Atapuerca, firme candidata para el voluntariado europeo
La Junta prevé incorporar jóvenes de otros países a los campos de trabajo, que suman 236 jóvenes más que en 2015 y generan 344 empleos directos
El Programa Voluntariado Joven de la Junta de Castilla y León se asemeja al Sonorama por aquello del incremento anual de asistentes. Ante la demanda creciente de solicitudes, no ha quedado más remedio que aumentar el número de plazas. 236 más respecto al año pasado para ser más concretos. Por ello, el director general de Juventud, Eduardo Carazo, aseguró ayer durante su visita al campo de trabajo de Atapuerca que la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades ya baraja la posibilidad de «ampliar» el cupo con voluntarios europeos «en próximas ediciones» a tenor del interés que despiertan esta clase de proyectos y del éxito de la única experiencia autonómica en este sentido que se está desarrollando en Monleras (Salamanca).Todo apunta a que Atapuerca podría convertirse en uno de los primeros destinos en abrir sus puertas a jóvenes de otros países, algo lógico al tratarse de una de las preferencias de los voluntarios a la hora de tramitar sus solicitudes. «Ya por sí solo el nombre de Atapuerca atrae porque es conocido a nivel internacional», remarcó Carazo en referencia a la «especial demanda» de un municipio que «trata muy bien» a sus esporádicos vecinos, de ahí que el «boca a boca» se haya convertido en la mejor publicidad. Su afirmación no es baladí, ya que tanto Atapuerca como la localidad salmantina son las únicas que ofertan dos turnos debido al número de inscripciones presentadas.«Parece que su labor es pequeña, pero lo suma de tantos chavales que han pasado a lo largo de estos años nos ha permitido recuperar muchos espacios», subrayó la alcaldesa de Atapuerca, Raquel Torrientes, orgullosa de que el municipio acoja por décimo año consecutivo una experiencia que «nos enriquece a todos». Dicho esto, se refirió a los voluntarios como «un espejo en el que puedan mirarse los jóvenes del pueblo». Y en lo que respecta al turno ahora presente, agradeció su implicación con el medio ambiente y las «propuestas» que van planteando sobre la marcha.Durante su visita, Carazo señaló que el perfil de los voluntarios suele ser de los más variado, desde jóvenes con formación en Ciencias Ambientales o Ingeniería Agrónoma hasta «estudiantes de Derecho, de Formación Profesional, maestros...». También pudo comprobar in situ la mezcla de acentos, de norte a sur. «Siempre suele haber (...) un canario, un murciano y uno de Sevilla», bromeó para, acto seguido, resaltar que al margen de su procedencia «se van a convertir en embajadores de Atapuerca».Impacto económico
Más allá de la «diversión» y el «conocimiento del territorio y del medio rural», el director general de Juventud recalcó que el «impacto económico» de la Red Activa de Campamentos, los cursos de inglés y los campos de trabajo ronda los 1,2 millones de euros.A este respecto, Carazo aseveró que el Gobierno regional trata de cumplir con una de sus «prioridades» al generar «344 puestos de trabajo directos» que en la mayoría de los casos «suelen ser para jóvenes».FRAN, 19 AÑOS (CANTABRIA) / «Es muy llevadero. no hay tiempo para aburrirse»
Es su primer año pero ya piensa en repetir. A la hora de elegir, Fran se quedó con Atapuerca porque ofrecía «aspectos interesantes» y era «conveniente» para sus estudios de Geografía y Ordenación del Territorio. Aparte del «buen ambiente» con sus compañeros y los monitores, destaca la organización de los turnos de tareas, lo que hace que el trabajo«muy llevadero». Además, por las tardes organizan actividades culturales y lúdicas que abarcan desde juegos de agua hasta teatro pasando por una gymkana «a la que se animaron los vecinos». En definitiva, «no hay tiempo para aburrirse», proclama satisfecho este joven cántabro.CARMEN, 24 AÑOS (GRANADA) / «Estoy aprendiendo fontanería y otras muchas cosas útiles»
Después de acabar Ciencias Ambientales, Carmen se lanzó por primera vez a la piscina del voluntariado a cientos de kilómetros de su Granada natal. ¿Por qué Atapuerca? Principalmente para «cambiar de aires, estar en otro clima, otro hábitat distinto...». Y vaya si lo ha encontrado, pues el verano aquí es «como un invierno». Bromas aparte, esta joven optó por el municipio burgalés «por la temática ambiental que lo definía». Quizá no esperaba aprender sobre fontanería «y otras muchas cosas que me pueden ser útiles en el futuro». Lo que sí tenía claro es que venía dispuesta a «relacionarme con gente de otras partes y aprender otras culturas».