SOLIDARIDAD / JÓVENES BURGALESAS EN ACCIÓN
‘Biela y Tierra’: 3.000 kilómetros de transformación social en movimiento
Ana Santidrián y Edurne Caballero preparan un largo viaje por el norte peninsular en busca de «nuevas narrativas» sobre soberanía alimentaria y desarrollo rural / Pasarán por el Alfoz y Las Merindades
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas no es una mera declaración de intenciones. O no debería serlo. Los 17 objetivos «a favor de las personas, el planeta y la prosperidad» deben cumplirse. Otra cosa es que los estados miembros se desentiendan de los compromisos adquiridos, no sería la primera vez. Por suerte, las metas de este ambicioso plan trascienden a la masa crítica, dispuesta a trabajar por su cuenta por un cambio de paradigma necesario para la supervivencia del ser humano y el medio ambiente.La burgalesa Ana Santidrián nunca se ha conformado con exigir a los gobiernos que hagan los deberes. Prefiere pasar a la acción porque hablar de solidaridad está muy bien, pero de nada sirve si nada se hace. Por eso lleva tanto tiempo pedaleando en múltiples proyectos que propugnan la empatía y la búsqueda de alternativas en este mundo, cada vez más deshumanizado e irresponsable, que nos ha tocado vivir.Por el camino se cruzó, en Zaragoza, con la bióloga Edurne Caballero, otra alma inquieta, compañera en «movimientos afines», con la misma idea de «conocer iniciativas» que traten de devolver la esperanza perdida. Les unía además su pasión por las bicicletas y querían viajar valiéndose únicamente del «transporte más eficiente y sostenible» para explorar la cara B del mundo globalizado, la que plantea fórmulas viables de soberanía alimentaria, desarrollo rural y relaciones económicas basadas en una adecuada gestión de los recursos y el respeto entre productores y consumidores.El proyecto ‘Biela y Tierra’ no nació de la noche a la mañana. Ana y Edurne tenían clara su intención de explorar «nuevas narrativas» para difundir experiencias de cambio capaces de «trascender barreras» porque «no basta con contarlo en nuestro entorno». De entrada, tantearon el terreno por el que moverse, retomaron contactos que nunca se perdieron y trazaron un recorrido de casi 3.000 kilómetros, de este a oeste y viceversa, por el norte peninsular. Entre las paradas se encuentran Burgos, Palencia y León. Seis comunidades autónomas con territorios «totalmente invisibilizados» y en constante lucha contra la «despoblación».Al principio contemplaban una treintena de visitas, pero tal fue el impacto de su iniciativa en las redes sociales que a día de hoy ya suman 61. De su paso por Burgos prefieren no desvelar detalles, aunque Ana confiesa que los colectivos locales han respondido «entusiastamente» a su llamada. Lo único que podemos saber por ahora es que ‘Biela y Tierra’ transitará por la provincia a la ida y a la vuelta, primero por el Alfoz -capital inclusive- y después por Las Merindades.A Ana no le cabe duda de que «irán saliendo, proyectos y poblaciones muy interesantes donde transmitir un mensaje de forma vivencial». El viaje empieza en mayo y la hoja de ruta no está cerrada. Lo importante no es el camino en sí sino el recorrido. De lo que se trata es de «tender puentes entre el mundo rural y el urbano» para que «se apoyen mutuamente». En este sentido, la joven burgalesa recuerda que el «100% de las materias primas (...) reside en el medio rural». Por otro lado, las ciudades tienden a concentrar el «intercambio de gentes y de culturas», de ahí la necesidad de tejer redes de colaboración activa.Edurne percibe un «cambio de percepción» en la sociedad, que «empieza a preocuparse por su salud» cuestionándose «de dónde vienen los alimentos». También se demanda cada vez más «información sobre el cambio climático», por lo que cualquier vía de difusión -cuanto más amplificada mejor- resulta de gran utilidad a la hora de establecer sinergias. Y si hablamos de agroecología y transformación social, el «ecofeminismo» se antoja imprescindible para empoderar a la mujer rural, «pieza central» del tablero e incomprensiblemente «invisibilizada a lo largo de la historia».‘Biela y Tierra’ va más allá de los cientos de kilómetros pendientes de recorrer. Es un llamamiento a las administraciones, que a juicio de Edurne deberían hacer una «reflexión profunda» sobre el «modelo de desarrollo» que prevén para el planeta «a corto, medio y largo plazo». No pinta bien el panorama porque «las grandes corporaciones apuestan por otra cosa», aunque ahí están las «iniciativas pequeñas», dispuestas a defender «el futuro de nuestro territorio».«Ayuda mutua»Desde que anunciaron su proyecto en la red de redes, reciben correos electrónicos prácticamente a diario. Edurne y Ana necesitan «apoyo» logístico, económico y comunicativo para narrar decenas de historias dignas de ser contadas. No descartan un campaña de micromecenazgo para captar fondos, aunque de momento han publicado una lista de material de acampada, de grabación y complementos para la bici porque la reutilización «promueve valores sociales como la ayuda mutua y la colaboración» y «contribuye a generar menos residuos».Al barco también se han subido Sole López y Cristina Vázquez, de LaDársena Estudio. Ellas se encargarán de captar las experiencias vividas y plasmarlas en formato «profesional» con la esperanza de que el mensaje llegue al mayor número posible de destinatarios. Tampoco descarta el equipo de ‘Biela y Tierra’ la realización de un documental a posteriori. Ya se verá. Lo que importa ahora es pedalear con la mochila llena pero con espacio suficiente para almacenar un buen cúmulo de historias que merecen tiempo, espacio y reflexión en los «medios generalistas».