BUREBA
La lluvia desluce la tradicional feria de los novios briviescana
Pese a la adversa meteorología la participación popular se trasladó a los soportales de la plaza
El agua deslució pero no aguó la popular Feria de los Novios de la capital burebana, que registró un notable índice de participación tanto en los eventos matutinos como en la tradicional entrega de claveles y garrapiñadas. La que sÍ sufrió la mala meteorología fue la feria artesana, pese a lo cual la mayoría de los participantes aguantaron en sus puestos la pertinaz lluvia durante toda la mañana.De igual forma fueron numerosos los briviescanos que, desde los soportales o bajo los paraguas, asistieron la tradicional actuación de la Banda Municipal de Música, que inició el programa de actos.La inestabilidad meteorológica también obligó a trasladar la entrega de los obsequios de los aledaños del templete de la Plaza Mayor, a los soportales no influyendo de forma decisiva en la participación popular, ya que una de las características de la misma es el celebrarse al aire libre. De hecho, en algunas ocasiones -como fuera en sus comienzos-, la entrega de los obsequios a las parejas que acuden a la popular cita se llevó a cabo en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial por la lluvia.Entre las parejas que participaron en el evento se podían ver ancianos, jóvenes y niños por igual, compartiendo todos ellos la ilusión de esta peculiar celebración de San Valentín en Briviesca.La festividad de San José en Briviesca tiene un componente especial, cuyo origen hay que buscarlo en la tradicional feria de ganado que tenía como escenario la capital burebana en el siglo XIX.El evento, que comenzó siendo una feria comercial, se transformó en una fecha de encuentro con un marcado carácter social de los burebanos que propició que fuera popularmente conocida como la Fiesta de los Novios.Esto fue así al ser costumbre de utilizar la citada feria como ‘punto de encuentro’ entre los jóvenes de la comarca, que acudían a la misma solos -en el caso de los varones-, o acompañados por sus padres, en el de las mujeres, siendo este evento un momento aceptado para ‘entablar relaciones’. Cabe recordar que según las normas sociales de la época, en aquellos tiempos las comunicaciones entre pueblos resultaban complicadas para que los mozos y mozas se conocieran. La estricta moral y el trabajo continuado del campo sóo permitían que en fechas muy señaladas abandonaban las labores para acudir a actos sociales.Esta costumbre de buscar novia en la feria era, en ocasiones, aprovechada por los padres para concertar enlaces matrimoniales entre los hijos, incluso sin previo consentimiento de los mismos, dándose casos de que ni siquiera se conocieran los futuros cónyuges.La costumbre de ‘arreglar’ los casamientos fue desapareciendo en parte por la evolución social y también a consecuencia del despoblamiento. Lo más curioso es que precisamente fueron los propios jóvenes los que, a principios del siglo XX, tomaron la iniciativa de acercarse hasta Briviesca el día de San José a ‘feriar novia’.Este cambio fue en parte debido al descenso en la cifra de vecinos en los pequeños núcleos de la comarca logrando muchos de ellos su objetivo de encontrar pareja. Pese a que la feria ganadera desapareció definitivamente con la llegada de la mecanización en los años sesenta, la costumbre de acudir a Briviesca en San José permaneció vigente. No obstante, el paso del tiempo afectó a la tradición por lo que el Consistorio decidió potenciarla diseñando para ésta un formato atractivo en la década de los 70.Así, se introdujo la costumbre de obsequiar a las parejas que acudían a la misma con almendras y claveles por las Reinas de las Fiestas.