El Correo de Burgos

La encina de los sueños cumplidos

El Árbol de la Provincia crece imparable en Jaramillo de la Fuente. A pocos metros, el Mapa de las Tierras de Burgos y una muestra fotográfica de viejos ejemplares

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Burgos

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A.S.R. / BurgosJulián Puente, Domingo Paniego, Serviliano Sebastián, Mateo Andrés, Simón Bernabé y Elías Rubio la miran como solo se hace con la niña de tus ojos. Están orgullosos, más que eso, y esa satisfacción ha crecido al mismo ritmo que ella. Han pasado algo más de cinco años desde que dos centenares de románticos se acercaran a Jaramillo de la Fuente a plantar la encina que se levanta resuelta al arrullo del río Jaramillo, a la sombra de la iglesia románica, en el mismo lugar que antaño ocupó una vieja olma. Decenas de manos echaron tierras de todos los pueblos de la provincia, del norte y el sur, del este y el oeste, y la regaron como símbolo de unión, de amor compartido por la misma tierra, con sus diferencias y similitudes.Esos puñados de tierra, la sobrante de la traída por cientos de personas de todas las localidades para dibujar el Mapa de la Provincia, escondían muchos sueños. El de Elías Rubio, padre de la iniciativa, auténtico instigador de la misma y capitán de la expedición; el de los miembros de Espacio Tangente, grumetes con galones de comandante que se implicaron en el proyecto y lo adoptaron como propio; el de los vecinos de Jaramillo de la Fuente, que, con su alcalde, Simón Bernabé, a la cabeza, se embarcaron en esta aventura desde el principio ofreciendo su pueblo como hogar definitivo.Aquel 14 de marzo de 2009, cuando la encina ya lucía erecta junto a la torre románica, el regidor reclamó las ayudas necesarias para convertir las antiguas escuelas en un edificio de usos múltiples que acogiera el citado mapa.Hace un año y medio veía cumplido ese deseo. A escasos metros de la encina, se expone de forma permanente. Allí luce como en ningún sitio, con un puñado de fotografías que relatan el proceso que lo alumbró.Y, además, desde este verano, el Árbol de la Provincia tiene allí un espejo donde mirarse, una exposición de fotografías de 40 viejos ejemplares -«sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos»- rastreados por los pueblos burgaleses por Elías Rubio.El moral de Tañabueyes, y el de Abajas, y el de San Vitores de Quintanilla de las Dueñas; los restos de la nogala de Villalbura; el roble de las Grijas y el del puente de la vía de Robredo de Las Pueblas, y el de la verruga de Jaramillo Quemado; el castaño la Reina de Barcenillas de Cerezo, y el del arroyo de La Parte de Sotoscueva; el olmo de la ermita de Arauzo de Torre; la encina de Tordueles, y la grande de Solarana...No se acaban aquí los sueños. El infatigable e inquieto investigador burgalés lanza uno más. Desea implicar a los niños en esta correría y le encantaría contar con un certamen literario escolar en torno a esta encina y al resto del patrimonio arbóreo. Tiernas poesías y relatos para leer en cada aniversario, que se celebra todos los meses de julio durante la Fiesta del Santo de Jaramillo de la Fuente, pueblo orgulloso de aumentar sus atractivos y ver que sus calles se animan con caras nuevas que ayudan a espantar al fantasma de la despoblación, aunque solo sea un poquito. Por ello brindan.

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