Guillermo Hermoso de Mendoza y Sergio Pérez de Gregorio, doble salida a hombros
Dos orejas para cada uno en un lucido espectáculo de rejones que divirtió al cónclave / Se despidió de Burgos Pablo Hermoso de Mendoza cortando un trofeo del cuarto de la tarde / Corrida noble de Albarrán
Con una doble salida a hombros concluyó la feria de San Pedro. El navarro Guillermo Hermoso de Mendoza y el salmantino Sergio Pérez de Gregorio salieron en volandas del Coliseum con dos orejas cada uno en su esportón. Una de cada ejemplar de sus respectivos lotes.
Se lidió una corrida de buenas hechuras y plaza de Luis Albarrán que se prestó para el toreo a caballo. Un encierro noble y con fijeza que sin rebosar las embestidas permitió lidiar precisas y que los rejoneadores se lucieron con sus cabalgaduras.
Correcto se mostró Pablo Hermoso de Mendoza con el toro que abrió función, un animal con bondad y buena conducta al que el navarro toreo con acierto en una lidia precisa y bien estructurada. Lo mejor, el toreo a dos pistas de gran entidad. Se atascaron los hierros de muerte y no hubo premio.
En cambio si acertó con el cuarto al que le cortó un trofeo tras una faena plena de precisión e inteligencia. Muy fácil el navarro en una faena que supo sacar partido a la embestida noble de su oponente. Faena de menos a más.
Fiestas de San Pedro
Brillante alternativa de Ismael Martín y un gran toro de Antonio Bañuelos
El Correo de Burgos | El Mundo
Guillermo Hermoso de Mendoza se estrelló literalmente frente al segundo de Albarrán, un toro que se emplazó y que rehuyó la pelea. Imposible el lucimiento a pesar de la buena actitud del navarro. La tenacidad, el ímpetu y la buena ejecución de la suerte final fueron claves para la consecución de la oreja.
Frente al quinto que fue un toro con buen son, Guillermo Hermoso de Mendoza cuajó una faena de nota que solo tuvo el lunar de tener que descabellar, lo que enfrió al cónclave tras una faena ligada, vibrante, compacta y vistosa. El carrusel de cortas fue espectacular. Atacó seguro con el hierro final pero cayó trasero y hubo de echar pie a tierra. Cortó una oreja que le abrió la salida a hombros.
Debutaba en Burgos un joven rejoneador castellano, de Salamanca. Sorprendió por su concepto, por sus registros, por la manera de hacer y ejecutar y más que ninguna otra cosa: por su personalidad. Cortó una oreja del toro se su presentación que fue el tercero al que toreó como honores y limpieza, en un palmo y encontrando toro en todos los terrenos.
Al que cerró tarde y feria le cortó una oreja a pesar de no redondear con el acero final tras mostrar una notable dimensión de rejoneador puesto y de futuro. En banderillas, clavó formas de manera brillante, luciéndose en todos los terrenos. Inteligencia para lidiar y torear. Torero con buena cuadra.