Briviesca luce su patrimonio eclesiástico durante el verano

Gracias a la recuperación el año pasado de la antigua costumbre de trasladar los oficios estivales de la iglesia parroquial de San Martín a la excolegiata de Santa María La Mayor permite a los visitantes conocer el interior de todos los templos de la ciudad. De esta forma, a lo largo del verano, puede visitar junto a la misma la de San Martín y Santa Clara de forma excepcional, ya que durante el resto del año solo permanecen abiertas la parroquial y la conventual.Por el momento, la gran desconocida para los visitantes es la excolegiata, cerrada al culto en 1996 y relegada al olvido con su magnífico legado artístico, donde la mezcla de estilos es una constante.

Si su exterior ya muestra una destacada mezcla de barroco y el neoclásico, el grueso de las piezas de arte sacro más destacadas están lógicamente en su interior repartidas en las distintas capillas del templo. Destaca la Capilla Mayor, pues la cabecera de su nave cuenta con un impresionante retablo barroco del siglo XVIII presidido por la patrona de la villa (Nuestra Señora de la Asunción), cuya talla del siglo XV está flanqueada por la imagen mariana de las tallas barrocas de San Joaquín y Santa Ana. Acompañan a este retablo mayor otros dos de corte barroco y coetáneos -de menor tamaño eso sí-, mientras que a la izquierda se sitúa la nave del Evangelio con el retablo del Rosario, de principios del siglo XVII, que preside una talla de San Roque.Completa su dotación un retablo del XVIII con la efigie de San Pedro Papa sentado en cátedra el retablo de Santa Teresa con rocallas características del XVIII, dos sepulcros tardogóticos conservados de la fábrica antigua con esculturas yacentes en arcosolio y el neoclásico retablo del Crucificado que encabeza la nave.A su derecha, en la nave de la Epístola, se emplaza la Capilla de Santa Casilda, también conocida como la de las 11.000 Vírgenes, fundada por el Obispo de Segorbe José Muñatones y Sánchez de Briviesca, cuyas armas aparecen en el muro y la rejería que cierra la estancia.El retablo dedicado a la santa patrona de Briviesca es una obra romanista de 1565 asignable al artista Pedro Gómez de Gámiz, autor del retablo mayor de la iglesia del Monasterio de Santa Clara. Comparte con éste su mazonería sin dorar ni policromar, lo que denota su calidad plástica miguelangelesca. Además, su iconografía incluye imaginería de la titular, San Íñigo de Oña, San Sixto Papa y San Juan de Ortega; así como relieves con escenas de la Pasión y de la vida de Santa Casilda. Desde esta capilla se accede a uno de los más destacados elementos del templo tanto por valor artístico como religioso. Se trata de la Capilla del Sagrario, un añadido a la cabecera del templo por fundación en 1667 de la familia Soto de Guzmán que cuenta con una cúpula octogonal con imaginería hispanoamericana del siglo XVII, si bien su estado actual es de franco deterioro.La posibilidad de contemplar las otras dos iglesias de Briviesca añade, en el caso de San Martín, la posibilidad de contemplar una amalgama de elementos arquitectónicos y decorativos de los estilos renacentista y barroco que modificaron sustancialmente la traza gótica original, que no obstante continúa siendo predominante en el interior del templo, tal y como se advierte en la disposición de las tres naves y las capillas. Finalmente, Santa Clara muestra un fuerte contraste por su sobriedad al tratarse de una iglesia conventual que centra el interés del visitante en el retablo renacentista, considerado como uno de los mejores de España. Tanto su estilo como el carecer de policromía se vinculan con el que preside la capilla de Santa Casilda en la excolegiata.