El Correo de Burgos

TROTABURGOS / SANTA MARÍA DEL CAMPO

Grandeza en pleno Arlanza

Su iglesia-colegiata es uno de los templos más fastuosos de la provincia y fue lugar de parada y fonda de Juana I de Castilla

Vista aérea de la iglesia-colegiata de Santa María del Campo. ISRAEL L. MURILLO

Vista aérea de la iglesia-colegiata de Santa María del Campo. ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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Santa María del Campo es una localidad ubicada en el suroeste de Burgos, en plena Ribera del Arlanza, a 36 kilómetros de la capital. Para llegar a este municipio, que tiene censados, a fecha 1 de enero de 2020, 517 habitantes, se puede optar por dos itinerarios, bien por la autovía A-62 y salir en Pampliega para coger la BU-101, bien por la BU-P-1001, conocida como la carretera de Arcos. 

La villa empezó a fraguarse en el siglo XI. Las primeras referencias se plasmaron en el siglo XII, en el Becerro Galicano, cartulario monástico elaborado en el Monasterio de San Millán de la Cogolla a finales del siglo XII. Es a finales del siglo XI cuando adquiere su nombre actual.

Es en el siglo XVI cuando la localidad alcanza su plenitud, gracias a la pujanza de la actividad ganadera y agrícola. Aunque Santa María del Campo ha seguido fundamentando buena parte de su actividad en la ganadería y la agricultura, a día de hoy goza de una amplia variedad de empresas de servicios.  

Es en el siglo XVI cuando la localidad alcanza su plenitud, gracias a la pujanza de la actividad ganadera y agrícola

Entre los lugares de interés de la villa destaca la iglesia de Santa María del Campo, majestuosa, lo que hace que sea también conocida de forma popular como una iglesia-catedral, por su gran tamaño.

La monumental iglesia-colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural, se remonta al siglo XIII, cuando comenzaron los primeros trabajos. 

No es hasta el siglo XVIII cuando terminaron los trabajos, que dejó como resultado uno de los templos más grandes, en cuanto a dimensiones, de toda la provincia de Burgos.

Precisamente por lo dilatado de su construcción, la iglesia cuenta con un buen catálogo de estilos desde el gótico, al renacentista e incluso el plateresco, entre otros. 

Al llegar a los pies de este singular templo, lo primero que le llama la atención al visitante es la gran torre renacentista de Diego de Siloe y Juan de Salas. Debajo, destaca un arco flanqueado por columnas que, a modo de porche, da acceso al templo.

Además, cuenta con otras tres puertas de las que resalta la que está situada en la fachada norte de estilo gótico flamígero y que algunos atribuyen a la escuela de Simón de Colonia.

En el interior continúan las sorpresas, con un púlpito de estilo gótico mudéjar; la sillería del coro, muy parecida a la que se encuentra en la Cartuja de Miraflores de la capital burgalesa; el órgano o la sacristía. Pero tal vez el mayor de los tesoros que encierra este templo son las tablas pintadas ‘El bautismo de Jesús’ y la ‘Degollación del Bautista’, de Pedro Berruguete. 

En el interior continúan las sorpresas, con un púlpito de estilo gótico mudéjar; la sillería del coro, muy parecida a la que se encuentra en la Cartuja de Miraflores de la capital burgalesa

La Casa del Cordón es otro lugar de obligada visita. Allí residió de forma temporal Juana I de Castilla, adonde acudió en 1507, un año después de la muerte de su marido,  Felipe I de Castilla. También estuvo en esta casa su padre, Fernando el Católico.

También merece la pena disfrutar de las tres puertas de acceso que aún mantiene la villa, que estuvo amurallada. Se trata del Arco de la Fuente, el Arco de la Costana y el Arco de la Vega

Otro punto de interés que ofrece esta localidad es la ermita de la Virgen de los Escuderos, construida entre 1491 y 1520 bajo el patronazgo de los Almirantes de Castilla, y de la que solo se conservan la iglesia y un par de capillas. 

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