El Encuentro de Malabares, una «fiesta de guardar» en Pradoluengo
La asociación Contonyson celebra el éxito de la duodécima edición de un evento que ha convertido a la villa textil en «referente» nacional de las artes circenses
Los prejuicios se desmontan con argumentos y hechos. También con sentido del humor, sobre todo si afectan a un colectivo risueño y alegre por naturaleza. Con esa baza juegan quienes se dedican a las artes circenses. No es raro que se les tache de «hippys y perroflautas» a las primeras de cambio. Lo saben de sobra los socios de Contonyson, organizadores del Encuentro de Malabares de Pradoluengo, que ayer cerró su duodécima edición con lleno absoluto en las calles de la villa textil durante todo el fin de semana.A estas alturas, el tópico sobre los artistas se ha desterrado por completo en un pueblo que «se vuelca» con una cita que ya se considera «fiesta de guardar». Aún así, Contonyson ha seguido la broma este año con un «perro malabareando en un monociclo flauta» en las camisetas del evento. De esta forma, la asociación pretende reivindicar la «labor social» que realiza todo aquel que se dedica a «divertirnos y hacernos reír». La idea, según reconoce Jessi Daspet, triunfó entre los asistentes porque «todo el mundo quiere una».Al margen del éxito de las camisetas de esta edición, lo cierto es que el Encuentro de Malabares volvió a llenar las calles del pueblo con espectáculos circenses y musicales a cargo de artistas nacionales e internacionales. El buen tiempo siempre «influye» en una cita que, por méritos propios, se ha convertido en «referente» nacional dentro de su ámbito. De hecho, Daspet asegura que muchos de las actuaciones surgen del interés de sus propios artífices, hasta el punto de rebajar sus cachés porque de lo contrario «no nos lo podríamos permitir».La «autogestión» es una de las principales señas de identidad de una agrupación que nació aproximadamente un año antes del primer Encuentro de Malabares. La celebración de un evento similar en Herrera de Pisuerga propició en buena medida su creación. Al principio parecía una «idea loca», pero el tiempo ha demostrado todo lo contrario. La entrega de sus promotores ha permitido consagrar la propuesta más allá del ámbito provincial. De un tiempo a esta parte, no solo atrae a gente de distintos puntos de la península, sino también a personas de otros países, «de paso o viviendo en España», que se han convertido en fieles asistentes a esta cita anual con mucho recorrido por delante.Lo mejor, sin lugar a dudas, es el «ambiente» que se genera alrededor de los espectáculos y talleres programados. Jóvenes, mayores, grupos de amigos y familias al completo asisten a un evento para todos los públicos que apuesta por «diversificar los espacios»y «dar visibilidad» a todo el mundo. En este sentido, Daspet destaca la actuación programada en la residencia de ancianos de la villa. Y es que por desgracia, cuando se celebran actos culturales y festivos en una localidad, «nadie se acuerda de ellos».El Encuentro de Malabares y el Demanda Samba Tambor Fest son los platos fuertes que ofrece Contonyson. Sin embargo, el colectivo trabaja durante todo el año por la «dinamización cultural» del municipio. Con una cuota de 15 euros anuales, sus 120 socios se benefician de descuentos en clases de yoga, pilates o body fitness. Lo importante es que siempre haya «alguna historia» para que la gente se mueva. Y en Pradoluengo, las asociaciones culturales y deportivas se esmeran para que el pueblo tenga «mucha vida». Gracias a ello, «no hay fin de semana que la plaza no tenga algo», celebra Daspet.