Sho-Hai: «Nunca me he autocensurado. Le meto caña a todo el mundo»
El MC zaragozano, indiscutible Rey de las Cantinas, augura una «gran velada 'rapper'» este viernes en el escenario Excéntrico. El regreso de Violadores del Verso «está en el ambiente», pero «es como ponerle fecha a un terremoto en San Francisco»
¿El dios Baco? Un aficionado al lado del maestro Sho-Hai, también conocido como Sergio Rodríguez (Zaragoza, 1976) según figura en su DNI. Menos mitología y más realidad. Al MC maño no hay quien le tumbe, ni en los bares ni en el juego del rap. Con tres discos en solitario, cientos de colaboraciones y el prestigio ganado a pulso desde que el mundo vio nacer a Violadores del Verso, sus rimas continúan sorprendiendo al oyente. En un mismo tema, es capaz de hacer reír e invitar a las más profundas reflexiones sobre la vida, la muerte, el amor o el odio.
Cuando lanzó Doble Vida (2011), su primer LP solo ante el peligro, Sho-Hai tuvo que hacer frente a las entrevistas a pelo. Hasta entonces, delegaba en sus compañeros porque «me ponía muy nervioso, incluso más que antes de un concierto». Sin embargo, brinda una conversación de lo más interesante por mucho que se considere «parco en palabras». De eso nada. Al pan pan y al vino vino. Pese a su timidez, que nunca ha ocultado, se desenvuelve con total honestidad y cercanía.
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Vayamos al lío. Viernes 28 de junio en el escenario Excéntrico , junto al Andén 56 , en los primeros compases de las fiestas de San Pedro y San Pablo. Se avecina una «gran velada rapera » con Sho-Hai cerrando a partir de la medianoche. Defenderá Polvo (2022) por segunda vez en Burgos y en muy buena compañía. Con Ossian a los coros y W.Cheff, «un tío increíble a los platos y como persona» sobre la tarima. Y previamente arropado por su compañero en Violadores, R de Rumba, junto a Kamikaze (CPV). Y con Víctor Rutty, Rober del Pyro y Dj Kaef, con los que ya ha compartido cartel en más de una ocasión.
Cada vez que viene a Burgos, el Rey de las Cantinas siente el «amor» y el «cariño» del público. Incluso cuando pinchó en el Sanfran allá por 2016, toda una «locura» porque no cabía ni un alfiler en el garito. Ahora, le toca lidiar con «mucho gusto» en plenas fiestas y seguir canalizando las «buenas vibraciones» que recibe desde que arrancó la gira de Polvo.
«Parece que este disco ha gustado más que los anteriores», confiesa. Se percató de ello en Pamplona durante el primer concierto de presentación. El álbum acababa de salir y «la gente se sabía las letras». Eso le permitió ganar «confianza» aunque se siga poniendo «ultranervioso» antes de salir a escena. Gajes del oficio de un tipo que cuida hasta el más mínimo detalle en cada uno de sus directos.
Basta un simple vistazo a las redes para comprobar que, efectivamente, Polvo superó con creces el listón de sus seguidores tras Doble Vida y La Última Función (2017). No solo por la colaboración, sumamente esperada, de Kase.O, Lírico y R. de Ruma en Únicos. También por sus insuperables juegos de palabras, la variedad de estilos y la crudeza de algunas de sus letras.
La muerte de su hermano Rebel fue un mazazo en toda regla. Ocurrió, encima, «encerrado en plena pandemia, con mi madre sola en casa y sin poder ir a verla»
«Ha pasado el tiempo y estoy más curado». Sho-Hai reconoce sin rodeos su tendencia a la «depresión» mientras contextualiza la concepción de este disco. La muerte de su hermano (el eterno Rebel) fue un mazazo en toda regla. Para él y para toda la escena del rap español. Ocurrió, encima, «encerrado en plena pandemia, con mi madre sola en casa y sin poder ir a verla». Por suerte, consiguió dar «la vuelta a la tortilla». Con la ayuda de su entonces pareja, de su familia y de sus amigos; pero siendo consciente en todo momento de que «tienes que poner mucho de tu parte».
Haciendo de tripas corazón, se puso escribir. Cada mes, más o menos, sacaba una letra. Desde el principio, tuvo claro que «no quería caer todo el rato en frases sobrecogedoras y horripilantes». A base de empeño, encontró «luz donde no la había». Aprendió que «cuando estamos tristes, la gente se pone canciones tristes. Mal hecho». Le dio por escuchar más reggae que nunca porque es «la música de la vida». La inspiración llamó de nuevo a su puerta y pudo «salir de las cavernas del alma». Entretanto, empezó a practicar «mucho deporte» mientras «la gente se dedicaba a hacer pasteles y pan».
Las cosas como son
A lo largo de su trayectoria, Sho-Hai ha demostrado con creces que no tiene pelos en la lengua. En Polvo, de hecho, quizá se muestra más explícito que nunca; al menos en determinados pasajes. «Nunca me he autocensurado. Le meto cera a todo el mundo, a unos más que a otros», sentencia antes de matizar que «todos los políticos son una mierda, pero no todos son iguales».
«Ser político tiene que ser complicado, pero por mucho que te mole un partido de un lado o de otro nunca lo van a hacer bien»
Ácrata por naturaleza, opina que «ser político tiene que ser complicado, pero por mucho que te mole un partido, de un lado o de otro, nunca lo van a hacer bien». Aparte, mantiene su frontal rechazo al «racismo, la homofobia y las injusticias». Por eso le sorprende que algunos de sus presuntos seguidores se hayan llevado las manos a la cabeza a raíz de su último álbum. Y se pregunta, como es lógico: «¿Tú qué discos míos has escuchado?».
Otra cuestión ajena al politiqueo. ¿Se identifica Sho-Hai con la etiqueta de música urbana? «Nos han metido en ese saco, pero nosotros somos rappers». No se le escapa que el trap es una «vertiente del rap», hasta ahí todo correcto. Aún así, y «con todo el respeto» a otros artistas, no entiende que se le pueda encajar dentro de esta denominación. Al final, resulta que «por las pintas nos encasillan a todos por igual, aunque no tengo nada que ver con eso».
Promesa pendiente y próximos proyectos
NdNO, Hora Zulú, Habeas Corpus, Soziedad Alkoholika... Hasta ha colaborado con su paisano Manolo Kabezabolo, icono del punk patrio. El flow de Sho-Hai casa a la perfección con guitarras y ha manifestado en más de una ocasión que le encantaría formar parte de una banda de rap-metal. Todavía no ha dado el paso, pero nunca digas nunca.
«Es un sueño que tengo en mente y sería precioso». El problema, no obstante, es que se volvería «muy loco» y «a lo mejor a la tercera o cuarta canción me quedo sin voz». Lo ha comprobado cada vez que se sube al escenario con S.A. «Qué energía, me hierve la sangre. La voz de Juan es increíble».
Lo más inmediato: la colaboración con Green Valley que sale esta misma noche. Y otra con un crack del reggae a punto de ver la luz. Después cerrará «un poco el grifo» para centrarse en lo suyo. «Tengo letras para aburrir, pero las voy dosificando. Es como el Iphone 89, que ya está creado, pero hay que ir poco a poco». Bromas aparte, avanza su intención de publicar un cuarto disco en solitario a partir de otoño de 2025, «en noviembre a más tardar». De momento, tiene «alguna letra acabada y muchas ideas». Y no le cabe duda de que volverá a «fluir la magia».
La pregunta del millón
Todo el mundo se lo pregunta. Seguramente esté hasta las narices, pero resulta inevitable. ¿Qué pasa con Violadores del Verso? ¿Hay fecha de regreso en el horizonte? Lo único que se sabe a ciencia cierta es que «nos queremos mucho, somos amigos de toda la vida, nos seguimos juntando en Zaragoza y nunca se descarta la posibilidad». Ahora bien, hablar de la vuelta «es como ponerle fecha a un terremoto en San Francisco: algún día puede hacer placa y ya está».
Sobre el 30 aniversario de SFDK: «Fue precioso, lograr eso en el mundo de rap es una barbaridad»
Los cuatro magníficos coincidieron el pasado fin de semana en Sevilla, sobre el escenario, durante el 30 aniversario de SFDK que reunió la friolera de 60.000 personas en el estadio de La Cartuja. «Fue precioso, lograr eso en el mundo de rap es una barbaridad», remarca eternamente agradecido a sus compadres, Zatu y Acción Sánchez, por contar con los Doble V para soplar velas.
Por allí anduvieron los Violadores y por ahí seguirán. El retorno «está en el ambiente» y «sería precioso para la gente, pero sobre todo para nosotros». Sin embargo, Sho-Hai prefiere no forzar la máquina. Lo suyo es que todo fluya y, mientras tanto, nada mejor que desear paz y amor con hielo a quienes ondean las banderas de Rap Solo al viento.