El Correo de Burgos

Un grupo de voluntarios pone en valor el Monasterio de San Miguel

La actuación pretende recuperar el templo para acoger eventos culturales el próximo verano

Los voluntarios realizaron una completa tarea de limpieza del terreno.-G.G.

Los voluntarios realizaron una completa tarea de limpieza del terreno.-G.G.

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca
Burgos

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Un grupo de 17 entusiastas recuperadores del patrimonio histórico se congregaron ayer en Busto de Bureba con el objetivo de dar el primer paso para recatar del olvido el lugar. Durante varias horas, las azadas y rastrillos sacaron una gran variedad de restos acumulados durante años hasta llenar más de una docena de grandes bolsas de basura.Tras esta primera acción, el siguiente reto de los voluntarios será la nivelación del terreno, muy irregular y trufado a causa de las grandes raíces de los árboles que alberga. Entre ellos destacan dos altos cipreses que recuerdan que, durante años, este enclave fue utilizado como camposanto por los bustanos hasta la construcción de uno nuevo a las afueras del municipio.Una vez se realice este nivelado, la intención de los participantes pasa por organizar eventos culturales al aire libre en la época estival para dar a conocer un lugar que pasa muy desapercibido para los visitantes pese a formar parte del casco urbano de la villa.La consolidación como elemento turístico del antiguo monasterio ya se incluyó entre los proyectos del Ayuntamiento durante varias legislaturas atrás, pero finalmente quedó solo sobre el papel. La intención en aquellos momentos era darle relevancia aprovechando que Oña acogía la exposición de Las Edades del Hombre con el tema principal del monacato.Además de los futuros usos culturales del monasterio, del que se conservan casi la totalidad de sus paredes, esta iniciativa de la asociación bustana permitirá sacar del olvido un patrimonio que se remonta a más de un milenio atrás en la historia de La Bureba.Las fuentes históricas apenas ofrecen datos de este templo, que finalmente entró en la égida del poderoso cenobio de San Salvador de Oña gracias a la cesión de Gómez González y su esposa, la condesa Urraca, en 1107.Otro dato de interés para datar el origen de este monasterio se encuentra en esta donación en sí misma. Interviene en esta parte de la historia Miguel Díaz, ya que se menciona la transformación de una antigua iglesia ya existente y su conversión en monasterio.Su historia contiene grandes espacios temporales vacíos. Incluso los historiadores aún mantienen dudas sobre si llegó a incorporarse al cenobio oniense y en qué fecha, ya que coincide temporalmente con la cesión del desaparecido monasterio de San Martín de la cercana localidad de Marcillo.Su supresión como lugar de culto sí esta clara, dado que se ha documentado su desacralización en 1723 al contar con otra iglesia parroquial. No obstante, continuó manteniendo su status de tierra consagrada al utilizarse posteriormente como camposanto.Precisamente, ese nuevo uso ha permitido que se conserven los restos del primitivo monasterio al evitar que las piedras se reutilizasen en otras edificaciones, una práctica común en estos casos.Como en casi todas las intervenciones, la siguiente actuación, según los voluntarios, dependerá de la disponibilidad de fondos para ejecutarla. Por ello, confían en que por su modesto coste no sea un obstáculo.

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