El Correo de Burgos

RIBERA

La patronal vincula el futuro empresarial de Aranda al aumento de la población

Asemar considera que para atraer nuevas empresas hay que potenciar la mano de obra 

Dos personas entran en un supermercado en Aranda. ICAL

Dos personas entran en un supermercado en Aranda. ICAL

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LORETO VELÁZQUEZ / ARANDA
Burgos

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Aranda de Duero está situada en un entorno privilegiado en un cruce de caminos que representa su mayor fortaleza. De que desde que Michelin apostó por esta tierra hace cincuenta años, se ha convertido en el tercer polo industrial de Castilla y León, con sectores pujantes como el metal, el agroalimentario o el farmacéutico, pero la clave está en cómo puede seguir creciendo y atraer nuevas empresas.Según el vicepresidente de la asociación empresarial, Asemar-FAE, Roberto Rojo, la clave está en la capacidad que tenga la ciudad de sumar población más allá de la Ribera.«Si vemos la evolución, en los últimos veinte años no hemos crecido a nivel poblacional y eso implica que cada vez hay menos mano de obra. Aunque es cierto que en España no hay un clima laboral que promueva la movilidad, tenemos que sentar las bases para que las familias que vengan de fuera encuentren todas las facilidades para vivir aquí».Trabajo en Aranda de Duero no falta. La ciudad busca a día de hoy profesionales de sectores como industria, construcción u hostelería. «Aquí siempre hacen falta ingenieros, peones de construcción, soldadores, electricistas, conductores para el sector del transporte, camareros...», asegura con cierta preocupación por la dificultad de resolver el problema del relevo generacional en algunos oficios.Como parte de la solución, la capital ribereña cuenta con una oferta fuerte en Formación Profesional, la conocida FP. «En los últimos años se ha readaptado y tiene salida inmediata», destaca a sabiendas de que a veces se da la paradoja de cursos con 100% de inserción laboral que no se llegan a cubrir por falta de personas interesadas.En su opinión, hay que establecer bases sólidas para atraer gente de otras zonas de España. «Tenemos que poner todos los medios y facilidades para traer habitantes y que una familia vea que vivir en Ribera es fácil», defiende convencido de que la cuestión ya no depende tanto de llamar a la puerta de empresas para que se asienten aquí sino de «bajar un poco más a los pilares», a la mano de obra. «La administración local y regional debería poner el énfasis en esto». A la hora de atraer familias, la vivienda es una baza clave que no está resuelta. «Tenemos un problema de escasez de viviendas en alquiler», afirma Roberto Rojo, el vicepresidente del colectivo empresarial.Desde Asemar, insisten en la importancia de mantener las muchas empresas que ya están aquí y que son intensivas en mano de obra «semicualificada y cualificada». «Tenemos una tradición industrial enorme y eso hay que cuidarlo», apremia Rojo.El mantenimiento de los polígonos juega, en este sentido, un papel principal. «En Prado Marina por lo menos se ha logrado que el mantenimiento se incluya en el nuevo pliego de Parques y Jardines, pero lamentablemente está paralizado porque una empresa lo ha impugnado», explica con la mirada puesta en el daño que pueden hacer las hierbas descontroladas. «Puede haber un problema a corto plazo si no se cortan», urge al recordar que el polígono Allendeduero lleva muchos años reclamando mejoras. Según sus datos, los arandinos y ribereños «no se van más que en otros sitios», tras terminar sus estudios. «La Formación Profesional aquí es muy fuerte y eso se nota porque sirve de motor para fijar trabajadores y también para atraer gente».Peor salida encuentran en Aranda los que se van a la Universidad a cursar carreras no técnicas. «Ahí es un poco más complicado porque esa formación universitaria no está relacionada con el grosor de la oferta de trabajo de aquí y tiene más dificultades de colocación».  Por sectores, la falta de mano de obra comienza a hacer mella en la construcción. «La construcción residencial se está empezando a ralentizar por la mano de obra y la falta de materias primas», advierte sin olvidar otras profesiones muy demandadas que no encuentran respuesta como la hostelería. «Este verano ha costado mucho encontrar camareros», concluye.

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