Obarenes celebra su décimo aniversario como Espacio Natural

La Asociación Tierra de Obarenes celebró ayer el décimo aniversario de la declaración, por parte de la Junta de Castilla y León, de los Montes Obarenes como Espacio Natural a través de unas jornadas en las que se abordaron todos los aspectos relacionados con su entorno. La apertura corrió a cargo del alcalde de Busto de Bureba, Vicente Fernández, quien recordó la importancia de este enclave y sus perspectivas de futuro.A continuación, tomó la palabra Josu Olabarría, de la Casa del Parque, cuya charla se centró en la importancia de las aves en el Espacio Natural. Por su parte, el autor del libro y del blog Montes Obarenes. Entorno y vida, José María Sáez, reafirmó los valores que promueve este espectacular paraje.La primera ponencia de la tarde se centró en la ermita de San Mamés de Pancorbo con la proyección de un documental. Después, el veterinario de la zona, Mariano Alonso, ofreció una completa charla sobre el caballo losino en cuanto a sus características como raza y el estado actual de conservación de la especie.Las jornada finalizaron con una amplia mesa redonda en la que participaron la directora del Parque Natural, Carmen Allué, el bloguero Javier Gómez, el escritor José María Sáez y el periodista Eduardo Rojo. Junto a ellos, el gerente del Grupo de Acción Local Adeco Bureba, Miguel Ángel Petit, ejerció de moderador.Durante la jornada, se puso de manifiesto la importante decisión de proteger un territorio con más de 33.000 hectáreas cuyo interior atesora elementos de gran interés natural y patrimonial. Claro ejemplo el de sus cañones y cortados modelados por los ríos, sin olvidar grandes masas de agua y bosques en los que la vegetación atlántica y mediterránea conviven con múltiples especies animales.De hecho, se han catalogado 128 vertebrados, de los cuales 29 corresponden a mamíferos. El apartado de las aves es aún más cuantioso con 76 especies, entre las que destacan el águila real, el aguilucho cenizo, el buitre común, el búho real o la garza imperial.La compleja y accidentada orografía de este Espacio Natural y la ambivalencia del clima proporcionan además un amplio espectro de posibilidades bioclimáticas para la instalación una variada vegetación. Así pues, el resultado es una auténtica encrucijada vegetal que garantiza la convivencia de una gran diversidad de especies de muy diferentes exigencias. Y es que en la zona conviven las hayas con las encinas y alcornoques, los arces y serbales con los enebros y madroños, los brezos con los tomillos y espliegos y los prados de siega con las tierras cerealistas, sin olvidar los pinares.Para disfrutar de este espléndido catálogo natural se han señalizado una treintena de rutas, muy diferentes entre sí, que guían al caminante por su interior y que aptas tanto para principiantes como para expertos senderistas.Si se busca una visita más contemplativa o si se prefieren las grandes vistas panorámicas, el Espacio Natural cuenta con miradores en sus puntos más elevados, al igual de zonas específicamente señaladas para los aficionados a la ornitología.Todo este compendio de recursos naturales también se ve completado por la presencia en el territorio de elementos patrimoniales de interés, tanto en la simple ocupación del entorno hasta en los usos, profesiones y modos de vida desde la Prehistoria hasta la actualidad.