El norte se recupera sin perder de vista a sus ríos
La Junta plantea un «proyecto de emergencia» para reacondicionar el entorno de la BU-643 tras el desprendimiento de una ladera entre Orbaneja y Escalada
Las aguas de los ríos del norte volvían ayer lentamente a su cauce mientras las localidades más afectadas por las inundaciones trataban de recuperar la normalidad a expensas de valorar los daños sobre infraestructuras, dotaciones municipales e inmuebles particulares. En Miranda de Ebro, el dispositivo de emergencia se mantuvo activo durante «toda la noche», aunque afortunadamente no se registraron incidentes «reseñables». Además, fuentes consistoriales confirmaron que el suministro eléctrico apenas se vio interrumpido por la riada salvo un «breve corte», a primera hora de la mañana, «entre la sede de la Policía Local y el Casco Histórico».Con el Ebro «estabilizado» y disminuyendo su caudal de forma «lenta», los bomberos y la Policía Local recorrían ayer las áreas más afectadas para «ofrecer información y transmitir tranquilidad» a los vecinos después de permanecer «en alerta toda la noche». Por su parte, los residentes de las viviendas de Los Pinos y del edificio ubicado en la intersección de las calles San Nicolás y Arenal, desalojados el jueves a causa de la riada, permanecían a la espera de volver a sus casas mientras el Ayuntamiento se hacía cargo del realojo de tres personas «sin recursos ni red familiar». Era cuestión de tiempo, ya que todos Bayas y Zadorra, al igual que el resto de ríos de Las Merindades, mantenían una tendencia a la «baja» según los datos aportados en tiempo real por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).Actuaciones prioritariasUna de las intervenciones más inminentes tras la crecida del Ebro era la adecuación del tramo de la carretera BU-643, entre Orbaneja del Castillo y Escalada, tras el desprendimiento de una parte de la ladera que obligó a restringir por completo la circulación. Según explicaba ayer a este periódico el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Burgos, Baudilio Fernández-Mardomingo, se requirió una góndola de carga para despejar la vía y rehabilitar el tráfico. No obstante, el derrumbe fue de tal magnitud que se antoja necesaria la elaboración de un «proyecto de emergencia» que conllevará una «obra de cierta envergadura» para evitar que la situación se repita si se producen nuevas riadas a futuro. De momento, los técnicos deberán esperar a que «se consolide el terreno» para decidir qué tipo de actuación es la más conveniente para la zona.Desde los primeros compases de la riada, tanto Fernández-Mardomingo como el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, permanecieron en contacto con los alcaldes de los municipios afectados para conocer «en tiempo real» cómo «se iban produciendo los acontecimientos y cómo iban llegando las subidas». En principio, tal y como indicó De la Fuente, «no hay referencias a daños materiales», aunque obviamente habrá que esperar a que todas las calles e inmuebles se despejen para empezar a valorar los desperfectos.Desde el Partido Popular de Miranda, sus ediles brindaron todo su «apoyo» a la alcaldesa, Aitana Hernando, para que el Ayuntamiento pida a la CHE «explicaciones convincentes» sobre las «causas» de la inundación y las «medidas adoptadas con antelación para evitar los daños», amén de lamentar el «clamoroso fallo, una vez más, de las previsiones de caudal». Aparte de proponer un «plan con el objetivo de evitar nuevas riadas y minimizar daños futuros», los populares plantearon además la creación de un «censo de personas residentes y animales» que incluya «su situación en zonas inundables» y la edición de un folleto «informativo» y» preventivo» con «teléfonos de contacto y emergencias» que se reparta entre los vecinos de todas aquellas zonas susceptibles de sufrir una riada.Mientras tanto, Villarcayo trataba de reponerse a unas inundaciones que provocaron cuantiosos daños en instalaciones públicas como el complejo deportivo, la estación de autobuses o el Centro de Salud. Dada la magnitud de la riada en el casco urbano y alrededores, el Ayuntamiento solicitó la colaboración de sus vecinos a partir de las 10 de la mañana para coordinar las tareas de limpieza junto a los operarios municipales. Por su parte, el portavoz de Ciudadanos, Jesús Argüelles, reclamaba al equipo de Gobierno la gestión de los trámites necesarios para solicitar la declaración de «zona catastrófica». «Es el momento de estar unidos y que Villarcayo retorne a la normalidad», sentenciaba el edil con la intención de que el equipo de Gobierno «actúe con celeridad» para que «el Ministerio se haga cargo de los daños», máxime cuando «los expedientes por los daños sufridos en 2015 están siendo finalizados ahora». Por lo tanto, expresó su deseo de que «los arreglos y su pago se realicen cuanto antes».Sin claseComo era de esperar, los dos centros educativos de la localidad permanecieron cerrados. Tampoco se pudo utilizar por «problemas técnicos» el Salón de Actos de la Fundación Caja de Burgos, por lo que el Ayuntamiento se vio obligado a suspender una representación teatral prevista a las 7 de la tarde. De igual manera, la Dirección Provincial de Educación informaba que el Centro de Formación e Innovación Educativa (CFIE), el Colegio Aquende y el instituto Fray Pedro de Urbina de Miranda -Escuela de Idiomas inclusive- también suspendían las clases. De hecho, los alumnos de 1º y 2º de la ESO de dicho centro tampoco podrán acceder el lunes porque sus aulas se sitúan en la planta baja. Por otro lado, el Ayuntamiento mirandés concretó que el resto de centros ya funcionaban «con normalidad» aunque el patio del Anduva seguía «anegado» por la mañana.En «alerta» por si acasoPese a la calma aparente después de la tempestad, nadie baja la guardia en Las Merindades y la comarca del Ebro, ya que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé nuevas y abundantes precipitaciones el domingo. «Todavía estamos en alerta», manifestaba el alcalde de Frías, José Luis Gómez, a sabiendas de que el descenso del caudal del Ebro aportaba «más tranquilidad» a un pueblo donde «todos» sus empleados municipales permanecían «a expensas de lo que los vecinos necesiten» y a la espera de que «baje el flujo del agua para poder operar».El regidor también detalló la situación de los tres vecinos que tuvieron que ser desalojados: uno de ellos se desplazó hasta Miranda porque «tiene familia allí» mientras los otros dos se instalaban en un inmueble de titularidad municipal. En cuanto al resto de viviendas, Gómez precisó que realmente afectadas había «cuatro o cinco», nada que ver con los daños ocasionados por la colosal tromba de agua de 2015 que obligó a desalojar a un mayor número de vecinos y que anegó por completo el camping.También «pendiente» de los datos relativos al caudal, en este caso del Trueba, y de las previsiones de Aemet para el domingo estaba la alcaldesa de Trespaderne, Ana Isabel López. Puede que el nivel del Nela descendiese durante la noche algo más de 1,5 metros y que la crecida no fuese «tan violenta como hace cuatro años», pero trabajo había por delante. Sobre todo en el camping, completamente anegado y con más de un metro de agua, y el polideportivo, con la «lona flotando» y alrededor de 80 centímetros.