El Correo de Burgos

La festividad de San Martín saca a Ahedo de Bureba del silencio

Con solo tres vecinos empadronados se resiste a desaparecer pese a las dificultades. Antonio Fuente, 'Carrasco', leyó sus coplillas populares a los asistentes

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

El pequeño pueblo burebano de Ahedo celebró sus fiestas en honor a San Martín con el mismo espíritu que cuando era un pujante núcleo habitado que en sus mejores años superó las cien casas habitadas.

La particularidad de las fiestas de esta villa radica en que es un de los conocidos como 'Pueblos del Silencio' del medio rural burgalés contando con un censo de tres vecinos.

Pese a esto los oriundos de Ahedo llevan varios años empeñados en poner voz a su pueblo con trabajo sobre el terreno y recuperando sus tradiciones.

Así este año alrededor de una treintena de antiguos vecinos y sus descendientes acudieron a la villa para en torno al renovado horno comunal recuperar la historia y costumbres.

Mientras en el horno se cocinaban los alimentos típicos del otoño Antonio Fuente, popularmente conocido como 'Carrasco', leía a los más jóvenes sus populares coplillas.

Estas composiciones son en si mismas la memoria viva de Ahedo ya que en ellas se recuerda a personajes de importancia para la población por sus oficios.

Así en una de ellas escrita en 1950 y dedicada a Fidel Escudero, propietario de la taberna del pueblo, se recuerda desde las labores agrícolas hasta las relaciones sociales con otros pueblos cercanos. Gracias a estas coplillas de 'Carrasco' se puede conocer como era la vida hace décadas en este pequeño pueblo así como las personas que ejercían los más diversos oficios.

La recuperación de estas cancioncillas servirá, afirma Carrasco, para que las nuevas generaciones conozcan la historia local que de otra forma desaparecería con el paso del tiempo.

Precisamente las nuevas generaciones se han empeñado en que Ahedo no engrose la lista de pueblos definitivamente desaparecidos y poco a poco van ganando la batalla.

Así tras no pocos esfuerzos en la villa se cuenta ya con agua canalizada, electricidad al voltaje estándar, varias calles urbanizadas y un horno comunal en perfecto estado.

Estos logros hay que enmarcarlos en el contexto de un pueblo que carece no ya de una carretera asfaltada sino incluso de un cartel que indique su ubicación geográfica.

Pese a todo el ánimo permanece muy elevado y como mejor forma de demostrarlo decidieron celebrar sus fiestas patronales aprovechando el 'Veranillo de San Martín' con un notable éxito de participación.

Lo que no pueden evitar es el hablar con pena de la historia de la iglesia del pueblo que avanza a su desaparición ante la indiferencia administrativa.

Cabe destacar que en ella se encuentran elementos escultóricos, actualmente ya muy dañados, únicos en el Románico burgalés perfectamente referenciados en los textos de los estudiosos.

Su abandono es tan patente que ni siquiera existe un camino para acceder a esta construcción de indudable valor patrimonial que ha sido ya víctima de ocasionales expolios.

Quizás el ejemplo de los vecinos que se niegan a que Ahedo desaparezca lleve a los responsables a echar aunque sea solo media capa, como San Martín, para evitar que la iglesia quede solamente en el recuerdo.

San Martín en La Bureba

La festividad de San Martín cuenta en la comarca burebana con una larga tradición vinculada en gran medida a la costumbre de matar el cerdo en estas fechas.

Casi desaparecida la 'matanza' al estilo antiguo, en la que participaban la práctica totalidad de los vecinos apoyándose los unos a los otros en la tarea, permanece el espíritu social de la misma.

Así en la localidad de Calzada de Bureba el eje central de la festividad es una comida popular en la que los vecinos y visitantes comparten mesa en honor al santo.

De igual forma pero con un contenido más amplio se celebra San Martín en la villa de Busto de Bureba en la que participan también vecinos de pueblos próximos.

Así este año la jornada festiva, programada para el día 13, contará con un programa en la que los juegos tradicionales del campo tendrán un importante peso.

Las carreras de sacos, soga-tira, los pañuelos y los pucheros volverán a ser las diversiones centrales para los más pequeños de la mano de la asociación Puerta de los Obarenes como lo fueran hace décadas.

También la secular costumbre de compartir mesa sigue viva en las fiestas bustanas que cuenta con la tradicional cena de San Martín a la que acuden los residentes y vecinos de localidades próximas.

Salvando las distancias tanto en Ahedo como en Busto la festividad de San Martín, alejada de las fechas estivales, cumplen con el objetivo primitivo de estas celebraciones en los pueblos.

Este es el de ejercer como nexo de unión entre los residentes, vecinos de pueblos limítrofes y los que abandonaron la localidad que acuden de forma habitual a las fiestas.

Como evidente ejemplo de ello es que en el caso del más despoblado acudieran a la llamada una cifra de personas que multiplica por diez el censo oficial y de nuevo los niños jugaran en sus calles.

Tampoco en Busto es desdeñable el poder de convocatoria de San Martín ya que en el momento central de los eventos la cifra habitual de asistentes supera el medio millar.

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