Las raíces burgalesas del Gran Circo Holiday

Seis generaciones, millones de aplausos cosechados y la pasión intacta pese a los obstáculos que se han de sortear en una profesión tan sumamente sacrificada. El Gran Circo Holiday regresa a Burgos con un espectáculo «totalmente renovado» que promete sorprender a los espectadores durante las fiestas de San Pedro y San Pablo 2023. El primer pase, el viernes 23 de junio a las 18:30 horas, fue la excusa perfecta para el reencuentro de la compañía con la ciudad después de tres largos años de ausencia.

«Nos sentimos burgaleses», confiesa Justo Sacristán, director del Circo Holiday. Y no por el mero hecho de quedar bien. Lo dice porque es así. Por su madre, oriunda de Riocavado de la Sierra, y por varios familiares que residen en la provincia. Con unos lazos tan estrechos, «cada vez que venimos se nota». La entrega del equipo sobre la pista siempre es total, pero la patria chica constituye un poderoso aliciente para esmerarse aún más si cabe.

Sobre el espectáculo, dos horas donde «todo es novedad», Sacristán destaca las habilidades del equipo al completo. Malabarismos imposibles, equilibrios sobre rulos con grandes figuras internacionales, unos «formidables» patinadores acrobáticos que son los «número 1 del mundo»... Con la impecable puesta en escena que caracteriza a la familia Holiday, no es de extrañar que este circo esté considerado, tanto por el público como por los expertos, como uno de los mejores del país.

Echando la vista atrás, Sacristán se enorgullece de mantener en alto el legado familiar. La profesión ha cambiado «al 200%» desde la época de sus tatarabuelos, precursores de la compañía, cuando «eran titiriteros que iban de pueblo en pueblo trabajando en posadas y en la calle, tirando de carros con burros». Nada que ver con el despliegue actual, con una gran carpa, numerosos medios técnicos, camiones y caravanas para un espectáculo itinerante que registra una media de 250.000 visitantes al año.

Mucho ha llovido desde el año 87, cuando Sacristán iniciaba una nueva andadura junto a sus seis hermanos. La quinta generación asumió las riendas y creció a base de esfuerzo y miles de kilómetros de aquí para allá hasta consolidar una propuesta sólida que, lejos de acomodarse, se renueva periódicamente.

Lo mejor de todo, tal y como apunta el director de Holiday, es «cuando ves que el público se pone de pie aplaudiendo y dándote la enhorabuena. Eso quiere decir que estamos haciendo una gran labor para el mundo del circo». Pero no es precisamente esta vida un camino de rosas ni mucho menos. Lo peor, a su juicio, es «cómo tratan al mundo del circo en este país».

Al abordar este asunto, a Sacristán le parece «lamentable» que en algunas ciudades -no en Burgos, que conste- se impongan tasas de hasta 6.000 euros. Hablamos además de un sector muy olvidado por las administraciones públicas, de ahí que no dude en reivindicar la necesidad de procurar su supervivencia porque «el circo es cultura».