El Correo de Burgos

Entrevista a Enrique Pascual, presidente del Consejo Regulador

“No cerramos la puerta a nadie. Estaríamos encantados de volver a llegar a acuerdos”

El presidente del Consejo Regulador, con la confianza plena de Asebor, afronta las elecciones de este domingo al Consejo Regulador Ribera del Duero, con calma, convencido de que el consenso es la única vía de futuro. “Grandes y pequeños, todos tienen su espacio en la Ribera del Duero”, afirma.

Enrique Pascual lleva cinco años presidiendo el Consejo Regulador. ECB

Enrique Pascual lleva cinco años presidiendo el Consejo Regulador. ECB

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Loreto Velázquez
Aranda

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Este domingo, bodegas y viticultores de la Ribera del Duero tienen una cita con las elecciones a los vocales que gestionarán el Consejo Regulador durante los próximos cinco años. Hablamos con el todavía presidente del Consejo Regulador, Enrique Pascual, quien acaba con el debate de las plantaciones “porque nunca ha existido”. “No se puede debatir sobre lo que estamos todos de acuerdo. Lo que tenemos que hacer es seguir apostando por el entendimiento para mejorar y crecer”.P-. El domingo, la Asociación de Bodegas Asebor, a la que usted representa junto a otros bodegueros y viticultores, se enfrenta a Asaja y URCACYL, que aunque han compartido con ustedes mandato en esta última etapa, ahora se han pasado a la candidatura conjunta con UCCL y la Asociación de Viticultores. ¿Por qué Asaja rompió la alianza del último mandato?R-. Nosotros no nos enfrentamos. Son unas elecciones y estoy seguro de que sea como sea el resultado, sabremos trabajar juntos. Si me preguntas por el motivo de Asaja, no lo sabemos, pero no cerramos la puerta a nadie. Estaríamos encantados de volver a llegar a acuerdos.P-. Uno de los temas más polémicos y que separan a las dos candidaturas son los derechos de plantación.R-. Sorprende la propuesta de Asaja, UCCL, URCACYL y la Asociación de viticultores porque mientras hemos gestionado el Consejo Regulador juntos, hemos coincidido siempre. Nunca ha habido debate. La verdad es que suena a propuesta electoral y responde poco a objetivos que todos compartimos como crecer, fijar población y dar oportunidades a nuevos viticultores y bodegas que quieran seguir creciendo. ¿Cómo queremos progresar si no podemos crecer?P-. ¿Cómo se decide si un año Ribera del Duero crece en plantaciones o no?R-. Nosotros no nos cerramos a nada porque basamos las decisiones en informes técnicos que se hacen cada año. Nuestra idea es crecer en función de las necesidades del mercado y eso por ahora nunca ha afectado al precio de la uva, que no se ha resentido.P-. ¿En qué momento está la Ribera del Duero?R-. En un momento muy importante. Durante estos 40 años se ha hecho un esfuerzo por defender la calidad y eso el mercado lo aprecia y lo valora. En ese camino tenemos que seguir.P-. ¿Qué balance hace como presidente del Consejo Regulador?R-. Quizá no sea el más indicado para juzgarme pero es cierto que juntos hemos logrado cosas muy importantes que han mejorado la gestión y optimizado el presupuesto. Hemos creado ‘marca’ abriendo camino a las bodegas y sus vinos. Hemos trazado una estrategia de promoción nacional e internacional, que funciona. En cuanto al campo, la Ribera se ha abierto por fin a los blancos; se ha puesto en marcha la aplicación WebBacchus, que permite integrar informáticamente en una única aplicación las diversas tareas que desarrolla el Consejo Regulador, así como algunas declaraciones de los operadores inscritos a las distintas administraciones; un tema muy importante de cara a agilizar trámites burocráticos que antes eran terriblemente intensos y quitaban mucho tiempo.P-. ¿Alguna espinita clavada o asignatura pendiente?R-. No somos perfectos. En la adaptación a la Certificación del Consejo Regulador nos hubiese gustado ser más rápidos pero era un tema muy difícil y había que gestionarlo bien. Solo podemos agradecer a los bodegueros, viticultores y personal del Consejo su esfuerzo porque gracias a su colaboración se implantó en tiempo record. En cuanto a asignaturas pendientes, se ha avanzado mucho en la agilización de trámites burocráticos pero queda mucho por hacer y lo haremos.P-. Una de las propuestas que plantean la candidatura de las asociaciones agrarias es el sistema de autocontrol.R-. Es una propuesta que sorprende porque ellos, que como nosotros han estado gestionando dentro del Consejo Regulador, deberían saber que es sencillamente imposible. Podríamos perder la certificación del Consejo.P-. Asaja habla de una mayor transparencia.R-. No lo entendemos. Han estado como nosotros en el Pleno, saben que hemos funcionado bien, que todo se ha aprobado por unanimidad, a excepción del último debate de las plantaciones, que no nos dieron ni la oportunidad de ser escuchados. Fuera de debates estériles, deberían reconocer que en esta etapa ha habido más transparencia que nunca tanto en políticas de promoción, como en presupuestos.Mira, jamás se me habrá oído hablar de la etapa pasada pero cuando no me dejan otro remedio que recurrir. Pueden comparar la transparencia de esta etapa con la anterior, con toda la polémica de la construcción de la sede, que se hizo en contra de nuestra opinión o cuando aprobaron el presupuesto, aprovechando que estábamos ese día en minoría, con un déficit de medio millón de euros. P-. ¿Por qué Asebor se posicionó en contra de la construcción de la actual sede del Consejo?R-. Para empezar porque el espacio no era de nuestra propiedad sino del Ayuntamiento de Roa; era muy pequeño y eso se ve en que ni siquiera hay un aparcamiento decente. Falta espacio, el coste fue desproporcionado (porque la construir sobre un talud era mucho más difícil)  y luego en la obra hubo muchos fallos que a día de hoy padecemos, incluidos problemas estructurales.P-. Entiendo entonces que descartan abrir el Consejo a las visitas turísticas como opinan sus oponentes…R-. Tenemos que tener claro que la sede ante todo es un centro de trabajo para atender y dar servicio a los viticultores y bodegueros, pero si se presenta un proyecto compatible con su función principal y además es viable económicamente, ¿por qué no?P-. Las asociaciones agrarias abogan por trabajar en la eficiencia y la sostenibilidad.R-. En eso estamos todos de acuerdo. A día de hoy las bodegas ya están apostando por la línea ecológica pero les cuesta encontrar uva ecológica.P-. ¿Cómo se puede fijar población en el mundo rural?R-. Negándonos a crecer no. La mejor manera de lograr que la gente se quede y que vengan, es creando riqueza.P-. Hablemos de enoturismo.R-. Es uno de los grandes hitos que se han logrado y ahí el Consejo Regulador y Asebor han tenido un papel decisivo. No hay que olvidar que Asebor es socio fundador de una Ruta del Vino que se ha convertido en apenas siete años en la segunda más visitada de España. En Castilla y León ahí están las cifras: la Ribera recibe el doble de todo lo que suman el resto de rutas de la región y eso son datos del Ministerio. Nuestro compromiso es desde luego, claro. No me gustaría dejar esta respuesta sin agradecer la labor y la valía del actual vocal del Consejo Regulador y candidato, Miguel Ángel Gayubo, que tan bien ejerce como presidente de la Ruta.P-. Ustedes dan mucha importancia a la profesionalización del Consejo. ¿Por qué es tan importante para las bodegas y viticultores?R-. La contratación del director general y del director de promoción ha supuesto un cambio radical para el Consejo Regulador y para el funcionamiento de la Denominación de Origen. Hemos logrado optimizar los recursos, reduciendo los gastos superfluos como la bodega experimental, logrando la deducción del IVA (con lo que ahorramos 600.000 euros al año) y aumentando de forma considerable el presupuesto para promoción, con nuevas vías de financiación, que es al final lo que ayuda a vender.P-. ¿Por qué consideran superflua la bodega experimental?R-. La candidatura de las asociaciones agrarias insisten en retomarla pero nunca funcionó como centro I+D+I. Solo sirvió para elaborar el vino institucional, y esa tendencia está hoy en desuso. Es mucho mejor lo que hacemos ahora, compaginar el vino institucional con la rotación de bodegas y con acuerdos en temas de viticultura con universidades y empresas del sector. Es mucho más útil. Eso por no hablar de lo que costaba: 300.000 euros, una auténtica barbaridad.P-. Como se imagina el día postelectoral.R-. Sea como sea el resultado, seguiremos trabajando con la misma ilusión por la Ribera porque es nuestra tierra y queremos que tenga futuro. Por ello, apostaremos, como hemos hecho estos años, por el consenso porque estamos convencidos de que solo si vamos todos juntos, bodegas y viticultores, tendremos el éxito que esperamos y que Ribera merece.   

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