Sementales del Ejército para la mejora genética del ganado de Pinares
Todas las semanas trasladan sus servicios a Quintanar de la Sierra, donde se ha dado servicio a una quincena de yeguas de lascasi 60 que se han inseminado en la comarca
Cinco sementales de pura raza, entre ellos un caballo español, un árabe, un bretón, un hispano-bretón de capa negra y, finalmente, un garañón catalán se encuentran a punto de concluir el trabajo que durante varios meses han estado llevando a cabo con profesionalidad militar en los pueblos de la comarca de Pinares, tanto en la parte burgalesa como soriana.Su labor no ha sido fácil, aunque a veces pueda parecerlo. Han tenido que servir como banco de esperma, logrando finalmente inseminar a cerca de 60 yeguas, con el objetivo de dejar una huella genética equina que evite la degeneración, además de mejorar el tamaño, funcionalidad y productividad de los caballos y burros nacidos en las áreas rurales.Se trata de animales únicos de valor incalculable que cada año el Centro Militar de Cría Caballar de Zaragoza despliega en la comarca de Pinares desde abril y hasta el próximo 10 de junio para que animales de pura raza dejen su legado en el ganado rural.Se trata de la conocida como ‘parada’ que lleva realizando su trabajo en esta parte de la provincia desde hace décadas, y aunque tiene su sede en la zona pinariego-soriana en el pueblo de Covaleda, todas las semanas se trasladan a Quintanar de la Sierra, desde donde se ha dado servicio a una quincena de yeguas de ganaderos burgaleses, algunas incluso procedentes de la propia capital.La pasión por el caballo y la profesionalidad en su trabajo son la combinación perfecta que transmiten las personas que dirigen este centro tan especial donde en cada campaña se cumple con el objetivo final de inseminar al mayor número de yeguas posible con sementales selectos del Estado.«Por primera vez hemos traído un pura raza árabe y está teniendo mucha aceptación por parte de los ganaderos, sobre todo porque es muy usado para hacer rutas ecuestres por el monte, que cada vez tienen mayor demanda», explica el subteniente Antonio Cerro.Especialista en cría caballar, en su opinión «se consigue con esta labor revertir la endogamia y mejorar la genética del ganado en la zona, ya que si no degenerarían muchísimo las razas, tal y como se ha demostrado en otras zonas donde ya no tenemos servicio», explica.A la hora de seleccionar las razas destinadas a mejorar el ganado equino de los pueblos pinariegos, se ha tenido en cuenta la tipología de yeguas de la zona, las demandas de los ganaderos, las mejoras genéticas programadas en la cabaña lugareña que se pretende estimular, el uso caballar característico de la zona y sus recursos.«En concreto para el perfil de la zona de Pinares se ha pensado un catálogo de sementales donde se pretende actuar con permanencia máxima de cuatro años para cada uno y así, con rotaciones, evitar que cubran a sus propias hijas y atenuar la consanguinidad y conseguir mejora ganadera», añade.El proceso para inseminar a una yegua es sencillo y muy económico para el ganadero, que desde 58 euros puede conseguir semen de pura raza. «Las yeguas que acuden a la parada y las que se controlan en los distintos puntos de inseminación de la zona se evalúan ecográficamente cada dos días, haciendo así un seguimiento folicular en sus ovarios y determinar el momento de la ovulación y su inseminación».Así, detalla que lunes, miércoles y viernes se extrae semen de los tres caballos y el burro a primera hora de la mañana obteniéndose de cada eyaculado múltiples dosis. «Además de controlarse constantemente la calidad seminal de cada ejemplar a la hora de preparar las dosis y sus diluciones en el laboratorio. Luego se aplica el semen a cada yegua cada dos días que es el tiempo de vida del semen una vez refrigerado», añade Cerro.Asimismo, en todo momento se realiza un asesoramiento reproductivo del ganadero y, además, la técnica de inseminación permite un aprovechamiento óptimo del semen de cada caballo impidiendo la transmisión de enfermedades venéreas o infecciosas, «dado que los sementales no contactan nunca con las yeguas».Al año siguiente, después de unos once meses, llegarán los resultados y nacerán los potros que son computados en la siguiente Parada de modo que se acumula un historial reproductivo de la mayoría de yeguas. Al quedar preñadas se les extiende un certificado de cubrición para poder inscribir los potros con acreditación en los distintos Libros Genealógicos de Raza del Estado. Toda una labor que será garantía de calidad para el futuro de la ganadería de Pinares.