción de iniciar una aventura empresarial en un municipio de más de 20.000 habitantes como Aranda, tanto Palacios como su socio, Sergio Fernández, apenas perciben «desventajas» al tratarse de una ciudad con un amplio tejido industrial que requiere un «servicio global» en materia de telecomunicaciones como el que su compañía es capaz de brindar. Así pues, confesó que el balance hasta la fecha ha sido «muy positivo» porque «cada año conseguíamos cumplir los objetivos» fijados de antemano para «ir creciendo poco a poco». 

Ortega, por su parte, quiso hacer hincapié en la necesidad de marcar la diferencia gracias a su «propio producto». Después de poner Tazitas en marcha hace más de una década junto a su pareja, los cafés, tés y chocolates que elabora desde Burgos se venden por toda España a través de internet. De momento, no se plantea dar el salto al extranjero por distintas «trabas» como los gastos de envío, aunque «nunca se descarta nada».