El deterioro de Santa Clara se agrava con un desprendimiento

GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

La inesperada caída de una parte de la cornisa de la iglesia del monasterio de Santa Clara, en Briviesca, muestra que no sólo el interior del cenobio precisa de urgentes medidas de rehabilitación para conservar este BIC (Bien de Interés Cultural), sino para garantizar la seguridad ciudadana.

El trozo de piedra caído tras la fractura de una de las piezas de piedra de la cornisa, se desprendió el pasado miércoles, lo que hizo que cayera sobre la acera sin que, afortunadamente, causara daños personales o materiales.

Por ello, ante el peligro que supone y hasta que se determine las actuaciones a emprender, este tramo de calle ha sido precintado por la Policía Local, ya que existe el grave riesgo de que caigan más pedazos de cornisa. De hecho, son numerosas las grietas visibles pese a la considerable altura, y que presentan las piezas que conforma la cornisa de la iglesia, además de faltar en ella algunas trozos de la piedra.

Cabe recordar que la parte exterior del convento ya fue objeto de una restauración en 1995 por su mal estado general, en la que se invirtieron algo más de 28 millones de pesetas de la época.

Actuación que sin embargo, se limitó a la parte exterior del emblemático lugar, lo que dejó sin mejorar las zonas interiores. Éstas también habían sido excluidas del plan de rehabilitación realizado en 1989 donde se invirtieron más de 127 millones de pesetas. Se da la paradoja de que precisamente las partes de mayor valor arquitectónico son las que no han sido objeto de ninguna intervención, ni para su conservación ni menos aún para su restauración.

El abandono de las monjas Clarisas del recinto hace ya más de diez años, hace temer que esta parte, no utilizada precisamente por su mal estado muchos años antes, se encuentre en riesgo de dañarse de forma irremediable.

Aunque son varias las áreas que presentan deterioro, la más perjudicada es la del claustro gótico-renacentista que ya a principios de este siglo amenazaba con perderse a medio plazo y cuyo estado actual, visto que el deterioro ya alcanza al exterior, es desconocido.

Los últimos datos conocidos sobre el convento es que está la comunidad religiosa propietaria del mismo lo ha puesto en venta, aunque la protección del mismo, tanto autonómica al ser BIC como la municipal, y su estado cada vez más deteriorado lo hacen poco atractivo al mercado inmobiliario.