El Correo de Burgos

RECORTES DE FOMENTO

La N-I peligra en Parapa al dejar sin acabar una tubería que 'muere' junto a la calzada

La canalización de pluviales acaba bajo el nivel de la carretera y podría causas filtraciones

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Burgos

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G. GONZÁLEZ / BriviescaLa paralización ‘de hecho’ de algunas de las obras en marcha dentro de la variante Monasterio-Cubo ha creado una situación que genera inquietud por las consecuencias que pudieran derivarse. Concretamente se señala el Alto de Parapa, kilómetro 284 de la N-I, en el que maquinaria e incluso los carteles de seguridad en las obras han desaparecido tras meses de trabajo.Estos trabajos han dejado sobre el terreno un importante movimiento de tierras y una canalización de pluviales de más de un centenar de metros. La canalización tiene una anchura de dos metros y una profundidad de uno, con puntos de recogida de aguas de una enorme ladera superior.El temor de los que conocen el terreno es que, en caso de una fuerte tormenta, el agua tome esta nueva conducción que acaba en un muro de tierra bajo el nivel de la calzada. En este punto existe una tubería de no más de 30 centímetros, muy obstruida, para dirigir el caudal al otro lado bajo la carretera que ni siquiera está enfrente de la salida de la nueva conducción.Señalan que, con el movimiento de tierras, todo el agua que se deslice por la ladera acabará en la construcción hormigonada, que cuenta con saltos para acelerar la evacuación y al llegar al final se encontrará con, literalmente, un muro de tierra.Asímismo señalan que en el último tramo, esta conducción está cerrada por lo que el agua enfocaría con toda su presión contra la tierra sobre la que se asienta la calzada de la N-I.En caso de que la tierra soportara esta presión, el desbordamiento sería la consecuencia menor, precisamente en una zona donde siempre se ha extremado el cuidado en el drenaje por su inclinación.De hecho existe, metros más abajo, un paso de ganado muy amplio que casi permanentemente esta inundado por la confluencia de pequeños arroyos y torrenteras.Los cambios realizados en el terreno han alterado las salidas habituales del agua manada y proveniente de fenómenos meteorológicos que contaba con, al menos, tres puntos de evacuación en la parte baja de Parapa.Esta abundancia de aliviaderos responde a la orografía de la zona que encauza de forma natural las precipitaciones hacia la zona ahora alterada por las obras inacabadas de la carretera.Cabe destacar que, pese a que esta zona situada en el sentido Miranda es la que presenta un mayor nivel de ejecución de la obra de encauzamiento, su opuesta también ha sido objeto de trabajos.Dado que se trata de una zona más elevada, las posibilidades de que un caudal de agua cause daños o problemas al tráfico en la N-I son mucho menores.Pese a ello en varios puntos se han cortado con la colocación de grandes tuberías la salida natural del agua en su descenso e incluso rellenado zonas de arcén.Los problemas derivados de una incorrecta evacuación del agua de las fuertes lluvias en la N-I no son algo excepcional, ya que se han producido corrimientos de tierra o inundaciones años atrás, siendo necesario incluso al cierre al tráfico durante horas esta carretera. Los que conocen esta zona entienden que si en el diseño de la obra se consideró necesario un sistema de evacuación tan amplio es por que se calculaba que el volumen posible sería elevado.Por ello que su desembocadura acabe contra un muro de tierra les resulta incomprensible por lo peligroso que esto podría llegar a resultar en desbordamientos.

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