El Correo de Burgos

CORONAVIRUS / RIBERA DEL DUERO

«Me enteré del confinamiento de Aranda media hora antes de la firma»

La alcaldesa, Raquel González, exige a la Junta un plan de ayudas para las ciudades aisladas

González y Mañueco, en la foto de familia tras la reunión del martes. ICAL

González y Mañueco, en la foto de familia tras la reunión del martes. ICAL

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LORETO VELÁZQUEZ / ARANDA
Burgos

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En pleno confinamiento, la información llega a Aranda de Duero con cuentagotas. Así lo aseguró a este periódico la propia alcaldesa, Raquel González, quien se enteró de que la Junta de Castilla y León iba a promover el confinamiento de la ciudad «media hora antes de la firma». «Me parece una falta de respeto a la máxima autoridad de este pueblo que no se le comuniquen los datos, porque si quieren que yo haga algo, evidentemente tengo que conocer los datos cada día y debería conocer dónde están esos brotes para poder intervenir en ellos y esa información no se me está dando», denunció, además, en declaraciones a Radio Aranda. Abatida y visiblemente molesta, la regidora se muestra decidida a reivindicar por una ciudad y una comarca que corre el riesgo de quedarse en el camino. En una reunión celebrada el martes con los máximos responsables de la administración regional y con los alcaldes de municipios de más de 20.000 habitantes, la alcaldesa de Aranda de Duero, exigió a la Junta de Castilla y León que conceda ayudas a las ciudades confinadas como ya ha anunciado la Diputación de Valladolid con los pueblos vallisoletanos de Íscar y Pedrajas.Y es que, al ser un municipio con 35.000 habitantes censados, Aranda solo puede recurrir al amparo de la administración regional. «Necesitamos ayuda», urge consciente de que «va a ser muy difícil recuperarse». «Es un paso atrás importante pero tenemos que permanecer unidos porque estoy segura de que saldremos adelante y tomaremos impulso».Aunque comparte color político con el presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco, la alcaldesa arandina no esconde su decepción ante una información que, pese a la excepcionalidad del momento, ha sido escasa. Descartando la hipótesis de que Aranda ha sido objeto de un experimento, la regidora lamenta un confinamiento que no ha tenido en cuenta la realidad de una comarca que no funciona desconectada.«Entiendo que desde el punto de vista sanitario, con la situación que había, hiciesen falta medidas pero esta no ha tenido en consideración ni la situación geográfica ni social ni económica de la comarca. Si me hubiesen preguntado les habría contado, por ejemplo, que solo contamos con veinte policías. Les hubiese hablado de las muchísimas entradas y salidas y de los cientos de caminos que comunican con otros pueblos sin la necesidad  de entrar en carretera como para ir a Fuentespina, a Villalba, a Castrillo o a Fresnillo».La administración regional tampoco permitió al Ayuntamiento personarse, como había solicitado, en el proceso judicial que decidía sobre la prórroga del confinamiento. Cansada, la alcaldesa exige refuerzos para los policías locales que no han podido tomar vacaciones. «Después de todo lo vivido necesitan descansar», defiende a sabiendas de que por ratio la ciudad debería contar con 50 agentes, 30 más de los actuales. «Están agotados».A la hora de mirar el calendario la regidora pone el acento en la vendimia y en el riesgo que la ciudad afrontará con la llegada de temporeros. «Quiero saber si se les va a hacer pruebas PCR», afirma consciente de que si en una cuadrilla hay un positivo el confinamiento afectará a todo el equipo.«Si no se recoge la vendimia puede ser la puntilla final», advierte sin perder de vista que también puede darse la posibilidad de que los temporeros no lleguen y tengan que ser los ribereños los que recojan la cosecha si hay un nuevo cierre.Hospital comarcalA nivel sanitario continúa la preocupación por el regreso del virus a las residencias. En concreto a la de Vadocondes, donde el martes se confirmó un brote con 44 positivos, todos los ancianos menos uno y nueve empleados. Por un error este periódico adjudicó en la edición del miércoles al alcalde de Vadocondes, Francisco José Núñez Langa, unas declaraciones que hizo un vecino de la localidad en las que lamentaba la utilidad del confinamiento de Aranda, entendiendo que sólo ha servido para hundir la economía de la comarca. Aunque los bomberos de Aranda de Duero se desplazaron hasta allí a primera hora de ayer para realizar labores de desinfección, el revuelo que ha despertado el brote, explican fuentes cercanas a la residencia, está dificultando la contratación de personal. «No quieren venir», asegura a este periódico una empleada, consciente de que de los 25 trabajadores con los que funciona la residencia de Las Eras, nueve han dado positivo en coronavirus y dos están de baja por motivos ajenos a la pandemia.En el hospital de Aranda de Duero, la gerencia extiende la inquietud al personal sanitario tras tener que aislar a catorce trabajadores, entre los que se encuentran tres médicos y tres enfermeras.En cuanto al número de ingresados por Covid se mantiene en 16 al compensarse dos altas con dos nuevos ingresos. Los dos nuevos pacientes rondan los 79 años y no proceden de ninguna residencia. Hay que recordar que el hospital ribereño atiende en la actualidad a 16 personas relacionadas con el virus: trece ‘covid puro’ y tres detectados de forma casual que fueron diagnosticadas tras requerir asistencia sanitaria por otros motivos ajenos al virus. De los ingresados hay cuatro personas de residencias, catorce arandinos y dos de pueblos.

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