El Correo de Burgos

TROTABURGOS / ARCOS DE LA LLANA

De villa amurallada a localidad dormitorio

Rezuma historia por los cuatro costados y durante 18 meses se convirtió en la residencia de Juana la Loca en el siglo XVI

Imagen de la iglesia de San Miguel Arcángel de Arcos de la LLana..-ISRAEL L. MURILLO

Imagen de la iglesia de San Miguel Arcángel de Arcos de la LLana..-ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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Arcos de la Llana fue hace siglos una villa amurallada por completo, de la que apenas quedan resquicios en la actualidad.Se ha convertido en una localidad dormitorio, lo que ha transformado por completo su concepción original. Es además uno de los pueblos con mayores índices de crecimiento demográfico del área metropolitana de Burgos durante los últimos años. Yes que su cercanía con la capital -10 kilómetros- y la tranquilidad que brinda hace que muchos burgaleses se hayan decidido por abandonar la ciudad.

La disponibilidad de numerosos servicios constituyen un aliciente a tener en cuenta para mudarse. Y el censo lo demuestra. En 1860, junto a Villanueva Matamala -dependiente del municipio-, no superaba los 780 residentes. En la actualidad ronda los 1.600 y no sería raro que la cifra continúe aumentando durante los próximos años. Quizá con una visita baste para convencerse de que es un enclave idóneo para echar raíces.

La muralla que rodeaba la población fue el que originó el nombre del municipio. Solo se podía acceder a través de unos arcos que han ido desapareciendo. En pie se conservan dos de ellos. El de Carlos I de España, con sus armas imperiales, y el del patio palaciego. Lo que nunca ha cambiado es la presencia apacible y majestuosa del río Ausín, vecino ilustre y testigo directo de centenares de escenas, cotidianas.

Es un lugar que rezuma historia por los cuatro costados. Su vecina más ilustre fue Juana la Loca, vivió en el enclave burgalés durante 18 meses. Arcos de la Llana formó parte de su peregrinaje funerario con el cuerpo de su marido, Felipe el Hermoso. Llegó en octubre de 1507 con su séquito y una doble misión. Por un lado, custodiar el cadáver de su esposo. Por otro, sobrellevar el luto lo mejor posible para cuidar de sus dos hijos, Catalina y Fernando.

Los arqueños tienen muy presente la estancia de su monárquica vecina, hasta el punto de que todos los veranos, a finales de agosto, recrean el episodio que tuvo lugar en su tierra con el orgullo de saberse partícipes de una etapa trascendental que resurge con fuerza en el presente a través de múltiples disciplinas artísticas, desde el teatro y la música -combinando diferentes géneros- hasta el arte gracias a la organización de exposiciones e incluso conferencias con expertos en la materia.

Las primeras citas que hacen referencia a Arcos de la Llana datan del año 957, aunque se cree que existió un poblamiento de la época romana, tal y como revela el hallazgo del investigador Luciano Hiudobro. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que en 1072 el rey Alfonso VI de León y Castilla transfirió la propiedad del pueblo, con todas sus pertenencias, a la Abadía de San Pedro Cardeña. Ya en el siglo XII, Alfonso VII haría lo propio con el Hospital del Emperador, ubicado en Burgos capital.

De entre su arquitectura sobresale el torreón de los Gallo, una fortaleza renacentista construida en 1516 de imponente aspecto a pesar de su deterioro con el paso de los siglos. Tampoco puede obviar el visitante la iglesia de San Miguel Arcángel, que cuenta con la única torre mudéjar de la provincia junto a la del templo de San Cosme y San Damián de Medinilla de la Dehesa. Además, desde la torre se divisa todo el pueblo y el inspirador paisaje que lo arropa. En lo que respecta a la iglesia en sí, la mezcla de estilos constituye uno de sus grandes atractivos, empezando por el primer cuerpo de la torre (románico) y terminando por el pórtico (puro barroco).

A día de hoy, Arcos de la Llana conserva las huellas arquitectónicas e históricas de su insigne pasado sin renunciar a los cambios demográficos, tecnológicos y culturales de los siglos XX y XXI.

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