El Correo de Burgos

Aranda de Duero

'Okupas' en Aranda que no se van de Santa Catalina

Pese a haber una sentencia judicial en su contra, los 'Okupas' continúan y lejos de irse, han puesto televisión. La familia propietaria desespera mientras la casa palidece.

Imagen de la calle Hontanar en Aranda de Duero

Imagen de la calle Hontanar en Aranda de Duero

Publicado por
Loreto Velázquez
Aranda

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Llevan en su casa como 'okupas' cuatro meses y aunque tienen una sentencia judicial en contra, que les obliga a irse, no se van. De hecho, han instalado ahora televisión. “Esto va para largo”, lamenta la propietaria de esta casa ubicada en pleno barrio de Santa Catalina de Aranda de Duero, concretamente en la calle Hontanar. Aunque ahora los ocupas la han hecho “suya”, ahí están sus raíces. “Ahí pasé las mejores navidades de mi juventud. Es la casa de mis padres; era mi casa, mi seguridad pero han violado mi infancia, mis recuerdos… Sé que cuando se vayan no quedará nada”.

La Justicia le ha dado la razón con una sentencia contundente que no daba opción a los ocupas. Debían marcharse pero en el día de gracia que el tribunal les ha dado para recurrir, han recurrido. Toca de nuevo esperar. Todo comenzó en noviembre de 2021. “Me llamó una vecina diciéndome que había visto a dos personas extrañas y que habían cambiado la cerradura. Yo estaba en Madrid, donde vivo, y en una hora estaba poniendo la denuncia. En ese momento, realmente pensé que el problema se solucionaría rápido porque había pasado muy poco tiempo, pero los ocupas argumentaron ante la policía que llevaban varios días y no se hizo nada”.

Aunque era la casa familiar, el tejado estaba muy deteriorado por lo que a la espera de obtener la licencia municipal, disfrutaban yendo al patio y cuidando unos rosales, que ahora los ocupas “han destrozado”. “Eran los rosales de mi madre. No hay derecho”, rechaza.

Ante el juez, los ocupas, una pareja con cuatro hijas, aseguran que a ellos les vendió la llave ‘un tal Mohamed’, por 500 euros, y que son personas vulnerables pero lo cierto es que, según consta en la resolución judicial, desde que llegaron de Palencia a Aranda de Duero nunca se han puesto en contacto con los Servicios Sociales del Ayuntamiento.

Tampoco su estancia está siendo tranquila. Según explica esta familia, los vecinos de la calle han presentado ya un sinfín de denuncias por obras sin licencia, un humo azul que “olía fatal” y que no saben “a qué corresponde” e incluso “por amenazas”. “Hay muchísimas denuncias”.

Y mientras, los gastos para ella se acumulan. “La luz la tienen encendida de día y de noche. He llegado a pagar hasta 300 euros por un mes. Eso no es necesidad; es maldad”.

Conmocionada y afectada anímicamente, la propietaria no esconde su crispación ante una Ley que debería endurecerse de manera urgente.  “¿Por qué tienen que estar ahí? ¿Por qué la ley lo permite? Está claro que no hay un contrato de alquiler y que la propiedad es nuestra. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros todo el daño que están haciendo?”, cuestiona.

"Me niego a pagar un rescate"

Ella hasta ahora no ha querido acercarse por miedo a encontrarse cara a cara con los ocupas y consciente de que una de las alternativas que le propondrían es pagar un “rescate”. “No pienso pagar como tampoco voy a acudir a una empresa como Desokupa para pagar 4.000 euros. Yo acudí a la Policía, he acudido a la Justicia y confío en que todo esto termine porque no dormimos. Estamos todos destrozados”, apremia consciente de que esto “le puede pasar a cualquiera”. “Tenemos un problema social muy importante”.

A sabiendas de que la multa que el tribunal imponga no llegará a nada “porque son insolventes”, la familia pide trabajos sociales, “para que vean lo que cuestan las cosas”.

Los vecinos no esconden su inquietud ante la posibilidad de que esta ocupación de pie de otras. “La Policía tiene que actuar”, urge el presidente de la asociación vecinal, Antonio Adeliño.

De hecho, no ha sido el único caso. El pasado mes de diciembre, unos ocupas intentaron asaltar una casa de este mismo barrio. Los hechos ocurrieron en una casa vacía en el número 9 de la calle Rinconada. Por suerte, en esa ocasión, los vecinos alertaron a la Policía y los ocupas huyeron.

Según explica el presidente de la asociación de vecinos, siguen el modus operandi del “buen okupa”: primero vigilan la casa. Si no entra nadie, observan a los vecinos. Si son mayores, entran a la vivienda y si no hay reacción, cambian la cerradura y se quedan. En caso contrario, adjudican la ocupación a una familia con niños y así “tienen casa segura por más de dos años”.

Ocupas en plena plaza Mayor

No se libra ni el centro de la ciudad. En plena plaza Mayor y a apenas unos metros del Ayuntamiento de Aranda, tres jóvenes, una de ellas estaba en busca y captura por un delito anterior de lesiones; ocuparon en 2017 un edificio que solo se habita en vacaciones. Una vez dentro, rompieron las puertas de las cuatro viviendas y eligieron la que más les gustó, una casa antigua amueblada con un salón grande, cocina, cuatro habitaciones (una de servicio) y dos baños.

Cuando los dueños recuperaron su casa, vieron los destrozos. El lavabo blanco pasó a ser azul. Las paredes se llenaron de grafitis y hasta dibujaron una gran calavera en una de las habitaciones, pero lo peor fue perder los recuerdos. “Se llevaron todas las fotos, algunas centenarias”, lamentaba entonces la familia en este periódico.

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