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La singularidad de los otros tres enclaves

350 hectáreas en La Rioja y un pueblo casi abandonado en Palencia completan el mapa extraterritorial de la provincia

El Ternero, sin habitantes fijos en la actualidad, es una finca destinada a la actividad vitivinícola.-BIGSUS

Burgos

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El anacronismo y la singularidad confrontan cuando sale a relucir el debate sobre los enclaves territoriales. El Condado de Treviño es la punta de lanza en la provincia de Burgos, pero lejos de su impacto mediático coexisten otras tres ‘islas’ fuera de su correspondiente demarcación. En el término municipal de Miranda pero dentro de La Rioja se encuentran Sajuela y El Ternero, que apenas suman 350 hectáreas reconvertidas en viñedos, de ahí que sus únicos pobladores -a tiempo parcial- sean los propietarios y empleados de dichas parcelas. Algo menos testimonial en términos de extensión es La Rebolleda, una pequeña pedanía enclavada en la provincia de Palencia con apenas dos residentes fijos -un matrimonio- cuya gestión depende del Ayuntamiento de Rebolledo de la Torre.En la otra cara de la moneda se localizan los exclaves palentinos de Villodrigo, entre la A-62 y Valles de Palenzuela, y Berzosilla, a caballo entre Burgos y Cantabria. Con independencia de las posturas o reivindicaciones que puedan existir respecto a los enclaves o exclaves, el portavoz del equipo de Gobierno de la Diputación, Borja Suárez, apela a la «naturaleza histórica» de estos territorios, cuyo origen -en la mayoría de los casos- se remonta a la Edad Media.Las primeras referencias documentales sobre la finca El Ternero se remontan al año 1245, cuando el Papa Inocencio IV hizo inventario de las posesiones del Monasterio de Santa María de Herrera, colindante con las fronteras actuales de Álava y La Rioja. Lo que hoy es un terreno privado dedicado a la recogida de uva y la elaboración de vino bajo la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja albergó en su día una pequeña iglesia, un colegio y dependencias monacales cuyas ruinas dan cuenta de su pasado eclesiástico.Con apenas 100 hectáreas, Sajuela dejó de ser una localidad como tal a mediados del siglo XX para convertirse en una zona vinícola. ¿Cómo y cuándo pasó a formar parte de Miranda? Su circunscripción actual comenzó a gestarse en 1502 cuando el Conde de Salinas negoció su venta a los Reyes Católicos en favor de la ciudad del Ebro. No obstante, las primeras referencias acerca de este enclave se remontan varios siglos atrás y revelan la existencia de dos barrios -Sajuela de Yuso y Sajuela de Suso- pertenecientes al fuero de Cerezo.La Rebolleda es el único de estos tres enclaves que a día de hoy mantiene su condición de pueblo como tal, si bien el número de habitantes se ha reducido drásticamente durante las últimas décadas. Lo más curioso de este territorio -según los primeros escritos fue donado por el Rey Sancho IIde Castilla a Bermudo Gutiérrez en el año 1068- es que tras la caída del Antiguo Régimen su jurisdicción fue compartida por Becerrill del Carpio y Villadiego. Además, se ha documentado que también fue propiedad del duque de Frías, tal y como se recoge en el Censo de Floridablanca.Disputa territorialLo dijo hace poco Javier Fernández Linares, próximo pregonero de las Fiestas de Altamira: «Miranda es un cruce de caminos» con influencias culturales de las comunidades colindantes, hasta el punto de administrar dos enclaves amparados bajo el marchamo de la DOC Rioja. De ello da fe Koldo Madariaga, socio de la bodega Término Miranda, que hasta hace no mucho recogía parte de su uva en Sajuela para elaborar ojogallo. La decisión de trasladar parte de su actividad al enclave obedeció a que «apenas había uva en el término municipal de Miranda excepto en esos territorios con una calificación de Rioja porque están dentro de la propia Rioja a efectos geográficos».Y aunque no tuvieron «ningún problema» con los propietarios de una porción del terreno para cerrar su venta, se vieron obligados a «desclasificar la uva» para justificar que «hacemos nuestro propio vino» fuera de La Rioja. A modo de ejemplo, explica que esta situación es similar a la de «quien compra un Ferrari y quita la chapa». Es decir, «la uva seguía siendo de la Denominación y cumplía todos los parámetros para poderse comercializar como vino de Rioja, pero tuvimos que coger esa uva, llevarla a una báscula del Consejo Regulador para desclasificarla y justificar que no se va hacer vino de Rioja sino otro vino, ya que hoy en día una botella de Rioja tiene un valor añadido».Por otra parte, detalla que la empresa cumplió a rajatabla el cupo de kilos por hectárea permitido, dado que «los excedentes no se pueden vender, se tienen que tirar al suelo». Tanto éste como el anterior imperativo legal también afectan a El Ternero, reconvertido en hacienda vitivinícola que oferta catas visitas enoturísticas, solo que en este caso la empresa que gestiona la finca sí pertenece a la Denominación de Origen Rioja.Al margen de la protección territorial de la DOC, también se han registrado disputas identitarias sobre ambos territorios. Suárez recuerda que hace algo más de una década el Partido Riojano impulsó una Proposición No de Ley (PNL) en el Gobierno de La Rioja que «no prosperó» para exigir la recuperación de ambos enclaves.La reivindicación no ha caído en saco roto para la formación regionalista, que en su programa electoral para las elecciones municipales y autonómicas de 2015 insistía en «exigir la inmediata resolución del anacronismo administrativo que supone la existencia de los enclaves administrativos burgaleses de Sajuela y El Ternero en territorio riojano, que impiden que La Rioja sea una unidad administrativa y territorial».¿Cómo se vive el conflicto -si lo hay- sobre el terreno? «Está ahí, pero es más testimonial que real», sostiene Madariaga, a la hora de distinguir al «ciudadano de a pie que vive de su trabajo» y a los políticos que pretenden «hacer valer su tierra a costa de menospreciar a la de al lado o de querer modificar la historia de una tierra». Así pues, niega que se produjese discusión alguna con las gentes de la zona, máxime cuando «muchos propietarios de fincas en Sajazarra, Cuzcurrita o Tirgo viven en Miranda».Quizá por aquello de pertenecer a la misma Comunidad Autónoma, el debate sobre la pertenencia a una u otra provincia en La Rebolleda parece brillar por su ausencia. Lo confirma el alcalde de Rebolledo de la Torre, Raúl Bascones, y lo corrobora Nuria Francés, vecina de Aguilar de Campoo y propietaria junto a su marido de una vivienda y una nave agrícola en el enclave.Prestación de serviciosMás allá de los planteamientos identitarios en clave territorial, no se puede obviar que los enclaves suelen generar complicaciones administrativas en la prestación de servicios. En materia sanitaria, los vecinos esporádicos de La Rebolleda «están divididos» entre los centros de salud de Mave y de Villadiego. No obstante, la jurisdicción en materia de seguridad entre ambas provincias ha causado algún que otro problema en la pedanía. Francés se refiere, por ejemplo, al incendio de 2012 que afectó a tres viviendas y al que acudieron los Bomberos y la Guardia Civil de Villadiego, «a unos 50 kilómetros cuando Aguilar está a 10». En este sentido, reclama una mayor flexibilidad competencial, dado que la comunicación entre ambas localidades «por carretera comarcal» supone «una hora» de viaje.Al contrario que en lo relativo al sentimiento de pertenencia territorial, Sajuela y El Ternero permanecen ajenos a este tipo de problemas, aunque se han tenido que llevar a cabo«ciertos arreglos administrativos», remarca el portavoz provincial en referencia al «acuerdo» alcanzado hace años entre Sajazarra y la hacienda vitivinícola para «llevar agua potable». En cuanto a posibles incidencias que requieran presencia policial, la prestación de este servicio recae sobre la Guardia Civil de Casalarreina por cuestiones de proximidad.El Ayuntamiento de Miranda también ha tenido que intervenir en alguna ocasión para realizar intervenciones que no revisten mayor importancia sobre «caminos, accesos o servidumbres de paso», concreta Suárez, también portavoz del Grupo Municipal Popular en la ciudad.En el contexto de los enclaves también entran en juego los trámites a realizar cuando una persona fallece tras ser atendida en el centro sanitario más cercano a su localidad pero fuera de sus límites autonómicos. A este respecto, el grupo provincial de Ciudadanos presentó una moción a principios de julio para evitar que los familiares del difunto no asuman más costes por esta cuestión.La propuesta, en la que se cita explícitamente los casos de ElTernero y Sajuela, incidía en que «es necesaria una autorización sanitaria para el traslado de cadáveres que dificulta el velatorio del difunto en su lugar de origen», una situación que a juicio de la formación naranja «vulnera y ataca directamente a la dignidad del finado y de sus allegados, que han de soportar un mayor periodo de dolor fácilmente evitable».La proposición, expuesta por su portavoz, Lorenzo Rodríguez, en el último Pleno de la Diputación, se aprobó -no sin debate- con el respaldo de todos los grupos a excepción del primer punto, relativo a la necesidad de esperar 24 horas, porque «es un imperativo legal y afecta a Sanidad», subrayó Suárez.