El letrado del asesino de Benita Núñez alega «legítima defensa»
Asegura que repelió un ataque previo y le define como «víctima de violencia de género» e incluso «brujería» La acusación incide en la «alevosía» del crimen
El asesinato de Benita Núñez a manos de su exmarido, José Tomás Villalibre, fue consecuencia de la «legítima defensa» frente a un ataque previo por parte de la víctima con el cuchillo que finalmente acabó con su vida el 16 de julio de 2016 en Aranda de Duero. Este es el principal argumento de la defensa del acusado, que ayer reiteró su petición de cuatro años de prisión por homicidio imprudente durante la primera sesión del juicio que se prolongará hasta el día 24 en la Audiencia Provincial. Partiendo de esa premisa, el letrado Fernando Vecino dibujó un perfil totalmente contrario al de la acusación popular, que no dudó en subrayar la premeditación, «alevosía» e intención de causar un «daño superior» para que «sufriera».Según la versión de la defensa, la única «víctima de violencia de género» en este caso es el propio Villalibre, quien vivía «manipulado, coaccionado y totalmente capado». En este sentido, argumentó que Núñez «no podía ver a su familia, ni tan siquiera a su hermana terminal de cáncer ni a su padre cuando estaba falleciendo» porque la víctima «no le dejaba». Por otra parte, el letrado anunció que citará a varios «testigos» capaces de acreditar cómo la mujer «le hacía brujería». Por ejemplo, colocándole «cuchillos en las almohadas» y echándole «sal encima».Vecino también hizo hincapié en que su cliente «podía entrar libremente a la casa». De hecho, fue Núñez «la que le dice que se quede a dormir» cuando «dos días antes iban a ir a cenar». Por aquel entonces, la víctima visitó a su exmarido en la finca a la que se mudó tras un divorcio aparentemente cordial que tampoco empañó la relación con sus hijos, máxime cuando el fin de semana anterior se fueron «todos juntos» de compras a Valladolid.Si en algo coinciden las dos partes es en el motivo de la discusión que desembocó en el luctuoso suceso. No obstante, Vecino esgrimió que la trifulca por el reparto de bienes comunes tuvo lugar porque Núñez no consiguió la pensión compensatoria ni la tasación de inmuebles «que ella quería». Partiendo de dicha hipótesis, se aferró a la posibilidad de que la mujer decidiese «acabar con él».Aparte de subrayar que «el divorcio era un juego» para Núñez, el letrado del asesino confeso señaló que «los hijos conocían toda esta situación». Y aunque ahora se hayan visto «influenciados por terceras personas», aseveró que desde el primer momento apoyaron a su padre, tal y como recalcaron en más de una ocasión a través de whatsapp. Además, precisó que Abel no solo «vivía con su padre», sino que además mantuvo una «discusión» con la mujer «días antes» del presunto crimen. En cuanto al resto de familiares que forman parte de la acusación, alegó que llevaban «cinco años sin hablar con ella», por lo que se mostró convencido de que su principal motivación en estos momentos es «pedir dinero».ensañamiento o luchaPara el Ministerio Fiscal, la versión de la defensa es «totalmente insostenible» porque Núñez no pudo agredir «en ningún momento al acusado». Así lo demuestra el informe forense tras analizar los cortes en las manos que presentaba la víctima y determinar que se trata de «heridas defensivas».Si algo tiene claro la fiscal Marta Rojo es que Núñez «intentó defenderse» mientras recibía 27 puñaladas de quien fuese su marido durante tres décadas. Pero no solo hubo «ensañamiento». A juicio de Ramón Medina, abogado de los hijos de la pareja, Villalibre buscó un «sitio certero» para asesinar a su exmujer, la misma que a lo largo de su matrimonio vivió «completamente vigilada y anulada» ante la obligación de «rendir cuentas» ante su esposo.«Benita sufrió», declaraba la letrada de sus hermanas y de su madre antes de revelar que la víctima «tenía mucho miedo» porque «un mes antes él ya le había puesto un cuchillo en el cuello». Por su parte, el abogado de la Asociación Clara Campoamor, Luis Antonio Calvo, reiteró que el acusado «entró sin permiso» en el domicilio porque «lo tenía todo preparado» para matar a la mujer. De igual manera, afirmó que la «brutalidad» del asesinato quedó patente en los «golpes en el cuerpo» y las «más de 10 agresiones» sobre el pecho de la víctima con intención de «hacer daño» antes de consumar el crimen.En la misma línea, el letrado de la Junta de Castilla y León indicó que Villalibre «tuvo tiempo para pensar» las consecuencias de su actos desde que fue a «buscar» a su exmujer a un concierto en el que se encontraba con dos amigas hasta que se presentó en su casa para «esperarla». Por lo tanto, consideró que su decisión fue «plenamente voluntaria» y carente de compasión, pues ni siquiera recapacitó cuando Núñez «estaba suplicando por su vida».En respuesta a los alegatos de la acusación, el abogado de Villalibre negó el ensañamiento porque la supuesta pelea entre ambos se saldó con «dos puñaladas y 27 heridas» durante «más de 10 minutos» de forcejeo en los que su cliente trató de salvar la vida. De lo contrario, él «podría haber sido la víctima», por lo que su «única escapatoria» pasaba por «luchar» e intentar «arrebatar» el cuchillo que la mujer «le clava antes de que le dé tiempo a defenderse».Respecto a los cortes de Núñez en las manos, Vecino apuntó que el hombre «intentó arrebatar» el arma del crimen a su exmujer cuando se le cayó. Ahí fue, según su versión, cuando se cortó. Por otro lado, recordó que Villalibre presentaba «tres heridas de arma blanca en el brazo» y «contusiones» que «nadie le miró» porque se le condujo directamente a dependencias policiales. Previamente, la acusación puso de relieve las conclusiones del informe forense, que apunta la posibilidad de que los cortes de asesino confeso fuesen autoinflingidos. Por todo ello, la petición de cárcel para Villalibre asciende a 25 años mientras la Fiscalía se mantiene en 20.