‘Biela y Tierra’ se adentra en la realidad rural de Burgos
Ana Santidrián y Edurne Caballero realizan su primera incursión en la provincia para conocer proyectos como El Puchero de Villasur, El Granero o Huerta Molinillo
El tiempo transcurre a dos velocidades desde el 1 de junio para las promotoras de ‘Biela yTierra’. Por un lado, tienen la sensación de que su «enriquecedor» viaje comenzó hace mucho. Por otro, parece que fue ayer cuando sus compañeras de ‘Las Bielas Salvajes’ se congregaban con sus bicicletas en Zaragoza para despedir a Ana Santidrián y Edurne Caballero, dos aventureras dispuestas a pedalear sin descanso por el despoblado norte peninsular para conocer y difundir iniciativas agroecológicas y culturales enmarcadas en el campo del desarrollo rural.Apenas han recorrido unos cientos de los más de 2.500 kilómetros previstos y el cansancio físico se concibe como una «recompensa» porque pesa mucho más la «carga de conceptos y de emociones» que poco a poco van a acumulando. Sin perder la sonrisa en ningún momento, Caballero asegura que esta oportunidad de «impregnarnos de lo que ocurre sin ruido» es vital para «conectar con nosotras y dejar atrás los estreses». Entretanto, Santidrián asiente aunque reconoce que la captación de recursos audiovisuales para las redes sociales o la realización de entrevistas y sus correspondientes crónicas por escrito suponen «bastante carga de trabajo». Aún así, asumen la tarea con sumo gusto porque esa era su intención desde el principio. Además, esta experiencia les ayuda a conocer a las personas que tratan de «contribuir a cambiar el mundo» y adentrarse en el «bagaje que les ha llevado a tomar ese rumbo». Yaunque en ocasiones algunos se muestren «un poco distantes» al principio, «al final acabas hablando de la vida, filosofas sobre tus experiencias y las de las otras personas y se crea una complicidad» que se vuelve eterna.Las páginas del calendario caen según lo previsto. El pasado miércoles recalaron en El Salto de Belorado, un albergue especializado en cicloturismo que se asienta en la antigua central hidroeléctrica de San Miguel y al que Santidrián define como una «filosofía de vida» por su autosuficiencia energética con placas fotovoltaicas y los valores que transmite al visitante. Ya el viernes, ‘Biela y Tierra’ se desplazó hasta Villasur de Herreros para conocer la huerta ecológica de El Puchero y la panadería de La Artesa, dos proyectos de referencia por su «contacto ligado a la tierra»y la producción alimentaria «de calidad».Tras esa primera toma de contacto con el medio rural burgalés, Santidrián y Caballero pedalearon el domingo hasta la capital para analizar «cómo ha evolucionado la entomusicología» y plantear «la necesidad de dedicarle más espacio» de la mano del grupo Yesca. Ayer, su agenda no podía estar más apretada. Se dejaron caer por El Granero, donde también se ubica la sede de Ábrego. Una vez allí, los responsables de ambas iniciativas les contaron «lo acertado que ha sido el hecho de abrir un espacio de sinergias entre la asociación y una tienda-cafetería para que la gente se encuentre y consuma de manera responsable». Asimismo, también hicieron hincapié en la «importancia de la comercialización» desde el medio rural para garantizar una «distribución justa» en la cadena productiva.Con similar filosofía, Isabel y Rafa (Huerta Molinillo) abrieron las puertas de su espacio de soberanía alimentaria para exponer su apuesta por los productos de «kilómetro cero» y su «modo de hacer íntegro y consciente» desde una perspectiva «global». Por si no tuviesen suficiente, remataron la jornada por la tarde con un taller de «dinámica grupal» sobre Huella Ecológica, promovido por la Fundación Oxígeno y UBUVerde, con el objetivo de estudiar el «impacto de las actividades humanas en la superficie de la tierra».‘Biela y Tierra’ no abandona todavía la provincia de Burgos. Hoy toca Masala y la huerta social ocupada de Capiscol, mañana el observatorio astronómico de Lodoso y Huerteco, en Santibáñez-Zarzaguda. El jueves partirán rumbo a tierras palentinas, pero en agosto regresarán por el norte para adentrarse en el corazón de Las Merindades.