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Curpillos

El sol y la crisis relucen en el 'Corpus Chico'

Miles de personas acuden a la tradicional procesión

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Burgos

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El tañido de las campanas se extiende por las inmediaciones del Real Monasterio de las Huelgas, engalanadas para la ocasión con enseñas patrias locales, regionales y, en mayor número, nacionales. Se respira ambiente de fiesta con raíces. Los más rezagados apresuran el paso por las calles aledañas, no quieren perderse detalle. Gigantones y Gigantillos reciben a los feligreses que acuden al templo del Monasterio en el que el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, celebra la Eucaristía que, como cada año, abre la celebración solemne del Curpillos, también llamado ‘Corpus Chico’. Llegan las autoridades; ellas, algunas, con mantilla incluida; ellos, todos, de impecable etiqueta. Comienza la fiesta.El intenso sol obligaba a los presentes que optaron por escuchar la Misa en la megafonía instalada en el Compás de Afuera a perseguir la sombra. Cualquier resquicio valía, eran las 11 de la mañana y los rayos apretaban con fuerza. Desde estas posiciones estratégicas pudieron escuchar cómo Gil Hellín sacó a relucir a la ‘bicha’ en su sermón. Y es que el prelado dedicó buena parte de la homilía a analizar las causas de la actual situación económica. «Nadie duda que las raíces más profundas de la crisis son éticas y antropológicas. Ha habido mucha irresponsabilidad, un enorme afán de enriquecerse sin esfuerzo, muchísima corrupción, incluso en las mismas instituciones, y un desmedido empeño por ganar más para gastar más», indicó.