El Correo de Burgos

Ribera

“Las escuelas rurales tienen mucho futuro”

Hablamos con las directoras del CRA Riberduero en Villalba; el CRA Antonio de Nebrija de Torresandino; el colegio Gloria Fuertes de Villalbilla de Burgos y el CRA Siglo XXI de Sotillo de la Ribera. Ellas lo tienen claro: los niños terminan con la misma formación pero más cuidados.

Las directoras de los Centros Rurales Agrupados, Riberduero, Antonio de Nebrija, Gloria Fuertes y Siglo XXI

Las directoras de los Centros Rurales Agrupados, Riberduero, Antonio de Nebrija, Gloria Fuertes y Siglo XXI

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Loreto Velázquez
Aranda

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Llevan media vida enseñando en pueblos y todas coinciden: la educación en la escuela rural tiene mucho futuro. “Somos escuela de calidad y calidez y mucho más: somos escuela bilingüe, tecnológica, dinámica, abierta, solidaria, cooperativa y por eso tenemos futuro”, reivindica la directora del CRA Riberduero, en Villalba, María Antonia del Barrio Tejedor, agradecida tanto a las familias “que ponen en nuestras manos lo que más quieren”, como a unos alcaldes que apuestan por ellas y una Junta de Castilla y León que está “al pie del cañón” para que nada les falte.

En Villalba de Duero, María Antonia dirige un centro agrupado que incluye los colegios de Fuentespina (que actúa como cabecera), Castrillo de la Vega y Vadocondes. En total, 156 niños y 22 profesores o como ellos prefieren, maestros. “Nos esforzamos cada día por seguir aprendiendo para enseñar mejor y además contamos con las últimas tendencias como los paneles interactivos y ahora con la robótica, gracias al proyecto Ruralbotic (una iniciativa pionera a nivel nacional que promueve la Fundación ASTI con la Fundación La Caixa y que tiene como objetivo acercar la robótica a las zonas rurales de Burgos)”, agradece orgullosa de una educación pública que en el caso del mundo rural juega un papel principal.

Sin apenas quejas y con servicios. Desde hace diez años cuentan con servicio de madrugadores en dos de los cuatro centros y de comedor en todos. “Nos falta que las familias sigan conociéndonos y apostando por nosotros. En obras siempre se puede mejorar. El patio, por ejemplo, se ha quedado aquí un poco encajado pero poco a poco. Confiamos en la Junta y en nuestro alcalde, Alberto, que hace todo lo posible para que nuestros niños estén bien”.

Sotillo de la Ribera, La Horra y Gumiel de Mercado

Igual de contentos, o más, están en el Centro Rural Agrupado Siglo XXI de Sotillo de la Ribera (un centro que incluye además La Horra y Gumiel de Mercado), tras conocer que Educación ha decidido rectificar por lo que no habrá cambios en las matriculaciones y los niños de Pinillos de Esgueva, Cabañes de Esgueva y Terradillos de Esgueva podrán seguir yendo al C.R.A Siglo XXI y no estarán obligados a ir al colegio de Roa.

Ahora el reto se centra en conseguir el ansiado servicio de comedor. “Estamos esperando la resolución”, asegura la directora, Alba Saldaña.

A la hora de analizar las preocupaciones de las familias que se acercan a conocer estos centros, hay una pregunta que siempre surge: “¿Llegará mi hijo al instituto con la misma formación académica que en los colegios de ciudad? Alba Saldaña despeja cualquier duda. “Llegan perfectamente formados y además llegan cuidados porque al ser tan poquitos somos como una familia. Con verles la cara ya sabes que algo pasa y eso dice mucho”.

Torresandino, Tórtoles y Cilleruelos

En el Centro Rural Agrupado Antonio de Nebrija que engloba los colegios rurales de Torresandino (cabecera), Tórtoles de Esgueva y Cilleruelos de Abajo, el comedor no es el problema, porque al vivir la mayoría de niños en las localidades de los colegios, no hace falta, pero sí tienen otras necesidades. Con 40 niños, con edades comprendidas entre los 3 y los 12 años, que se reparten en dos clases en cada localidad, una para los más pequeños y otra para los mayores, su caso es un poco más complejo.

Por un lado está la movilidad de las familias (muchas, inmigrantes) que hace que muchos niños abandonen el centro y que siempre se tengan que hacer cuentas de cara al nuevo curso, pero también por los cambios en el profesorado. “Al final o eres en Aranda o Lerma, o Torresandino te pilla un poco a desmano y la gente tiende a acercarse al lugar de origen”, lamenta la directora, Estefanía Quintana, convencida de que la escuela rural es un proyecto de vida “que merece la pena”.

Ante la incertidumbre, Estefanía insiste en la importancia de contar con ordenadores portátiles o tablets. “Ahora que nos hemos metido en el proyecto Ruralbotic nos vemos muy limitados”, admite.

Aunque la dirección provincial les dio el año pasado cuatro portátiles, al tener que repartir entre las tres localidades, siguen cojos por lo que algunos niños traen los suyos de casa. 

Villalbilla de Burgos

Muchos menos problemas tiene el colegio Gloria Fuertes, en Villalbilla de Burgos. Su cercanía con Burgos capital le pone las cosas mucho más fáciles, empezando por una plantilla consolidada que permite hacer planes educativos a largo plazo. El centro cuenta con 118 alumnos; servicio de comedor y transporte para las dos pedanías. Es también bilingüe y tiene el nivel TIC 5, el nivel más alto de tecnología. “En nuestro caso tenemos la ventaja de estar cerquita de burgos pero también de funcionar con la cercanía de la escuela rural. Aquí, por ejemplo, en Sexto de Primaria son doce niños. Es casi una clase particular y eso se nota”, destaca la directora, Judith Baras, mientras coincide con su compañera, Estefanía Quintana. “Es absolutamente falso que en los colegios rurales se dé menos formación. “Llegamos igual o más”, zanja.

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