Guitarrazos y ambiente familiar en Villarcayo

Muchos de los que tragaban tierra y se desgañitaban entre empujones coreando las letras de sus grupos favoritos a finales y principios del siglo XXI han sustituido las bolsas del botellón por pañales y carritos. Lo que no cambia es su pasión por los festivales de rock que antaño proliferaban como setas durante el verano. «Ver a un chaval de 18 o 20 años es raro», confiesa Diego Varona, uno de los promotores del Dolmen Music Fest, que este sábado celebra su séptima edición en Villarcayo con unas expectativas de público «bastante altas». Lo más probable, eso sí, es que la mayoría de asistentes ronden la treintena porque el punk-rock no está «tan arraigado» entre las nuevas generaciones, que parecen decantarse por «otro tipo de música».No se trata de un fenómeno muy reciente que digamos. De hecho, los organizadores del festival llevan varios años desarrollando el Dolmen Music Kids para que los más pequeños de la casa también se sumen a la fiesta. De esta forma, Villarcayo se llena de vida «desde por la mañana» con actividades paralelas como pintacaras, taller de crestas, pintura de manos y decoración de guitarras. Queda claro por tanto que se trata de un evento «familiar» y al mismo tiempo «gratuito» que mantiene la esencia de un festival «humilde» que se ha consolidado, a base de esfuerzo y autogestión, en el norte peninsular.La gran novedad de este año es la inclusión de un espacio informativo y de prevención frente a cualquier agresión machista impulsado desde la Asamblea Feminista de Las Merindades. Los denominados puntos violetas comienzan a instalarse en muchos festivales y los promotores del Dolmen agradecen su presencia «sobre todo ahora que empiezan los Sanfermines». No obstante, Varona subraya que jamás se ha tenido constancia de abuso alguno en ediciones anteriores. Tampoco en el extinto Baitu Rock -quizá por la «filosofía» que ambos comparten-, pero «nunca está de más» por lo que pueda pasar.A la hora de elegir los grupos, lo más complicado es cerrar la contratación del cabeza de cartel porque «al ser un festival gratuito no tenemos mucha pasta». Por fortuna, el Ayuntamiento de Villarcayo aporta su granito de arena para que los conciertos salgan adelante. En esta ocasión, los alaveses Kaotiko son una opción «muy buena» porque «nos pueden traer la mayor cantidad de gente posible». Además, «desde un principio ellos querían venir» porque conocen de sobra el buen trato que se dispensa a todas las bandas que tocan por estos lares.Lo malo de este año es que la cita coincide con el último día de las fiestas de Burgos. No contaban los organizadores con el retraso de los Sampedros cuando fijaron la fecha. Y eso que hace un par de ediciones el Dolmen se retrasó dos fines de semana -antes se hacía durante la Noche de San Juan- para no coincidir y por «la gente que no había acabado los exámenes». Aún así, Varona y compañía esperan recibir a unas «800 o 1.000 personas» procedentes en su mayoría de Bilbao, Santander, Palencia y de distintos puntos de la provincia.Un cartel variado y contundenteKaotiko. Apuesta segura para festivales pequeños y aliciente añadido para grandes citas. Con 9 discos a sus espaldas, la banda siempre se ha prodigado mucho por tierras burgalesas, donde cuenta con una importante base de seguidores. Con ‘Sindicato del Crimen’, los de Agurain continúan al pie del cañón demostrando que el tiempo no pasa por ellos.

XpresidentX. Con caretas de Aznar y Rajoy, al más puro Def Con Dos pero con mucha más ironía, se presenta uno de los grupos revelación del panorama estatal. Metal demoledor y rap ácido, directo a la encía, con títulos sugerentes como ‘Sí al Toro de la Vega’, ‘Jodemos’, ‘Cómete un pobre’ o ‘Resacón en Eurovegas’ que no deja a nadie indiferente. Merecen la pena, sobre todo en directo.

Karne Cruda. Con su punk’roll de alta intensidad, el quinteto cántabro se ha instalado durante los últimos años en los principales festivales de rock. Como siempre, prometen ruido, perversión y mucho bourbon sobre el escenario.Bellako. Sin lugar a dudas, una de las grandes revelaciones del hardcore de un tiempo a esta parte. Su buen hacer no pasa desapercibido entre los amantes del género. Tampoco para los promotores del Resurrection Fest, que no se lo pensaron dos veces al incluirles en el cartel de este año.Oktopussy. Ska cerebral del bueno con influencias punk para no dejar de mover el esqueleto. En tan solo tres años, han conseguido hacerse un hueco en la escena y su agenda de conciertos no deja de aumentar.Enérgika Repulsa. Desde los chamizos de Pentasa salen los representantes locales en el Dolmen de este año. Sus integrantes no son nuevos en esto, pues proceden de grupos clásicos del punk-rock burgalés como La Baska Loka, Los Perros o Entre Raíles.