SOCIEDAD
Del testamento de Mencía de Velasco a ‘Milanuncios’
500 años después de que se ordenara su construcción por la hija de los Condestables de Castilla se vende por 3 millones de euros
Uno de los elementos patrimoniales de mayor importancia en la capital burebana, el Monasterio de Santa Clara, ha añadido a su nutrida historia de hechos singulares un capítulo más.
En esta ocasión casi conmemorando su 500 aniversario se oferta por el módico precio de 3 millones de euros en la sección de inmuebles de un portal de venta en Internet.
Cabe recordar que fue justo en mayo de 1517 cuando Doña Mencía de Velasco plasmo en su testamento la construcción tanto del monasterio como del hospital anejo, ahora conocido por el Hospitalillo, creándose con la iglesia de Santa Clara el Conjunto Monumental actual.
Es de suponer que la noble castellana que lego todo su patrimonio para la construcción del monasterio de Clarisas y el hospital para pobres poco podía percibir que pudiera acabar siendo propiedad del mejor postor. La intención con la que puso en marcha ese proyecto queda explicitada en el testamento. «Por quanto mi voluntad es que los bienes temporales que nuestro Señor me dio El sea servido queden situados en su servicio, mando que... luego se haga el monasterio... y junto a él un hospital para pobres».
Cabe destacar que esta premisa, con los cambios lógicos de cinco siglos, se mantuvo hasta principios de este siglo con la marcha de las últimas clarisas que ocupaban el monasterio.
El innegable valor histórico del monasterio también llevo a una fuerte inversión de dinero público para su conservación y así en 1989 se adjudicó la obra encaminada a la rehabilitación con un presupuesto por encima de los 127 millones de pesetas aunque en el no se incluyó la totalidad del monasterio.
Tras esta inversión en 1995 se realizó una restauración en la fachada del edificio conventual por algo más de 28 millones de pesetas.
Esta actuación se limitó a la parte exterior quedando sin mejorar las zonas interiores que también fueron excluidas de la rehabilitación años atrás.
Se da la circunstancia que precisamente las partes de mayor valor arquitectónico son las que no han sido objeto de ninguna intervención ni para su conservación ni menos aún para su restauración.
Lógicamente en la oferta de venta actual solo se muestran las zonas que en su momento fueron restauradas con dinero público, sin informar de su estatus de BIC desde 1931, obviándose varias las áreas que presentan deterioro, la más perjudicada es la que corresponde al claustro gótico-renacentista, que ya ha principios de este siglo amenazaba con perderse a medio plazo.
Cabe destacar que todas las intervenciones antes mencionadas fueron realizadas por la Junta de Castilla y León siendo el deteriorado estado del interior conocido así mismo por responsables de Patrimonio del gobierno regional.
Este conocimiento se remonta más de dos décadas hacia atrás por lo que resulta muy llamativo el hecho de que no se hayan aplicado medidas para su protección contenidas en la legislación de los BIC.
Dado que ya hace una década se intentó por la actual propiedad vender a particulares el monasterio el Consistorio asigno una figura urbanística con el objetivo de evitar la especulación en pleno época del ‘boom del ladrillo’.
Igualmente, hasta la fecha sin efectos prácticos, recae sobre los propietarios de bienes integrantes del patrimonio cultural una importante obligación. Conservarlos y custodiarlos para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción o deterioro conforme estable la legislación autonómica.
Las obligaciones también se extienden en caso de cualquier venta, que habrá de ser notificada a la Consejería competente en materia de cultura, indicando el precio y las condiciones en que se propongan realizar la misma.
Estas condicionantes a una posible venta del monasterio por parte de la comunidad religiosa, que ostenta la propiedad, garantiza que el mismo deberá conservar un uso adecuado a su catalogación como BIC. Lógicamente en caso de ser vendido el comprador, entidad pública o privada, estará obligado a asumir el coste de la restauración de la parte dañada el monasterio.
La posibilidad de que el conjunto monacal pudiera tener como destino un uso de alojamiento turístico es de los pocos que pudiera tener cabida dentro de los parámetros del BIC máxime al precisar de una restauración importante.