El coste de la variante de Santa María Ribarredonda se incrementa en 3M

La variante de Santa María Ribarredonda se resiste a abandonar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). De hecho, el próximo año contará con una dotación suplementaria a la inicialmente asignada -con las proyecciones habituales- de tres millones de euros adicionales.A corto plazo, parte de estos fondos públicos se destinarán a la realización de un amplio proyecto de restauración medioambiental que fue adjudicado a la empresa que realizó la obra a principios del presente ejercicio. En concreto, la Dirección General de Carreteras formalizo el contrato -cuyo número de expediente es 50.106/14;23-BU-3791-, con la empresa Tecsa siguiendo el procedimiento negociado sin publicidad el 13 de marzo por un importe de 1,6 millones de euros sin rebaja sobre el presupuesto de licitación. En dicho expediente, se concreta que el plazo de ejecución de la obra será de 14 meses en los que se procederá a la restauración medioambiental del préstamo de la obra en la variante de la N-I.Con esta adjudicación, a la que habría que sumar 1,4 millones de euros suplementarios de la partida presupuestaria, el coste total de esta obra asciende a más de 15 millones de euros a pesar de que el año pasado se afirmase se manera oficial que la cuantía era de 12,3 millones.Las discrepancias presupuestarias desde que se iniciase tramitación en 2002 han sido una constante al tratarse de la única actuación que ha contado con partidas en los PGE desde su adjudicación en 2008. Además, los incrementos han sido progresivos desde que se concediese por 8,6 millones de euros con un presupuesto de licitación de 11 millones.Hasta 2012, esta cantidad fue la más estable en los presupuestos de Fomento. A partir de ahí, empezó a crecer con un añadido de 600.000 euros hasta alcanzar los 12 millones este año antes de acordarse la nueva asignación. Por lo tanto, se ha pasado de un coste inicial de 8,6 millones a 15,1 según se recoge en el Presupuesto General del Estado para 2016.Dada la tardanza en la ejecución de las obras, iniciadas con Francisco Álvarez Cascos como ministro de Fomento para el tramo convencional de la N-I y finalizadas por Ana Pastor, los ediles de la zona se han quejado en repetidas ocasiones por esta situación.En ese sentido el alcalde de Cubo de Bureba, Roberto Cabezón, muestra su satisfacción tras atenderse la petición de que se colocaran indicadores en los accesos a la villa tras casi un año de quejas. Asimismo, manifiesta su esperanza en que la apertura de caminos locales cerrados tras las obras se resuelva «pronto», especialmente el de La Venta.Según explica el primer edil, la clausura de este camino obliga a que los vehículos -especialmente tractores- deban «circular por las calles del pueblo, lo que supone un gran riesgo para los vecinos». Además, tampoco hay que olvidar los daños causados sobre el firme urbano durante su tránsito.