Una fortaleza que otea los páramos

En la comarca de Páramos, a unos 40 kilómetros de la capital, se erige altivo Úrbel del Castillo. Con una población que supera por poco el centenar de habitantes, incluyendo los de otros dos núcleos de población que constituyen sus pedanías (La Nuez de Arriba y Quintana del Pino), luce orgullosa su gran emblema, encaramado en la cumbre de una cumbre rocosa.La edificación más representativa de la localidad es el castillo, ubicado en una atalaya natural de difícil acceso. La fortaleza actual tiene su origen en la expansión del condado castellano desde la Cordillera Cantábrica durante el siglo IX. La fortaleza consta de una torre de planta pentagonal alargada. Sus muros están rematados por almenas, con escasos vanos, y se adaptan al estrecho espacio existente en la cima donde está construido. La fortaleza perteneció a la Orden de Santiago y, junto con la torre de Nidáguila, protegía los ganados trashumantes. Los restos que aún persisten son de finales del siglo XIV y comienzos del XV, época en la que la fortaleza pertenecía a la familia Zúñiga.Se sabe por testimonios históricos que la torre estaba rodeada por otras construcciones como murallas, fosos y contrafosos. Hoy en día, salvo las murallas, son casi imperceptibles.

Úrbel del Castillo conserva hoy día un interesante caserío de piedra labrada. Cruzado por el río Úrbel, que nace en la localidad cercana de Fuente Úrbel, por su término discurre una importante ruta de trashumancia que iba desde la Sierra de Neila hasta el Páramo de Masa y El Tozo.  La iglesia parroquial dedicada a Santiago Apóstol, de estilo renacentista y con trazas de la transición al barroco, se encuentra en la Plaza Mayor de la localidad.Pese a que ha aparecido alguna moneda romana en las faldas del alto en el que se encarama el castillo el origen de la localidad parece situarse durante la reconquista, bajo la protección del castillo, construido en el siglo X seguramente que por pobladores vascones y cántabros que se aventuraban a instalarse en estas tierras.Tradicionalmente se ha considerado este topónimo como de origen vasco, derivado de Ur- (agua) y -beltz (negra). Pero actualmente está más aceptado entre los expertos el origen del latín. Como remarcó Luciano Huidobro Serna ya en 1909, las citas más antiguas del pueblo, datadas en 1121, aparecen escritas como Uluer o Ulver. Esta grafía podría derivar de Ul- / Ultra- (más allá) y -ver / -verede (ver). Por lo tanto, el nombre de Úrbel querría decir originariamente «oteadero» o «lugar para mirar a lo lejos». Esta explicación se corresponde perfectamente con la utilidad de atalaya que podría haber tenido el cerro del castillo de Úrbel desde la antigüedad.Durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, Úrbel del Castillo formaba parte de la Cuadrilla del Tozo en el Partido de Villadiego, uno de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos. Según en el Censo de Floridablanca de 1787, Úrbel tenía jurisdicción de Señorío siendo su titular el Duque de Frías.