El Correo de Burgos

Los problemas de subir la velocidad

Hace unos días, el alcalde se mostraba partidario de aumentar el límite en las vías periurbanas. El Ayuntamiento tiene potestad para cambiarlo, pero hay inconvenientes

Burgos

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M.R. / Burgos

La puesta en funcionamiento de las rondas interiores en la ciudad ha puesto de manifiesto un debate en el equipo de Gobierno sobre la conveniencia o no de subir el límite de velocidad de este tipo de vías, establecido en 50 km/h, que con toda seguridad se quede en eso, en una diferencia de posturas que la realidad dejará como está.

Hace unos días, el alcalde, Juan Carlos Aparicio, se mostraba partidario de aumentar el límite de velocidad en las denominadas vías periurbanas. A la mente vienen vías como Islas Baleares, la avenida Príncipes de Asturias, que pasa por delante de la nueva estación de trenes, la avenida de Cajacírculo -carretera del Cementerio- o su prolongación, la avenida de Valentín Niño. Una declaración de intenciones que hacía pública durante la inauguración de una rotonda en la avenida de Valentín Niño. En principio, y según expertos consultados por este periódico, el Ayuntamiento tiene potestad para iniciar el cambio del límite de velocidad en este tipo de vías, siempre y cuando ese cambio se ajuste a la legislación vigente. En este sentido, la referencia la marca el Reglamento General de Circulación, que desarrolla la Ley de Tráfico, y que ha sido renovado recientemente por el Gobierno.

Las limitaciones a las que se enfrenta el Ayuntamiento en el caso de que se decidiera llevar adelante cambios en el límite de velocidad están relacionadas con las características que deben cumplir este tipo vías. El director provincial de la Dirección General de Tráfico, Juan Antonio Pérez Acevedo, afirma en primer lugar que el límite de velocidad en una vía urbana está limitado a 50 km/h, tal y como recoge el Reglamento General de Circulación. No obstante, añade que sin son vías que reúnen características similares a las de una autovía se puede variar la velocidad. En este caso, el Reglamento General de Circulación establece una limitación tope que podría fijarse en 80 km/h. El director provincial de Tráfico pone como ejemplo la M-30, la vía de alta capacidad que atraviesa Madrid, donde el límite de velocidad es de 90 km/h. y que está considerada como vía urbana, según recuerda Pérez Acevedo.

Inconvenientes

Sobre el papel se puede, pero en la práctica se acumulan diversos inconvenientes. Si bien es cierto que este tipo de vías son desdobladas y tienen dos carriles por cada sentido, también es verdad que incumplen una característica fundamental para que pudiera llevarse a cabo un aumento del límite de velocidad. Debería tener pasos de peatones elevados, como ocurre en vías del tipo de la M-30. Este es uno de los principales obstáculos que se plantean a la posibilidad de aumentar la velocidad. En las vías periurbanas de Burgos hay pasos de peatones a nivel, ya que este tipo de carreteras dan acceso a infraestructuras como la estación de trenes, al cementerio o al futuro hospital, lo que hace muy complicado aumentar los límites de velocidad en el entorno.

También representa una dificultad añadida el hecho de que estas vías tengan un elevado número de rotondas, que facilitan la circulación pero representan un problema para aumentar el límite de velocidad. No es la primera vez que se plantea este debate en el Ayuntamiento. De hecho, cuando Diego Fernández Malvido era concejal de Movilidad puso sobre la mesa esta posibilidad, y desde el área de Tráfico del Ayuntamiento se sondeó esta opción y se encontraron más puntos en contra que a favor.

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