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MELGAR DE FERNAMENTAL

La familia de una tercera fallecida de un cáncer mal atendido por el covid plantea crear una plataforma para lograr justicia

La joven melgarense Lidia González, de 22 años, falleció en julio por un tumor tras esperar dos meses, sin tratamiento, las pruebas / La familia plantea crear una plataforma con las otras familias afectadas

Foto de la joven tras la operación realizada en Valladolid para extirparle el tumor. ECB

Publicado por
M. M.
Burgos

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«Quiero que se haga justicia ya que a mi hija no me la pueden devolver, y que la neuróloga que la quitó el 14 de mayo un tumor en la cabeza -y aún así ni se levantó de la mesa para revisarla un mes después cuando acudimos a la revisión y Lidia se mareaba al levantarse-, tenga la decencia de llamarme y decirme que se equivocó, tras haber mandado a mi hija a casa con un paracetamol, a la espera de los resultados de la biopsia de un tumor que ellos ya me habían avanzado que era maligno».Son las palabras de Lidia García, la madre de la joven melgarense de 22 años Lidia González, quien tras ser ingresada el día 6 de mayo en el Hospital Clínico de Valladolid (procedente de urgencias del hospital de Palencia donde aquejada de mareos y visión borrosa le hicieron pruebas que detectaron dicho tumor), fallecía el 12 de julio sin haber recibido los resultados de la biopsia del tumor, enviados tras la operación a León para conocer sus características específicas, y con ello el tratamiento más eficaz para intentar combatirlo.Un fatal desenlace al que precedieron «multitud de faltas de atención por parte de los profesionales sanitarios vallisoletanos», que hacen que en este momento la familia esté contactando con las otras dos de la provincia que, en similares circunstancias, también han perdido a sus respectivos familiares en estos meses al ser relegados por el Covid, y cuyos casos ya investiga la Fiscalía. «Nuestra intención es crear una plataforma para denunciar este tipo de situaciones, en las que a la enorme pérdida personal sufrida, se suma la total falta de respeto hacia mí y mi hija, así como la dejadez en el desarrollo de sus funciones de atención a una paciente que ellos ya sabían que llegaba con una dolencia seria», recrimina esta madre melgarense. «Porque desde Palencia la enviaron de urgencia el 6 de mayo con unas pruebas que les mostraban claramente la presencia del tumor y no la operaron hasta el 14, y porque ella se plantó y les exigió que actuaran». Aunque la madre pidió que se hiciera el traslado al Hospital Universitario de Burgos (HUBU), «por protocolo me dijeron que debía hacerse a Valladolid», comenta. Posteriormente sí logró consulta con los oncólogos burgaleses, ya que como recuerda, tras la operación del 14 de mayo y posterior envío de muestras a León, tuvieron cita el 18 de junio con Oncología del HUBU, a quienes agradece su preocupación por el caso de Lidia. «Pero no pudieron actuar al disponer sólo del informe del patólogo de Valladolid que nos enviaron a principios de junio -y por carta ordinaria la cual fácilmente podría haberse perdido-, siendo esencial el de León para saber el tipo de tumor y qué tratamiento aplicar».Desplantes del hospitalPetición de justicia ante una actitud de los profesionales del hospital de Valladolid que convirtió en una pesadilla tanto la estancia en el mismo de la joven como los intentos de su madre por acceder a ella tras su ingreso, tras el envío a casa con paracetamol o tras ser calificada de «pesada» al pedir el envío de los informes de León que llegaron demasiado tarde. Además de las muchas veces que en este drástico proceso «tuve que oír eso de que ‘su hija no es la única enferma que tenemos, además de que estamos hasta arriba con los casos de Covid’», recuerda dolida.Desplantes continuos que llevan a la familia a cuestionarse hoy la pérdida de un tiempo vital para una operación que se fechaba finalmente el 13 de mayo, para ser luego retrasada por los neurólogos. «Porque ese 13 era festivo», recuerda molesta, «lo que me hizo recriminarles -en el pasillo donde me contaban que se trataba de algo maligno- si era más importante el día de San Pedro Regalado que la vida de mi hija, cuando ella llevaba ya allí una semana ingresada», remarcaba.«Operación -recalcaba-, que ya tuvieron que fijar cuando mi hija se plantó y les dijo que o la operaban o se iba porque llevaba desde hacía 8 días allí, sin entender que solamente la hubieran hecho análisis de sangre y varias PCR para detectar presencia del  coronavirus  teniendo un tumor cerebral ya localizado», recordando la situación narrada por la joven durante las llamadas realizadas a su familia durante su ingreso en Valladolid. Continuaba narrando su madre con la voz entrecortada la primera sorpresa que supuso que mandaran a la joven a casa 4 días después de operarla y extirparle el tumor -cuyas muestras se enviaron a Patología del propio centro y a otro centro especializado de León-, con la única medicación de paracetamol para el dolor y cortisona de la que la dosis debía ir reduciéndose. «Algo que tampoco entendí pues antes de operar ya me dijeron aquel dia en el pasillo que era algo maligno, lo que también hace dudar a profesionales que he consultados sobre por qué, sabiendo que era algo maligno, no se programó un tratamiento de contención mientras se conocían las características específicas del tumor y con ello el tratamiento adecuado para combatirlo», se sigue cuestionando la madre de la joven.