El Correo de Burgos

TROTABURGOS / OÑA

Un tesoro lleno de historia

La pandemia ha impedido este año que los vecinos representar en el ‘Cronicón’ los orígenes de Castilla

El cuidado casco urbano de Oña está rodeado de un entorno natural espectacular. ISRAEL L. MURILLO

El cuidado casco urbano de Oña está rodeado de un entorno natural espectacular. ISRAEL L. MURILLO

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CAROLINA ROYO / BURGOS
Burgos

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Sobre un meandro del río Oca, entre calles estrechas y empinadas, se asienta Oña, una localidad cuyos orígenes oscilan alrededor del siglo VIII, y en la que todavía se conservan las huellas de lo que fue su importante pasado medieval. Se localiza en la comarca de La Bureba, y para visitarla tan solo hace falta moverse hasta el noroeste de la provincia de Burgos. Oña aún conserva los restos de lo que fueron sus murallas, sin embargo, lo más impactante, y una de las principales razones por la que cada año se llena de visitantes, es su Real Monasterio de San Salvador.Este edificio en piedra constituye una mezcla de distintos estilos arquitectónicos, añadidos durante los siglos a la construcción románica original. De esta manera, encontramos vestigios medievales, góticos y barrocos en todo el complejo. En su interior se ubica el panteón de los últimos Condes de Castilla, realizado en madera tallada de estilo gótico mudéjar. Igualmente, distintas pinturas flamencas cubren sus paredes, y su particular órgano barroco constituye una parada fundamental en la visita de este monasterio. Especialmente interesante en este edificio es su claustro, obra de Simón de Colonia, y su sacristía, en el que se sitúa el museo de arte sacro, repleto de artesanías, obras y otros restos del monasterio. Si seguimos el camino, saldremos al jardín secreto, una gran zona ajardinada, en la que podremos encontrar una piscifactoría de truchas, la antigua lechería rehabilitada en un centro de interpretación natural, y un lugar de exposiciones de arte moderno. La localidad posee un Centro de Interpretación del Medievo, donde los visitantes se inmiscuyen en un viaje hacia el pasado medieval castellano, y conocen las tradiciones y el día a día en la vida dentro del monasterio. Un lugar donde han pasado figuras importantes, como Fray Pedro Ponce de León, inventor del lenguaje para sordos. Numerosas son las tradiciones que envuelven Oña, y que hacen de esta villa un lugar especial durante las fiestas, que la pandemia ha obligado a suspender. San Vítores, el 26 de agosto, se ha convertido en uno de los eventos más importantes a nivel provincial, y que acoge cada año a miles de personas que buscan acompañar a los vecinos en su celebración.Según narra la tradición, San Vítores, patrón de Oña, fue un predicador cristiano de la Edad Media, decapitado por los musulmanes. Sin embargo, éste se levantó, recogió su cabeza, y se dirigió hacia la ermita de la villa. Los vecinos conmemoran al santo mediante una romería hasta la ermita, donde se hace una comida campestre, unida a verbenas, concursos y otros actos. En el mes de agosto también se celebra ‘El Cronicón’, un espectáculo teatral en el que los habitantes de Oña se reúnen para escenificar un capítulo en la historia medieval del pueblo. Esta obra tiene lugar cada año en la Iglesia del Monasterio de San Salvador, y en ella se representa los orígenes de Castilla, especialmente lo sucedido durante los siglos XI y XII. Sin embargo, por primera vez desde su celebración, se suspendió por la crisis sanitaria.Otra cita obligada es la Feria Agrícola y Artesanal, que se da cada último domingo de septiembre en la Plaza del Mercado, y  acoge distintos gremios y visitantes. Otras citas importantes dignas de señalar en el calendario son la fiesta de San Íñigo, celebrada el 1 de junio y San Juan, el 24 de junio. Pero no todo en Oña son fiestas e historia. Esta población se encuentra envuelta por unos fascinantes valles, que han favorecido la aparición de distintas rutas de senderismo hacia bellas formaciones naturales. Una de ellas es el desfiladero del río Oca, en la que, si levantas la vista al cielo, se pueden divisar aves que sobrevuelan el entorno, entre Buitres Leonados, Aguiluchos Pálidos, Alimoches o Chovas Piquirrojas. Oña es, sin lugar a dudas, uno de los rincones indispensables a ser visitados dentro de la provincia burgalesa, tanto por su riqueza histórica, sus particulares  tradiciones, así como su belleza natural intrínseca. Gracias a esto la villa ha conseguido la etiquetación de Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico el 18 de febrero de 1999. 

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