Cantemos unidos

Es difícil trasladar el sentimiento que se vivió en la plaza del Rey San Fernando al escuchar a cientos de personas entonando el Himno a Burgos. Parece un acto sencillo, pero no lo es. Va haciéndose cada año un poco más grande. Como si fuera un secreto compartido por los que se acercan a los pies de la Catedral  cada año, y vuelven a vivir el intenso sentimiento que se transmite por la música.

Y la plaza se quedó pequeña. La policía local controló el aforo. Y, en torno a las 13.50, frenó el acceso por la calle de La Paloma a una más que abarrotada plaza del Rey San Fernando.

La Banda Ciudad de Burgos y la Federación Coral, preparados para la interpretación. Los niños y niñas de ARASBURG, esperaban  en la plataforma a los pies de Santa María, rodeados de flores de la Ofrenda, para hacer para interpretar la letra y hacerla accesible a personas con disminución auditiva mediante lenguaje de signos. Una imagen maravillosa. 

 Las escalinatas del Sarmental se llenaron del colorido de las reinas y reyes de las peñas, casas regionales y agrupaciones. Los de ahora, y los que fueron, entre ellos, una valiente Reina octogenaria ya con bastón y traje regional que se colocó, orgullosa, entre los más jóvenes.

Los Gigantillos en su sitio, los Mazeros, Tetines y Danzantes. Todos esperando a que diera comienzo el acto. Y la gente se impacientó. Sonora pitada pidiendo el inicio.Pero es que la comitiva de los representantes políticos, con la alcaldesa a la cabeza, no estaba. Llegaron finalmente 12 minutos tarde a la interpretación.

Una vez en su sitio y apagados los pitidos. Sonaron los clarines y comenzó la música. A partir de ese momento el Himno a Burgos resonó en el corazón de los presentes. La letra del poeta Marciano Zurita fluyó  en la música del maestro Rafael Calleja elevándose con cientos de voces unidas. 

Cantemos unidos como lo hemos hecho desde que por primera vez se escucharan sus sones en 1926. Uno de los orgullos que tiene Burgos y que sorprende por su intensidad, a los que lo escuchan por primera vez y emociona a los que lo conocemos desde pequeños.

Una vez terminado, con alguna lágrima en los ojos de los asistentes, la atención se centró en el Puente de Santamaría. Para vivir uno de los momentos más sorprendentes de las fiestas. Una mascletá. Como debe ser de la mano de la Pirotecnia Vulcano. La fiesta del ruido, de la pólvora Asombró, fascinación, entusiasmo y alguna que otra cara de susto. 

Incluso hubo quien, se llevó las manos a los oídos para intentar mitigar el atronador sonido de los maestros que compusieron una melodía de fuego y pólvora que dejó rastro y buena memoria a los presentes.

La Mascletá gustó. Algunos, recordaron que no era la primera vez que Burgos vive esta tradición de Valencia, que por algo estamos hermanados con la ciudad del Turia.  Festejos sonoros que se vivieron en la plaza Mayor y en la plaza Virgen del Manzano. Pero han pasado décadas. Así, que bienvenida sean de nuevo y esperamos que regresen en otros eventos festivos.

Un cierre de mañana que comenzaba en la plaza Mayor con la lectura del Pregón Infantil. Una iniciativa que nació hace seis años y que se va consolidando en el calendario festivo para dar a los niños el protagonismo. Este año se han presentado 62 relatos, el doble que en 2023. Y el ganador, elegido por miembros de la Universidad, fue Izan Cano Villaverde, del Colegio Virgen de la Rosa, de 9 años, con la propuesta que leyó ante la plaza: ¡‘El dragón Mágico de los Sampedros’. Y lo hizo bien, casi sin nervios, aunque antes de asomarse al balcón confesó «estoy un poco nervioso, pero muy emocionado y contento por estar aquí». Un día importante en el que quiso agradecer a todos los que le habían apoyado para presentar su cuento. Y mandar «un recuerdo especial a su abuelo».

Y como un pregonero profesional, Izan se animó a terminar con un ¡Viva los Sampedros!; ¡viva la Peña Los Sanjuaneros!; ¡viva la charanga Tsunami!, y ¡viva Burgos!.

Junto a él, en el balcón entre la corte de la Reina y Damas Infantiles, estaba la ganadora de este año en la categoría de 6 y 8 años, Clara López Santamaría, de la Peña Los Verbenas, que bordó la lectura de su cuento ganador ‘Las Zapatillas de la suerte’ .

La alcaldesa, que también llegó 10 minutos tarde a este acto programado a la 13.00 levantando las protestas de la plaza inquieta por la tardanza, les impuso pañuelos y colocó la blusa a Izan. A los pies del balcón Danzante y los Tetines de Burgos bailaron con los Gigantillos y Gigantones.

Después los pequeños en la plaza pudieron disfrutar de una ‘globada’, con cerca de 3.000 globos de colores que persiguieron para hacerlos explotar.